Ejemplos con dándonos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

A medida que avanzamos en los niveles, podemos profundizar en ellos, y dándonos cuenta de estos detalles es lo que hace que descubramos que hay prisioneros, como María Renard, que aparece secuestrada por el brujo Shaft al principio de todo en una mazmorra.
Se podrá determinar así y en forma rápidamente visible, que material está procesado y cuál no, dándonos el lugar indicado en el estante para su posterior búsqueda que realiza el bibliotecario o personal de la biblioteca.
También la opción Especiales incluye Invocar, dándonos la posibilidad de invocar a los Espers que consigamos durante el juego.
Para esta nueva generación vemos un gran avance en la inteligencia artificial de los enemigos, esto aumentará el nivel de dificultad del juego, también vemos un avance en los gráficos y los movimientos de Ryu, dándonos esta vez la oportunidad de jugar un juego bastante real.
El pueblo más deshonrado en aquellas vegadas fue nuestro querido Madrid, dándonos el mal ejemplo de una resignación musulmana.
Los rústicos, que entonces no pagaban contribuciones e impuestos, servían a su rey, y salvaban la propia alma dándonos la mejor gavilla de cada diez, con lo cual los graneros de la Iglesia Primada eran insuficientes para contener tanta abundancia.
A un Gobierno, a quien tales y tan múltiples encargos se le confían, es menester habilitarle de muchísimo dinero, que él reparte después entre los que han de hacernos felices, dándonos salvación, ciencia, riqueza, sanidad, larga vida, agua, medios de locomoción y cuanto constituye nuestro bienestar y conveniencia.
Cantemos las alabanzas de ese cuadrado de batista, que nunca se separa de nosotros, que nos acompaña a todas partes, que, como Júpiter y Proteo, adopta todas las formas, pero no en provecho suyo, sino en provecho nuestro, dándonos contínuas muestras de una caridad verdaderamente sublime.
La aurora son las Cortes que con sabios vocales remediarán los males dándonos libertad.
Se nos formó en columnas, dándonos orden de cargar, y el regimiento se puso rápidamente al galope.
Digo pues, que yo me hallaba bien con el oficio de guardar ganado, por parecerme que comia el pan de mi sudor y trabajo, y que la ociosidad, raíz y madre de todos los vicios, no tenia que ver conmigo, a causa que si los dias holgaba, las noches no dormia, dándonos asaltos a menudo, y tocándonos al arma los lobos, y apénas me habian dicho los pastores, al lobo, Barcino, cuando acudia primero que los otros perros a la parte que me señalaban que estaba el lobo: corria los valles, escudriñaba los montes, desentrañaba las selvas, saltaba barrancos, cruzaba caminos, y a la mañana volvia al hato, sin haber hallado lobo ni rastro dél, anhelando, cansado, hecho pedazos y los piés abiertos de los garranchos, y hallaba en el hato, o ya una oveja muerta, o un carnero degollado y medio comido del lobo: desesperábame de ver de cuán poco servia mi mucho cuidado y diligencia, venia el señor del ganado, salian los pastores a recebirle con las pieles de la res muerta: culpaba a los pastores por negligentes, y mandaba castigar a los perros por perezosos: llovian sobre nosotros palos, y sobre ellos reprensiones, y así viéndome un dia castigado sin culpa, y que mi cuidado, lijereza y braveza no eran de provecho para coger el lobo, determiné de mudar estilo, no desviándome a buscarle, como tenia de costumbre, léjos del rebaño, sino estarme junto a él, que pues el lobo allí venia, allí seria mas cierta la presa: cada semana nos tocaban a rebato, y en una escurísima noche tuve yo vista para ver los lobos, de quien era imposible que el ganado se guardase: agachéme detras de una mata, pasaron los perros mis compañeros adelante, y desde allí oteé y vi que dos pastores asieron de un carnero de los mejores del aprisco, y le mataron de manera que verdaderamente pareció a la mañana que habia sido su verdugo el lobo: pasméme, quedé suspenso cuando vi que los pastores eran los lobos, y que despedazaban el ganado los mismos que le habian de guardar.
Cerca de mediodía podría ser cuando nos echaron en la barca, dándonos dos barriles de agua y algún bizcocho, y el capitán, movido no sé de qué misericordia, al embarcarse la hermosísima Zoraida, le dio hasta cuarenta escudos de oro, y no consintió que le quitasen sus soldados estos mesmos vestidos que ahora tiene puestos.
-Mi querido amigo - dijo D'Artagnan-, si seguís dándonos la murga, vamos a encerrarnos los cuatro en vuestra bodega a ver si el estropicio ha sido tan grande como decís.
Podría suceder que usted supiera lo que yo ignoro, y dándonos a hacer conjeturas, podría suceder también que usted quisiera revelármelo y sacarme de la incertidumbre en que estoy.
¡Y a este hombre, dándonos a toda la nobleza de Dacia un bofetón en el rostro, se le otorga un título, se le inscribe en nuestro libro venerable! ¡Por eso, señor -añadió el joven conde de Nakusi con altanero brío-, por eso y por otras cosas que duelen en el alma a todo patriota, más de un «antiguo» de Dacia ha abrazado la causa de Vuestra Alteza, y está dispuesto a dar por ella, si necesario fuese, sangre y vida!.
he sabido que el de Sariñán ha reclutado una mesnada con los perdidos más feroces de aquellas tierras, y que no queriendo aparecer como hombre que fía sus venganzas al brazo de la patulea, los presentará en batalla con color político, y bajo la enseña de Doña María Cristina nos embestirá, dándonos por partida o mesnada del bando ayacucho.
Seguía el Serrano taciturno, dándonos a entender a su modo que no era partidario de la separación, tras él íbamos Demetria y yo cogiditos de las manos, silenciosos.
No tuvimos que esperar largo tiempo los ministros espirituales, porque los de la ley humana despacharon en un periquete, dándonos el ejemplo de la brevedad, tan recomendada en cosas militares.
Sin reparar en los que a cierta distancia le mirábamos, empezó a llamar a la señá Chanfaina, quien no le hizo ningún caso en los primeros instantes, dándonos tiempo para que le examináramos a nuestro gusto mi compañero y yo.
He ahí por qué es inútil coger una pleuresía dándonos prisa.
Sucedió en este tiempo nombrar Su Majestad por virrey de Sicilia al señor Almirante de Castilla y viéndose don Manuel engolfado en estas competencias que entre mí y Alejandra traíamos, y lo más cierto, con poco gusto de casarse conmigo, considerando su peligro en todo, sin dar cuenta a su madre y hermana, diligenció por medio del mayordomo, que era muy íntimo suyo, y le recibió el señor Almirante por gentilhombre de su cámara, y teniéndolo secreto, sin decirlo a nadie, sólo a un criado que le servía y había de ir con él, hasta la partida del señor Almirante, dos o tres días antes mandó prevenir su ropa, dándonos a entender a todos quería ir por seis u ocho días a un lugar donde tenía no sé qué hacienda, que esta jornada la había hecho otras veces en el tiempo que yo le conocía.
Dícese, no sin fundamento, que la inclinación y amistad que le profesó Sócrates contribuyó mucho para su gloria, puesto que de Nicias, Demóstenes, Lámaco, Formión, y aun de Trasibulo y Terámenes, ni siquiera se sabe cómo se llamaron sus madres, mientras que de Alcibíades sabemos quién fue su ama de leche, que lo fue una Lacedemonia llamada Amicla, y que fue su ayo Zópiro, dándonos de lo uno razón Antístenes y de lo otro Platón.
Nuestro nacimiento se dice que es un arcano, y nuestra crianza de recién nacidos, muy maravillosa, habiendo sido sustentados por las mismas aves y fieras a las que nos habían arrojado, dándonos de mamar una loba, y cebo un quebrantahuesos, expuestos como nos hallábamos en una cuna a orillas del río grande.
A favor de su fidelidad tenemos una prueba la mayor, de la cual eres tú mismo buen testigo, y pueden serlo juntamente los que siguieron a Darío contra los escitas, pues sabemos que en mano de ellos estuvo el perder o salvar todo aquel ejército, y que dieron entonces muestra de su hombría de bien y de su mucha lealtad no dándonos nada que sentir.
Tal vez, pensaba yo, sea un humorismo del Pons que la dibujó, o el mismo Manuel García dándonos una broma de carnaval.
Sus moradores eran: primero: algunos pájaros que piaban acá o acullá, como dándonos el ¡quién vive!, segundo: varios pobres matorrales que se habían establecido en aquel terreno, y tercero: tal o cual florecilla silvestre que, sabedora sin duda de que ya había mediado marzo, abría allí los ojos a la luz del sol, constituyendo por sí sola una primavera en miniatura, como aquellos Alcaldes pedáneos que hacen en su cortijada el pronunciamiento prevenido en el Boletín oficial.
No parece sino que el humo del tabaco bueno tenga la propiedad de quitarnos todas las penas, dándonos ilusiones en cambio.
¿Qué hay en España que pueda competir libremente con los productos extranjeros? El vino quizás, y con todo, salvo el vino de Jerez, los demás vinos españoles suelen ir á Francia, les echan un poco de zumo de moras, de alumbre y de raíz de lirio, y nos los vuelven á vender, dándonos una sola botella en el precio que recibimos por una, ó dos, ó tres arrobas.
Debemos ilustrar a la nación, y ella debe coronar nuestras fatigas con premio digno, dándonos la mitad en aplausos, y la mitad en pesos duros.
tenía duda, a ver si dándonos por convencidos se templaba el vivo.

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