Ejemplos con desdeñó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Las damas que vestían de manolas para sus fiestas pertenecían muchas veces a la aristocracia, esa que desdeñó los temas mitológicos por diversiones campestres.
Paine la desdeñó en el mismo tono que había utilizado en su libro:.
Al ver que la ciudad no se alteró del todo, Gutiérrez desdeñó la protesta y dijo que todos quienes no protestaron con el Alcalde están a favor de su gestión.
Una mujer calidonia que desdeñó a Coreso, un sacerdote de Dioniso, que imploró venganza al dios.
Auden, que había sido colaborador de Britten y posteriormente se alejó de él, la desdeñó considerándola terrible puro Kensington, mientras muchos otros la alabaron.
Él no desdeñó hablar con la mujer pecadora.
Marlene Dietrich era la actriz deseada como Fedora y Faye Dunaway como su hija Antonia, pero Dietrich desdeñó el libro original y pensó que el guión no era ninguna mejora.
Aunque no desdeñó el retrato y pintó algunos buenos, sus preferencias parecen haber ido hacia el paisaje.
Mostrábase la moza blanda y accesible, y tales ventajas brindó el amor mío a su loca imaginación que desdeñó los obsequios y la palabra de casamiento que le había dado el , remoquete con que designan en aquellas tierras al alguacil de Ayuntamiento.
La Condesa los desdeñó a todos.
Casimiro no iba con buen fin y Nicolasa le desdeñó siempre, pero de esto informará a V.
Pasó de allí Pompeyo a Amiso, y vino a pagar su rencillosa emulación cayendo en lo mismo que había reprendido, pues habiendo censurado amargamente en Luculo el que hirviendo aún la guerra hubiese arreglado las pro- vincias, haciendo también la distribución de los dones y premios que los vencedores acostumbran hacer concluida y terminada aquélla, ejecutó él mismo otro tanto en el Bósforo, cuando todavía Mitridates estaba mandando y conservaba respetables fuerzas, como si todo estuviera acabado, tomando disposiciones en las provincias y distribuyendo presentes con motivo de haber acudido a él generales y otros sujetos de autoridad y doce reyezuelos de los bárbaros, y aun por esto, contestando al rey de los Partos, se desdeñó de darle, como todos los demás, el título de rey de reyes, por no desagradar a estos otros.
Sin duda ignoran que Platón cortó el hilo de uno de sus más hermosos diálogos para explicar cómo se quita el hipo, y que Homero no desdeñó cantar en versos de arte mayor cómo se asa un buey.
Ofrecíles mi ayuda para aquella faena, pero la desdeñó Lita con un gestecillo muy intencionado y dos frases de cortesía para templarle.
Edgard desdeñó la ignominia de un aire tan impuro, y se recluyó otra vez en sus magnas residencias, en sus mansiones, donde a placer se le ofrecían las beatitudes de una existencia inimitable, y donde se alzaba el telón de encaje bordado de perlas, para descubrir el espectáculo de la miseria y el dolor.
Él no desdeñó los ramos floridos de oliva y las gallardas y vencedoras palmas con que le recibieron el día de su triunfo.
El que lo era Todo no se desdeñó de encarnarse en la miserable naturaleza humana para sufrir todos los dolores inherentes a ella, por amor a ella misma.
Y tampoco desdeñó a estas mismas amazonas, cuyos rostros, bajo los trajes guerreros eran los de un niño de mejillas frescas, sin asomo de pelo ni bozo.
E la constançia e firmeza herculina non dubdó el mentiroso toro o contrafecho esperar, así como desdeñó la paresçiente sierpe e non real.
Varias personas procuraron infundir sospechas en el joven, sobre la sólida posición de su futuro suegro que había sufrido en la bolsa pérdidas de consideración, pero con un desinterés y confianza sublimes, desdeñó los avisos, teniendo la delicadeza de no decir una palabra sobre ellos al señor Danglars.
Nombrado y designado Pompeyo cónsul en esta forma por Sulpicio, que mandaba en el interregno, saludó con mucha expresión a Catón, reconociendo que le estaba muy agradecido, y le pidió que fuera su asesor particular durante su mando, pero Catón se desdeñó de que Pompeyo le diese gracias, pues que nada de lo que dijera lo había dicho por consideración a su persona, sino a la república, y que sería en particular su asesor si le llamaba, pero que si no le llamase diría en público lo que creyese conveniente.
Formó Amasis su tratado de amistad y alianza mutua con los de Cirene, de entre los cuales no se desdeñó de tomar una esposa, ya fuera por antojo o pasión de tener por mujer a una Griega, ya por dar a estos una nueva prueba de su afecto y unión.
Habló Craso a las tropas, y en el discurso dejó escapar una expresión que en gran manera disgustó al ejército, porque dijo que rompería el puente para que ninguno pudiese volver, y cuando convenía- luego que conoció el mal efecto que había producido- recogerla y alentar a los tímidos, se desdeñó de hacerlo por orgullo.
Dícese, pues, de él, que huyó a Seleucia, cerca del Tigris, donde, habiéndosele rogado que hiciese uso de su arte, los desdeñó con altanería, respondiendo que un delfín no cabe en un plato: que habiendo pasado de allí al palacio de Cleopatra, hija de Mitridates y mujer de Tigranes, se le levantó inmediatamente una calumnia, y como por ella se le prohibiese el trato con los Griegos, de hambre se quitó la vida, y, finalmente, que Cleopatra le sepultó con magnificencia, estando enterrado en Safa, que es como se llama una de aquellas aldeas.
No teniendo, pues, en tanto el haber sido nombrado legado por Metelo como el que la fortuna le ofreciese tan favorable oportunidad y le introdujese en tan magnífico teatro, se esforzó a dar pruebas de toda virtud, y llevando consigo la guerra mil incomodidades, ni rehusó ningún trabajo, por grande que fuese, ni desdeñó tampoco los pequeños.
Al principio recibió mal a la muchedumbre, y desdeñó su celo y su ansia de honrarle, como quien no necesitaba de tal mando, mas, presentándosele todos los días a sus puertas rogándole que concurriese a la plaza y aclamándole, se dejó por fin convencer, y mostrándose entre los que pedían el consulado, pareció no que iba a recibir el mando, sino que llevaba ya la victoria y el triunfo de la guerra, y que daba facultad a los ciudadanos para celebrar los comicios: ¡tanta fue la esperanza y seguridad que inspiró a todos! Nombráronle, pues, segunda vez cónsul, no dejando que se echaran suertes sobre el mando de las provincias, como era de costumbre, sino decretándole desde luego el mando de la guerra macedónica.
Algunos se burlaron de él porque no admitió la tiranía, y el refiere esas burlas en estos versos, hechos a ese propósito: No fue Solón aquel que se creía por su saber y juicio celebrado, pues brindándole Dios con grandes bienes los desdeñó.
Pero, si la primavera ahí, es corta, si el viento en la llanura, esparce violentamente los gérmenes, en vez de depositarlos con suavidad en el seno de las flores, no por esto dejan de flotar en ella efluvios amorosos, lo mismo que en los bosquecillos más floridos de esas campiñas descriptas por los poetas, tan bellas que parecen sueño, y de lo que desdeñó Cupido, se apoderaron los Sátiros, dioses atrevidos del procreo brutal.
Este género de camorras y pequeñas victorias habían dado al gaucho un gran ascendiente sobre los indios, habiendo llegado Simón hasta ofrecerle que si se quedaba allí lo haría capitanejo y lo casaría en la tribu, oferta que el gaucho vivo no desdeñó, para no perder el cariño que le tenía el cacique, cariño de que pensaba sacar un partido más provechoso.
Rayaba Elena en los doce febreros cuando la conoció Gil Gil, y como en aquella casa pasaba el joven paje por hijo de una muy noble familia arruinada -piadoso embuste del conde de Rionuevo-, la aristocrática niña no se desdeñó de jugar con él a las cosas que juegan los muchachos, llegando hasta darle, por supuesto en broma, el dictado de novio, y aun a cobrarle algún cariño cuando los doce años de ella se convirtieron en catorce, y los catorce de él en dieciséis.

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