Ejemplos con desafecto

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Algo de esta recobró al volver a su casa, porque no disimulaba el desafecto que en su corazón dejaron las Madres.
¿No es un oprobio que todavía tengamos aquí, y que se codeen con nosotros, los representantes de la voluntad nacional, más de cuatro individuos de la cepa de los Muñoces de Tarancón? Y los tales están bien agarrados, pues haylos que se defienden quitándole motas a Don Martín de los Heros, haylos en la Capilla de Palacio, en forma de clérigos o capellanes más o menos brutos, haylos y haylas en el servicio inmediato de Su Majestad y Alteza, bien avenidos, a fuerza de adulaciones, con la señora marquesa de Bélgida, hoy camarera mayor, de quien nada tengo que decir, como no sea que despliega excesiva indulgencia y blandura con el personal desafecto a la Regencia votada por las Cortes.
-No creo que Su Majestad, tan piadoso, tan buen cristiano, tan justiciero, tan cariñoso para todos los que no nos hemos contaminado de la constitucional pestilencia, niegue una pretensión tan razonable, mayormente si considera que el fiero enemigo, de cuyas garras queremos librarnos, es un hombre a quien suponen un poco desafecto al régimen actual.
¿No es un oprobio que todavía tengamos aquí, y que se codeen con nosotros, los representantes de la voluntad nacional, más de cuatro individuos de la cepa de los Muñoces de Tarancón? Y los tales están bien agarrados, pues haylos que se defienden quitándole motas a Don Martín de los Heros, haylos en la Capilla de Palacio, en forma de clérigos o capellanes más o menos brutos, haylos y haylas en el servicio inmediato de Su Majestad y Alteza, bien avenidos, a fuerza de adulaciones, con la señora marquesa de Bélgida, hoy nuestra camarera mayor, de quien nada tengo que decir, como no sea que despliega excesiva indulgencia y blandura con el personal desafecto a la Regencia votada por las Cortes.
Ya he dicho cuál es la causa de la tibieza de Regla: el desafecto de Gedeón data de la pérdida de aquellos bríos bestiales que fueron su único afán.
¡y lo veía ya trascurriendo como cualquiera otro, en conversación vacía e indiferente! «Sí -pensaba-, la armonía se ha roto entre los dos con la ausencia, ¡la cadena que nos unía se ha desoldado con la separación! ¡Cuán profundo es el abismo que cava la ausencia entre dos amantes! ¡Oh! ¡vosotros los que amáis, no os separéis nunca, no pongáis ese obstáculo entro vuestros corazones, la ausencia siempre desune, siempre origina algún mal que no se percibe al principio, pero que es la causa del desafecto futuro!.
En aquellos tiempos estaba seguro de que mi desafecto hacia.
Mas había algunos que alababan lo hecho, mirando a Aníbal, mientras viviese, como un fuego que convenía apagar: porque ni aun cuando estaba en vigor eran su cuerpo o sus manos lo que a los Romanos se hacía temible, sino su talento y su habilidad, juntamente con su odio ingénito y su desafecto, de las cuales cosas nada disminuye la vejez, sino que el carácter queda con las costumbres, y sólo es la fortuna la que no permanece la misma, y aunque decaiga, siempre excita a nuevas empresas con la esperanza a los que son movidos del odio a hacer la guerra.
No soy su desafecto, por más que use de este lenguaje, como no lo es el hermano que reconviene duramente a sus hermanos, cuando tiene por mira evitar un extravío y prevenir una afrenta de familia.

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