Ejemplos con debilidad

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Estos raros fenómenos o alucinaciones en que Felicita se veía envuelta, a causa, tal vez, de la debilidad, se exageraron cuando entró, en el cuarto mortuorio.
Es una debilidad disculpable, y más en el caso de Felicita, que, aunque acecinada, ama, la aman, pero no se le logra la satisfacción de sus deseos.
Y el sacerdote, falto de apoyo, viendo la hostilidad por todos lados, dejaba para el día siguiente las resoluciones enérgicas, riñendo a su sobrina cuando ésta le echaba en cara su debilidad.
Pero el estómago del pequeño no podía sufrir el líquido, demasiado substancioso para su debilidad, y lo arrojaba apenas ingerido.
El español, después de aquella fiebre religiosa que casi le produjo la muerte, vive en una indiferencia interna, no por reflexión científica, sino por debilidad de pensamiento.
Al que falta a las leyes de la familia, al que deserta de su bandera, tú lo condenas para siempre, lo sentencias a la muerte del olvido, yo compadezco su debilidad y lo perdono.
Su debilidad le hacía andar vacilante y trémulo como un niño, pero olvidando su mísero estado, se apiadaba de otros compañeros más enfermos que él, con visibles cicatrices de los tormentos sufridos y el sexo atrofiado por bárbaras estrangulaciones.
Gabriel guardaba un botón del uniforme del criollo, que en una de estas rebeliones de su debilidad había quedado entre sus dedos.
Prefería la realidad: aquel silencio de la catedral que le envolvía en una dulce caricia, la calma augusta del templo, inmenso monte de piedra labrada que parecía pesar sobre él aplastándolo, ocultando para siempre su debilidad de perseguido.
Pepeta, insensible a este despertar que presenciaba diariamente, seguía su marcha, cada vez con más prisa, el estómago vacío, las piernas doloridas y las ropas interiores impregnadas de un sudor de debilidad propio de su sangre blanca y pobre, que a lo mejor se escapaba durante semanas enteras, contraviniendo las reglas de la naturaleza.
Fué este empeño una lucha sorda, desesperada, tenaz, contra las necesidades de la vida y contra su propia debilidad.
La debilidad, el desgaste interior producido por la abrumadora lucha de varios años, se manifestó repentinamente.
Iba a caer al suelo, apoplético, agonizante de cólera, asfixiado por la rabia, pero se salvó, pues de repente, las nubes rojas que la envolvían se rasgaron, al furor sucedió la debilidad, y viendo toda su desgracia, se sintió anonadado.
Tembló Batiste de frío y de miedo, fué una sensación de debilidad, como si de repente le abandonaran sus fuerzas, y se metió en su barraca, no respirando normalmente hasta que vió la puerta con el cerrojo echado y encendido el candil.
De pronto debió arrepentirse don Juan de su debilidad, recordó sin duda algún detalle irritante de la vida de su hermana aferrado tenazmente a su memoria, y recobró el gesto de rudeza, mirando fijamente a doña Manuela.
Esto causó cierta impresión en el viejo, y mientras las niñas, de pie junto a la cama, contemplaban con el ceño fruncido y los labios apretados la agonía del pobre enfermo, don Juan dijo a su hermana en voz muy baja y titubeando como si se arrepintiera de su debilidad:.
Estaba molido, sus piernas entumecidas negábanse a obedecerle, y la debilidad y el cansancio le producían, en ciertos momentos, algo así como asomos de vértigo.
Se veía con la imaginación vistiendo el trajecito escocés de su niñez, cuando su madre, con tocas de viuda, le llevaba a la Glorieta a que jugase con las niñas, pues su timidez y debilidad no le permitían alternar con los revoltosos muchachos.
Al avalar el pagaré de su madre, había pensado revelar a su tío esta debilidad, pues incapaz de hacer nada por cuenta propia, se lo consultaba todo a don Juan.
Tenía manías, y la más principal era combatir la debilidad de la vejez con un régimen de continua actividad.
El , avaro y sin entrañas hasta con sus hijos, sentía gran debilidad por el estudiante, tal vez por el contraste entre su carácter austero y regañón y la alegría desenfadada de aquel cabeza a pájaros.
De mi madre heredé plácida dulzura para la debilidad, sumisión respetuosa para todo acto de justicia, tendencia irresistible para compadecerme del ajeno dolor, y cierta delicadeza femenil que me ha causado muchas amarguras.
Tenía algo, mucho, del amigo ingenuo que nos ha pintado a maravilla Edmundo de Amicis en uno de sus libros más hermosos, de ese cruel amigo que nos domina desde el primer día, que nos subyuga, que nos hace sus esclavos, sin que nos sea dable rebelarnos en contra de él, que con una frase nos parte medio a medio, y que, riendo, del modo más natural, en presencia de todos, sin discreción ni consideraciones de ninguna especie, nos dice lo que no queremos que nadie nos diga, o que a propósito de una debilidad o de un afecto que ocultamos con el mayor empeño, nos lanza un chiste que penetra en nuestro corazón como la hoja de un puñal, amigo contra el cual no podemos alzarnos indignados por duro que sea con nosotros, ya porque somos impotentes para replicarle de modo que nos asegure el triunfo, ya porque, a pesar de todo, le estimamos y le amamos por sus muchas cualidades.
Era alta, esbeltísima y arrogante, había en ella esa externa y encantadora debilidad de las personas sensibles y delicadas que reside en todo el cuerpo y que se revela en todos los movimientos.
La pereza y la debilidad le retenían en el lecho por las mañanas más tiempo del regular, y la pobre doña Lupe pasaba la pena negra para sacarle de las sábanas.
Hoy no me sales a la calle Y desde mañana empezarás a tomarme el aceite de hígado de bacalao, porque todo eso que te da no es más que debilidad del cerebro Luego seguiremos con el fosfato, otra vez con el fosfato.
Pero lo que principalmente me trae descompuesto ahora es un pícaro mal de estómago debilidad, dicen que es debilidad Tengo que comer muy a menudo y muy poca cantidad esta es la cosa Es efecto del excesivo trabajo ¡qué le vamos a hacer! Al llegar esta hora se me pone aquí un perrito lo mismo que un perrito que me estuviera mordiendo.
El clérigo salió y fue a casa de un amigo donde le solían dar, en aquella crítica hora, el remedio de su debilidad de estómago.
Porque yo sé lo que es la debilidad de estómago y cuánto hace sufrir.

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