Ejemplos con déjenme

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No sea que los opositores de la ley vean en la nueva libertad, una nueva clase privilegiada, déjenme recordar que ninguna legislación evitará que los homosexuales sean objeto de disgusto o escarnio, o incluso mejor de lástima.
¡Déjenme ustedes!exclamaba Tristán.
¡Qué asiduidad! ¡Qué perseverancia! ¡Ay! Déjenme ustedes que repose y tome aliento.
¡Ay! ¡Mi hijo! ¡Se ha matado! ¡Déjame, déjenme! ¡Mi hijo, Alfonso! ¡Me lo has muerto!.
¡En fin, déjenme tranquila!concluyó apartándonos.
Pero déjenme que siga con mi negocio.
¡Déjenme abrazarlo! ¡Señor, todito este pueblo lo quiere como a su hijo!.
¡Déjenme pasar! ¡necesito entrar, les digo!.
pero basta ya, y déjenme dormir, pues ni con tenazas me han de sacar una palabra más.
¿De malvas o de aceite? Déjenme ustedes ver cómo se arregla eso, porque para mí.
Dígolo porque si esta noche no hallamos los palacios o alcázares de mi señora, agora que es de día los pienso hallar, cuando menos los piense, y hallados, déjenme a mí con ella.
Cada oveja con su pareja, y nadie tienda más la pierna de cuanto fuere larga la sábana, y déjenme pasar, que se me hace tarde.
Déjenme besar respondió Sancho, porque me parece vuesa merced el primer santo a la jineta que he visto en todos los días de mi vida.
¡No me le quite nadie! ¡Déjenme mano a mano con este demonio, con este hechicero, con este encantador, que yo le daré a entender de mí a él quién es don Quijote de la Mancha!.
Y apártense: déjenme ir, que me voy a bizmar, que creo que tengo brumadas todas las costillas, merced a los enemigos que esta noche se han paseado sobre mí.
Déjenme, si no, por Dios que lo arroje y lo eche todo a trece, aunque no se venda.
Hartos don Diegos hay allá de quien pueden echar mano, déjenme con mi trabajo, que no viene muerto que luego no pregunte por don Diego de Noche.
¡Déjenme libre, que no me queda nada más!.
Conque estimando la visita en cuanto vale, denla por terminada, procuren ser en otra que les ocurra, no en mi casa, menos explícitos y más afortunados, y déjenme ir a tomar el sol, que para tiempo perdido basta el que les he consagrado.
Y déjenme llegar a mi casa, que más he de menester cama y friegas de espíritu de vino que discusiones.
Vengan sobre mi cabeza todas las iras del cielo, toda la indignación y todo el menosprecio de ustedes, pero déjenme que implore un poco de misericordia para la desdichada, que no ha cometido otro pecado que el haber nacido de mí.
—Nada, nada, déjenme estar en mis gustos y mis gastos.
Y ahora váyanse y déjenme trabajar.
Déjenme ahora maldecir y renegar del diezmo, de la primicia, del voto de Santiago, del apremio, del montonero, del embargo, de la mano muerta, de la mano viva.
¿De malvas o de aceite? Déjenme ustedes ver cómo se arregla eso, porque para mí.
¡Déjenme abrazarlo! ¡Señor, todito este pueblo lo quiere como a su hijo!».
déjenme paso.
cuanto me ha quedado y déjenme libre para ir á mi casa.
¡Déjenme, déjenme!.

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