Ejemplos con declaré

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y lo consigue, se hace la poesía en tramos como en XVIII a intervalos recibo el mandato/ del destino de un texto creo/ ser un gozo irregular/ esto me intriga deliberadamente/ detiene y sigue a tramos/ en aquiescencia toda vez inédita/ como ceremonia contraje fonemas/ grafías para detalles de su don necesario/ declaré el contacto físico con la refinada soledad/ intentando honrar el vocablo que a impulsos/ calla el entendido silencio que evoca.
Cuando se hizo cargo Aramburu de la Presidencia, declaré tres días de huelga.
Después del arresto, inmediatamente bajé mis armas y declaré toda la verdad.
El juez me interrogó por si sospechaba quién podía ser el secuestrador, pero yo declaré que no tenía ningún indicio.
Pero, sin dejar salir de mis labios la menor objeción, declaré que obedecería ciegamente sus mandatos.
En mi casa me declaré a Cabeza, refiriéndole con terroríficos detalles el lance y sus antecedentes y motivos.
Entonces la declaré: ¿Sabe usted por qué no quiere usted huir? No es por él, es por usted misma.
Yo declaré no saber nada, y poniendo en mi acento toda mi sinceridad, esperaba que mi inocencia quedaría bien clara.
Protesté contra la murmuración villaverdina de la cual era yo víctima hacía tantos días, declaré que me indignaba oír tantas mentiras como repetían las gentes, y supliqué a las niñas que no dieran oídos a tales dichos.
-¡Yo -declaré en tono significativo- no hallo culpa en este hombre!.
¡Al pie de ese otro le declaré mi amor!.
No sabiendo cómo corresponder a estos encomios, declaré que el alma es lo primero, glosé con afectados conceptos la idea excelsa que el Rey tiene de mi hermana, y sospechando que la visita pasaba de las dimensiones convenientes, pedí la venia para retirarme.
Entonces, pasmado hasta el límite del pasmo, declaré al kadí que aquel saco pertenecía al kurdo, pero que el mío había desaparecido, y me marché”.
Declaré que estaba dispuesto a prestarme a aquel trabajo, sin saber de qué se trataba.
La verdadera escena estalló cuando declaré terminantemente que no me quitaría la mantilla.
Comenzó el asalto, pero no necesitó grandes esfuerzos, porque bien pronto me declaré rendida.
-Le declaré, camará, que no estaba de ese humor, y también afeé muchas de las cosas que, según se me había dicho, y yo repetí a usted, se trataba de hacer en público.
En efecto, desde el primer día de nuestro conocimiento, me declaré el caballero sirviente de Estela.
Al pasar por la barrera declaré haber hallado aquel niño en el camino, y me informé.
Esta ha sido mi mayor fortuna en medio de la libertad y de la abundancia en que viví, siendo niño mimado y consentido, mientras fui «hijo de familia», y rico y desligado de toda traba en cuanto quedé huérfano de padre y madre y me declaré «mozo de casa abierta».
-Siempre fue usted una excelente persona- declaré sonriendo.
En vano quiero resucitar horas que declaré inolvidables, pues ya de ellas no guardo reminiscencia ninguna.
»Pero yo, que no me mamo el deo, y recordaba la semelitura de mi pariente, declaré en el auto que habiendo sido en vida hombre de mucha espalda sobre cargao de ella hacia los hombros, estevao de patas y muy sacao de morros, bien podía aquel esqueleto ser el suyo tamién como del rocín del dómine.
Declaré un día el propósito a Neluco.
¿Era aquello broma? ¿Era abnegación? ¿Era arranque patriótico? Le declaré mi asombro, y me dijo:.
De perlas me pareció, y así se lo declaré a Neluco.
Algo más dignas de respeto eran las teorías del noble mozo, aunque sólo las estimara por el fervor y el honrado convencimiento con que me las exponía, y así se lo declaré, pero añadiéndole que apreciaría yo mejor la fuerza de sus razones viéndole luchar contra mis dudas en terreno más trillado por la realidad de las cosas: al cabo era yo, en más o en menos, de los gangrenados por el virus de la ciudad, y gustaba de ver los asuntos por su lado práctico.
Respondiendo a sus discretas preguntas, fui entregándole, con el pasaporte, toda mi hoja de servicios y merecimientos, que, en Dios y en mi ánima lo juro, nunca me parecieron menos ni más dignos de ser desconocidos, y eso que sólo declaré los más indispensables.
Con aquel espectáculo revivió mi espíritu adormilado, y comencé a respirar con avidez el aire de la hermosa vega, como si me hubiera faltado hasta entonces el necesario para la vida, caso que no admiró a Neluco por lo raro cuando se le declaré, porque, por una ley fisiológica, del peso «ideal» de las grandes moles que agobia a los espíritus avezados a las llanuras abiertas y despejadas, participa el organismo físico también.
Declaré que sí lo era, y continuó ella, sin soltar mi mano de entre las suyas:.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba