Ejemplos con descolgaba

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Solamente había una posibilidad de entrar y era por medio de una escalera de cuerda que se descolgaba desde el interior.
Después se le descolgaba y, si todavía estaba vivo, se le arrojaba al abismo para convertirlo en un kusabi.
Aunque Mayo ganó una etapa en la Dauphiné Libéré, el Tour fue una decepción para el equipo con el abandono por una faringitis de Mayo, tras protagonizar una lamentable discusión con el cámara de la televisión francesa que le estaba grabando cuando se descolgaba del pelotón en la primera ascensión de la etapa, el Tourmalet, llegando incluso a insultarle en varias ocasiones.
Para su colocación, Ventura Rodríguez discurrió el realizar un andamio volante que se descolgaba por medio de unas cuerdas enrolladas a un cabrestante situado en el recinto definido por los cuatro grandes arcos del tercer cuerpo de la torre.
El imprudente que se descolgaba le servía de pasto.
¿Se descolgaba usted con esa soga que tiene en las manos?.
Expirante Septiembre, se descolgaba de la sierra, por las tardes, un vientecillo enteramente soriano, crecían las noches, descargaban a menudo copiosas lluvias que nos privaban del paseo, y pronto nos haría la nieve sus primeras visitas.
Al principio no distinguí nada, pero ella con el rostro alterado, la mirada chispeante y el índice extendido hacia un punto fijo, dirigió mi atención al tejado de una de aquellas casas, de cuyo alero, un muchacho se descolgaba trabajosamente por una cuerda.
Cuando pasaban por delante de algún caserío, se detenían a instancia del seminarista, descolgaba éste la gaita de los hombros y comenzaba a soplar con furia.
No puedo acusar terminantemente a mi adorada nieta, pero sí te diré que al anochecer del sábado vi a un hombre que se descolgaba al patio por el balcón del cuarto de tu mujer.
Cuando se distribuía una res, dividiéndose en innumerables pedazos destinados a tan diversas necesidades humanas, se descolgaba otra.
Su mano izquierda avanzaba desafiadora, blandiendo un haz de víboras, crispábase la derecha en garfio sobre uno de los senos, hasta ellos descolgaba un collar de esmeraldas.
Se remontaba a lo más alto de cuanto había oído y leído sobre aquella empingorotada región de la cordillera cantábrica, y era de ver cómo se las había, primeramente, con los celtas, nuestros supuestos progenitores, y se descolgaba enseguida de allí para enzarzarse mano a mano y como quien ventila y justiprecia ordinarios y corrientes asuntos de familia, con aquellas tribus montaraces, con aquel cántabro feroz que pasó los Alpes y luchó con Aníbal contra Roma y derrotó a Escipión en el Tesino.
Expirante Septiembre, se descolgaba de la sierra, por las tardes, un vientecillo enteramente soriano, crecían las noches, descargaban a menudo copiosas lluvias que nos privaban del paseo, y pronto nos haría la nieve sus primeras visitas.
¿Se descolgaba usted con esa soga que tiene en las manos?.
El insecto que aleteaba sobre las flores, la araña que se descolgaba por una cuerda casi ideal, una vela en el horizonte, un escollo, que con el movimiento del agua se tapaba y se descubría como el que acecha, asomando a intervalos la cabeza.
Oyó un ruido que le pareció el de un balcón que abrían con cautela, dio dos pasos más entre los troncos que le impedían saber qué era aquello, y al fin vio que cerraban un balcón de su casa y que un hombre que parecía muy largo se descolgaba, sujeto a las barras y buscando con los pies la reja de una ventana del piso bajo para apoyarse en ella y después saltar sobre un montón de tierra.
¡Cuando su cuerpo entero se estremecía a los sones del tiento! Felicidades amorosas enlucían sus ojos y plegaban sus labios, las coplas eran mordidas suavemente por sus, dientecillos, el pelo se descolgaba en rizos por sus sienes y por su nuca, temblamientos gozadores agitaban su pecho, sus caderas oscilaban en poderío bravucón y sus pies iban escribiendo sobre el suelo un poema de sensualidad.
Otro joven, como de cuatro o cinco años más, se descolgaba al mismo tiempo de uno de los cerezos inmediatos, a cuyo pie estaba un hombre bastante entrado en años.

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