Ejemplos con desapasionado

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Encabezaron esta ruptura figuras como José Luis Cuevas, quien optó por un estilo modernista, desapasionado de la política en oposición a sus colegas muralistas.
Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Extremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales, que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia, y puesto con un montante en la entrada de un puente, detuvo a todo un innumerable ejército que no pasase por ella, e hizo otras tales cosas, que si como él las cuenta y escribe él asimismo con la modestia de caballero y de cronista propio, las escribiera otro libre desapasionado, pusieran en olvido las de los Héctores, Aquiles y Roldanes.
Merengue se comportaba según exigen las convenciones sociales más conservadoras: serio, formal, ecuánime, correcto y desapasionado, sin perder jamás la compostura, mientras que su otro yo revelaba en el último cuadrito de la tira los verdaderos sentimientos o pensamientos del doctor.
En sus presentaciones públicas o ante los medios cultivaba un estilo particular, ácido y desapasionado, a menudo tildado de pedante.
Moa considera que si bien la historia debe escribirse de un modo desapasionado, la realidad es bien distinta, utilizándose el pasado como arma política para atacar a la derecha política.
Es difícil, ciertamente, hacer un análisis desapasionado de las Milicias de la Cultura y un contraste objetivo de las cifras ofrecidas.
Por otra parte, en el estudio desapasionado de esa civilización que algunos nos ofrecen como único y absoluto modelo, hay razones no menos poderosas que las que se fundan en la indignidad y la inconveniencia de una renuncia a todo propósito de originalidad, para templar los entusiasmos de los que nos exigen su consagración idolátrica.
Como para entonces no viviré yo, y como en el estado presente del mundo estoy ya harto de la vida práctica, he resuelto refugiarme en la contemplación, y a fin de gozar del espectáculo de las cosas humanas, mezclándome en ellas lo menos posible, voy a tomar asiento, como espectador desapasionado, en la propia Villabermeja.
Y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Estremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia, y, puesto con un montante en la entrada de una puente, detuvo a todo un innumerable ejército, que no pasase por ella, y hizo otras tales cosas que, como si él las cuenta y las escribe él asimismo, con la modestia de caballero y de coronista propio, las escribiera otro, libre y desapasionado, pusieran en su olvido las de los Hétores, Aquiles y Roldanes.
Aunque la curiosidad le quemaba las entrañas, aguantaba la comezón y se contentaba con sus conjeturas: lo principal, lo primero no era querer saber a la fuerza más de lo que ella espontáneamente quería decir, lo principal, lo primero era mostrarse discreto, desapasionado, superior a los defectos vulgares de la humanidad.
Que, por entonces, era Verónica la que merecía las preferencias corteses del incombustible caballero, que hablaban a menudo, que la conversación de él le parecía muy amena y entretenida a ella, y que, según ella podía juzgar, no le desagradaba la suya al otro, que de esta mancomunidad de complacencias, había ido naciendo como cierto propósito de variar de tema en las conversaciones, y de meter la sonda de la curiosidad en las espesuras del alma y en las profundidades del pensamiento, que se andaba tiempo hacía en preparativos de ello, más o menos ingeniosos, y que todo esto y mucho más podía hacerse entre un hombre tan desapasionado como Guzmán, y una mujer tan despreocupada como ella, sin que el amor interviniera para nada en el juego.
Las causas, según su propio discurso, eran las mismas de entonces, en lo fundamental del fenómeno, pero, según mi desapasionado entender y con los autos a la vista, puede haber un error muy considerable en aquel diagnóstico, por lo que toca a las fuentes mediatas de la enfermedad.
Como él esperaba, su libro, sincero, noble, leal a la tradición de la sana piedad humana, no llamó la atención, porque nadie se tomó el trabajo de ayudar al buen éxito, dijeron de él cuatro necedades los críticos semigalos que creían seguir la moda con su desfachatado materialismo, con su procaz edonismo de burdel y su estilo de falso neurosismo, pero ni la crítica digna, la que no hace alarde de ser cínica y de no pagar al sastre ni a la patrona, ni el público imparcial y desapasionado dieron cuenta de sí.
Se ven los defectos del pensador, del artista, se reconoce que no es desapasionado, que no tiene la abnegación estética entre los dones de su ingenio, que mira el mundo a través del egoísmo, se nota, en la manera de exornar las visiones poéticas, cierta monotonía que nace del riguroso sistema de producir siempre, en breves poesías plásticas, cuadros y más cuadros, ya psicológicos, ya naturales, ya compuestos, se echa de menos algo de lo que nos dan con exceso poetas anteriores, en que la poesía degenera en discurso, y la corriente rítmica se desborda y llega a causar otra monotonía: la de las pampas inundadas, se advierte que no pulsa muchas cuerdas el autor de tantos y tantos modelos de corrección y exactitud, de concisión y facilidad graciosa, pero a pesar de tales defectos, y aun de otros, subsiste siempre la idea de que se ha tenido enfrente aun de dichos pocos semejantes que tenían algo de nuevo por contarnos y que sabían decirlo de una manera agradable, original y propia.
Me abrumaba la carga de tristes presentimientos, y era harto crítica mi situación en aquellos días para no sentir, con la necesidad de un consejo desapasionado, la más apremiante de un desahogo de pesadumbres.
Estos eran los ecos de la tertulia para un espíritu desapasionado y observador, no así para el viejo maniático, que no podía explicarse semejantes rumores sino atribuyéndolos a alguna ocupación ilícita, perturbadora y completamente extralegal.
consumido mi entusiasmo, se quedó mi razón a solas con su propio juicio desapasionado.
Atúvose a este último efecto como más llevadero, y para hacerle más justificable a sus propios ojos y sacar de él todo el partido posible en obsequio a su situación, buscó en nuevas razones de su interlocutor desapasionado la fuerza de que carecía su propio convencimiento.
He estudiado una familia de inmigrantes italianos, y los resultados a que llego no son excepciones, sino casos generales, los cuales pueden ser constatados por cualquier observador desapasionado.
De aquí que, siendo la verdad una sola, y habiendo doscientos que, opinando de otras tantas maneras, pretenden todos hablar con ella, comprenda al cabo el desapasionado ciudadano que todos mienten, que todos lo saben, y que todos le explotan.
¡Qué remonísima estaba cuando me decía estas cosas con alterada voz y palabra torpe, despojando de sus farolillos encarnados con una mano, y no muy firme, la penquita de brezo que sostenía con la otra, los ojos humedecidos y cobardes, sonrosadas las mejillas y un poco agitado el seno! Ella así y yo animándola con la mirada «enternecida» y la frase dulzona, representábamos la escena sempiternamente cursi a los ojos de un espectador desapasionado y frío, pero yo, que había sido de éstos hasta entonces, la encontraba hasta sublime, y me producía sentimientos e impresiones que jamás había notado en los profundos de mi corazón.
-Y no obstante, jamás quisiste someterme a un juicio desapasionado y sereno.

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