Ejemplos con desgreñados

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Media hora llevábamos de paseo, cuando advertí que de la parte de los altos de Barahona venía una nube parda con visos amarillos en sus rebordes desgreñados, avanzaba como fúnebre cortina que sólo cubría parte del cielo, pues hacia el Oeste brillaba el sol.
Su cuerpo temblaba, y con frecuencia llevábase las manos a los desgreñados pelos para arrancarse algunos, o para echarlos todos hacia atrás.
Esta, con los ojos de espantada, los cabellos desgreñados, la frente cubierta de sudor copioso, las mejillas encendidas por la fiebre, repelía con ambas manos a la madre y le repetía:Déjame, mamita, déjame ver esa cara de hereje.
Mi vestido enlodado y hecho pedazos, los cabellos desgreñados y mi aspecto indudablemente terrible causaron impresión a los dueños de casa.
El sol entró de pronto-una mañana sin crepúsculo, sin aurora, agresivo y procaz, que ardía con ira incendiando a los borrachos que yacían unos en el suelo, abrazados a las botellas, otros sobre el catre o de bruces en la mesa, desgreñados, desnudos, sudorosos.
Los desgreñados pelos rojos se desprendieron de un tirón, y ante nosotros quedó, sentado en el camastro, un hombre pálido, de expresión triste y aspecto refinado, pelo negro y piel suave, frotándose los ojos y mirando a su alrededor con asombro soñoliento.
Al aproximarnos vi salir de unos ranchos, que más parecían cuevas de zorro que vivienda humana, a cuatro o cinco milicos desgreñados, vestidos de chiripá todos ellos, con alpargatas unos, con botas de potro los demás, con el pelo largo, las barbas crecidas, la miseria en todo el cuerpo y la bravura en los ojos.
El aseo y decencia en su porte de vestir, se halla muy descuidada por lo común entre estas gentes, no sólo en los aprendices, sino también en los oficiales y maestros, saliendo a la calle desgreñados, sin peinarse, ni lavarse las manos y cara, y aun con roturas en sus vestidos por el desaliño de no coserles a tiempo.
Media hora llevábamos de paseo, cuando advertí que de la parte de los altos de Barahona venía una nube parda con visos amarillos en sus rebordes desgreñados, avanzaba como fúnebre cortina que sólo cubría parte del cielo, pues hacia el Oeste brillaba el sol.
Los suelos, acabados de barrer, las banquetas y los cachivaches del mostrador, colocados con más simetría que los soldados en parada, en el fondo, algunos mozos, en mangas de camisa, desgreñados y con el mandil muy sucio, limpiando tazas y cafeteras o apilando terroncitos de azúcar sobre los platillos ''ad hoc'', los marmitones entrando y saliendo por la puerta de la cocina, cargados de bandejas, o conduciendo cacharros, y por, último, la figura del amo, inspeccionando y dirigiendo todo al paño.
La gente se amontonaba en el portal de la taberna y en el de la iglesia, y toda ella era de Rinconeda: los hombres, desgreñados, rotos, sucios de fango y de verdín, con las caras borrosas, hinchadas, tintas en lodo y en sangre, las mujeres, en refajo, con las sayas vueltas sobre la cabeza.
Los dos jóvenes lo dejaron tranquilo, y él, hundido allí, a la manera de perro acosado, sin ánimo para moverse y con miedo de ir en busca de una piltrafa, se durmió profundamente, recogidas las flacas piernas laceradas y apoyada sobre los brazos escuálidos la enorme cabeza de idiota, cuyos cabellos desgreñados caían ocultando el resto.

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