Ejemplos con derrochó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Los combates fueron durísimos y se derrochó valor por ambas partes, buena parte de los artilleros de Yáñez fueron heridos o muertos y hubo que improvisar nuevos servidores de las piezas.
Aunque su familia tenía unos ingresos aceptables cuando ella era pequeña, su padre los derrochó en proyectos especulativos.
Johan Tzerclaes, Conde de Tilly, derrochó más de dos tercios de su ejército, contra Gustavo II Adolfo de Suecia, que solo sufrió pérdidas relativamente bajas.
En su luna de miel Rhett derrochó dinero para que Scarlett pudiera disfrutar de los lujos más exagerados que ella nunca había podido soñar, ni siquiera en la etapa anterior a la guerra cuando era la hija consentida de un rico terrateniente.
Mostróse muy apurada entonces, y Narcisa, abusando de aquella turbación inocente, derrochó sobre la muchacha las recriminaciones y acudió después a las amenazas.
En vano Núñez derrochó su ingenio para convencerla, en vano apeló después a las súplicas ardientes, a los dictados cariñosos.
Hizo gala Rapella de su cortesanía, y derrochó sin tasa el énfasis de su especial oratoria familiar.
Las galas con que esta ataviada son de forma feísima y sólo tolerable por las armonías de color y maravillas de ejecución que derrochó Velázquez, al pintar aquellos tisues, tules, cintas, lazos, joyas y plumas, que crujen, brillan y ondulan como si el aire las moviera.
Quien esto derrochó en una calaverada, ¿no podía darme a mí cinco mil para que me casara? Por supuesto, el pretender casarse entonces a los diez y siete años, era una calaverada peor que la de gastar siete mil millones en una guerra.
Derrochó, eso sí, el humor que le distingue tanto, a costa de las tres mil personas que formaron las comparsas: rió mucho cuando Voltaire y Rousseau fueron llamados a ocupar los asientos respectivos, y al oír decir a Montesquieu que llevaba zapatos Carlos IX porque le dolían mucho los callos.
” En sus gastos fue más ceñido Nicias, empleando su caudal en ofrendas, en dar espectáculos y en instruir coros, cuaudo todo lo que Nicias tuvo fue muy pequeña parte de lo que derrochó Craso en dar un banquete a tantos millares de hombres y en abastecerlos después, mas esto no debe parecer extraño, cuando nadie ignora que el vicio es una anomalía y desarreglo en las costumbres, y así se ve que los que allegan por malos medios suelen después invertirlo en buenos usos.
Encargado, después, del cuidado de la Vía Apia, derrochó mucho de su caudal, y como, creado edil, presentase trescientas veinte parejas de gladiadores, y en todos lo demás festejos y obsequios de teatros, procesiones y banquetes hubiese oscurecido el esmero de los que le habían precedido, tuvo tan aficionado al pueblo, que cada uno excogitaba nuevos mandos y nuevos honores con que remunerarle.
Derrochó prontamente en juego, galanteos y orgías la pingüe herencia que le transmitieron sus padres, e inútil para todo trabajo, incapaz de avenirse con la pobreza, acudía a las más ruines artimañas, a fin de sostener aparentemente su rango.
En estos trotes, García Grande, cuya determinación psico-física acusaba dos formas primordiales, linfatismo y vanidad, derrochó su fortuna, la de su mujer, y parte no chica de varios patrimonios ajenos, porque una sociedad anónima para asegurarnos la vida, de que fue director gerente, arrambló con las economías de media generación, y allá se fue todo al hoyo.
Sus contemporáneos acusaron a Amat de poca pureza en el manejo de los fondos públicos, y daban por prueba de su acusación que vino de Chile con pequeña fortuna y que, a pesar de lo mucho que derrochó con la Perricholi, que gastaba un lujo insultante, salió del mando millonario.
Apropióse de la hacienda común el que antes no tenía un junco, compró arrozales, adquirió casa, hubo servidumbre, derrochó entre los suyos los bienes de los demás y las contribuciones de los de Siké pasaron a ser cuentas corrientes en los bancos, vendió en ventas deshonestas muchas propiedades del Estado, encarceló a los vasallos, violentó la leyes, ultrajó la libertad, quemó, saqueó, extorsionó, no hubo institución ni persona que no tuviera que reprocharle algún manejo innoble.
Su hermano tenía otra vez bastante dinero, pero entre sus deudas y sus locuras lo derrochó vergonzosamente.
Para sus contemporáneos —a excepción de pocos nobles espíritus— fué un gran poeta que tenía un defecto, se emborrachaba y hacía una vida absurda: ''Derrochó sus felices dotes naturales, que hubiese podido desarrollar para bien de su obra y de su reputación, haciendo una vida más metódica''.
En periódicos, asambleas, reuniones y clubs derrochó elocuencia y energía el mozo, logrando hacerse centro de un grupo animado de más patrióticos deseos, determinado a seguir a su jefe hasta cualquier extremo y fin, pronto a la acción y a la lucha.

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