Ejemplos con déjate

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

McCartney confirmó las palabras de Harrison, declarando que tanto el como Lennon habían visitado la librería de la Galería Indica en busca de un libro sobre Friedrich Nietzsche y que Lennon había encontrado una copia de The Psychedelic Experience, en el cual se podía leer: cuando tengas dudas, relájate, apaga tu mente, y déjate ir río abajo.
Déjate, que yo traeré el perrodijo la nerviosa.
Déjate ahora de eso, que ya se arreglarárepuso doña Juana con un desdén admirable.
Déjate de resabios de fraile y lugares comunes.
¡Déjate de moler!gritaba éste, irritado.
Hazme el favor de sentarte, porque ya has crecido bastante, según creo y déjate de sutilezas.
Puesto que más allá de la muerte no hay nada y no hemos de vernos, prolonga tu vida, déjate cuidar.
Déjate de los románticos, son intemperantes y monstruosos.
Déjate un poco de versos y libros, y aplícate al trabajo.
¡Ten calma! ¡Eres un muchacho sin experiencia! Déjate de melancolías y de novelas, abomina de Lamartine y de Zorrilla, y recuerda que tu poeta favorito fué rico porque se casó con una inglesa millonaria.
¡Ah!, no me conoces no sabes de lo que soy capaz déjate de ¡El amor! Yo te enseñaré lo que es No lo sabes, tontín ¡la cosa más rica!.
¡Para hombres bonitos está el tiempo! Con que resignarse, hijas mías, que por ser cabras no ha de abandonaros vuestro pastor, tomad ejemplo de las ovejas con quien vivís, y tú, Fortunata, agradéceme sinceramente el bien inmenso que te doy y que no te mereces, y déjate de hacer melindres y de pedir gollerías, porque entonces no te doy nada y tirarás otra vez al monte.
Déjate de medicinas ¿Para qué ya? Vaya, D.
Verás, verásdijo esta subiéndose con gran trabajo a la cama, porque la idea de que el ratón se acercase a uno de sus pies, aunque fuera el de palo, causábale terror, lo que es hoy no te escapas déjate estar, que ya te compondremos.
Déjate de santidades y reconciliémonos y querámonos Tú no lo has catado nunca.
Déjate de bromas conmigo, y no me ocultes la verdad.
déjate llevar, pon el pleito en mis manos, déjame a mí y verás.
No hay nada, pero yo sentí pasos, yo sentí cuchicheos, tú saliste de aquí Has vuelto a entrar y estás ahí haciéndote la dormida para engañarme Déjate estar Yo estoy con mucho ojo, y aunque parezca que no veo nada, lo veo todo A buena parte vienes Que andaba un hombre por los pasillos, no tiene duda.
Pero déjate estar, que el Señor te arreglará, haciendo justicia y dándote lo que te quitaron.
Déjate de tonterías ¿Y cómo está esta pájara hoy? ¿Qué tal, hija?.
Pues déjate que venga la otra también aquella es de la piel de Cristo.
Tú, sí, tú Déjate de miedos y vacilaciones.
déjate querer, grandísima tonta, y hazte cargo de que se te presenta un ancho horizonte de vida si lo sabes aprovechar.
Déjate llevar, cásate, y si hay trampa, que la haya.
—Calle, señorito, respondió Preciosa, y encomiéndese a Dios, que todo se hará bien, y sepa que yo no sé nada de lo que digo, y no es maravilla, que como hablo mucho y a bulto, acierte en alguna cosa, y yo querria acertar en persuadirte a que no te partieses, sino que sosegases el pecho, y te estuvieses con tus padres para darles buena vejez, porque no estoy bien con estas idas y venidas a Flándes, principalmente los mozos de tan tierna edad como la tuya: déjate crecer un poco para que puedas llevar los trabajos de la guerra, cuanto mas que harta guerra tienes en tu casa, hartos combates amorosos te sobresaltan el pecho: sosiega, sosiega, alborotadito, y mira lo que haces primero que te cases, y dános una limosnita por Dios, y por quien tú eres, que en verdad que creo que eres bien nacido, y si a esto se junta el ser verdadero, yo cantaré la gala al vencimiento de haber acertado en cuanto te he dicho.
—Déjate de gracias, Lope, replicó la gallega, levántate y abre, que venimos hechas unas archiduquesas.
Déjate deso y saca fuerzas de flaqueza, Sancho respondió don Quijote, que así haré yo, y veamos cómo está Rocinante, que, a lo que me parece, no le ha cabido al pobre la menor parte desta desgracia.
Conténtate, Anselmo, y no quieras hacer más pruebas de las hechas, y, pues a pie enjuto has pasado el mar de las dificultades y sospechas que de las mujeres suelen y pueden tenerse, no quieras entrar de nuevo en el profundo piélago de nuevos inconvenientes, ni quieras hacer experiencia con otro piloto de la bondad y fortaleza del navío que el cielo te dio en suerte para que en él pasases la mar deste mundo, sino haz cuenta que estás ya en seguro puerto, y aférrate con las áncoras de la buena consideración, y déjate estar hasta que te vengan a pedir la deuda que no hay hidalguía humana que de pagarla se escuse.
Vuélvete, mentecato, a tu casa, y mira por tu hacienda, por tu mujer y tus hijos, y déjate destas vaciedades que te carcomen el seso y te desnatan el entendimiento.
Déjate desas sandeces dijo don Quijote, y vamos con pie derecho a entrar en nuestro lugar, donde daremos vado a nuestras imaginaciones, y la traza que en la pastoral vida pensamos ejercitar.

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