Ejemplos con célebre

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La proposición del diputado Peñascales, célebre desde ayer en los fastos parlamentarios, es una verdadera monstruosidad en la forma y en el fondo, y bien seguro es que no hubiéramos dicho de ella lo que dijimos al anunciarla, si la hubiéramos conocido entonces como la conocemos ahora.
Los funerales de un cardenal bien merecían que se ejecutase una misa célebre, con gran orquesta reclutada en Madrid.
Su fue tan célebre, que estaba prohibido copiarla, bajo pena de excomunión, pero trabajo inútil, pues hoy a quien excomulgarían es al que se acordase de ella.
Ignoraba yo entonces que este señor Hérelle era célebre en su patria como traductor, luego de haber vertido al francés las obras de D’Annunzio y otros autores italianos.
El célebre banquero don Ramón Morte había desaparecido, produciendo la consternación en centenares de familias.
Había llegado frente a San Juan, y su mirada, cada vez más indecisa y obscura, se fijó en la célebre veleta, en el pajarraco que doraba el sol, dándole el brillo de un ave del Paraíso.
¡Bien les había dejado el célebre banquero con su pretendida infalibilidad!.
Don Eugenio escuchaba con frialdad el nombre del célebre banquero, que todos los días repetían los periódicos, pero Juanito se estremeció.
Y el muchacho, sonámbulo, embriagado por la Naturaleza, hipnotizado por la extraña contemplación, movía la cabeza ridiculamente, y al par que pensaba que todo aquello era magnífico para puesto en verso, tarareaba la célebre obertura con tanta fe como si fuera el propio escandalizando con su himno a la corte del landgrave.
Esto se contaba del célebre fabricante de sedas, pero aunque en ello entrase en gran parte la exagerada malevolencia de sus enemigos, lo cierto era que don Manuel, con el producto de sus doscientos telares siempre en actividad y los caritativos auxilios que prestaba desde el Banco de San Juan, iba formándose una fortuna, cuya cifra, por ser desconocida, rodeaba a su poseedor de cierto prestigio misterioso.
Aun recuerdo algo del célebre drama romántico, aquello de doña Sol a Carlos V:.
El célebre escritor no tardó en acudir al llamado de la pitonisa, y ésta escribió bajo la influencia del evocado espíritu, en castellano de gacetilla, y en estilo difuso y pesado, semejante al de los redactores de La Nueva Revelación , no sé cuántas perrerías luteranas, contra la confesión auricular.
¡Y luego nos presentan sus novedades, muy orondos y pagados de sí! Aquí viene muy a pelo lo que dijo un músico célebre de un innovador.
Célebre ciudad de jugadores fué Villaverde allá en los tiempos coloniales, y sotas, caballos y reyes, se llevaron de allí más dineros que de la Veracruz los piratas de Lorencillo.
Había leído tres o cuatro veces la Historia de Alamán, y solía atreverse contra los juicios del célebre escritor, no sin gran disgusto de mi tía Pepa, para quien los dichos de don Lucas eran un evangelio.
La célebre doña Lupe estaba con el alma en un hilo.
Como apareciese en la acera de enfrente el célebre crítico, Segismundo se vio acometido a la ira cómica que le producía la presencia de aquel personaje de tan indudable importancia en la república de las letras.
En la familia de Rubín nada ocurría de particular, pues Maxi no empeoraba, aunque todas las mañanas tenía su excitación correspondiente, más o menos aparatosa, pero mientras no llegase a un grado de furor como el de la célebre mañanita del arsénico, las dos mujeres podían llevarlo con paciencia.
Se había educado en el célebre colegio de Eton, a los treinta años volvió a Inglaterra y allí vivía de continuo, salvo las cortas temporadas que pasaba en Madrid.
El zipizape fue de lo más célebre D.
El velo tenía que ser muy denso porque la franqueza de Fortunata arrojaba luz vivísima sobre los sucesos referidos, y su pintoresco lenguaje los hacía reverberar Dio ella entonces algunos cortes a su relación, comiéndose no ya las letras sino párrafos y capítulos enteros, y he aquí en sustancia lo que dijo: Torrellas, el célebre paisajista catalán, era tan celoso que no la dejaba vivir.
Este Orfila era un estudiantillo de último año de Medicina, que se llamaba lo mismo que el célebre doctor, y curaba, es decir, recetaba a los amigos y a las amigas de los amigos.
Y tuvo sosiego y pan, fue útil y desempeñó un gran papel, y hasta se hizo célebre y se lo disputaban y le traían en palmitas.
¡Tengo unas ganas de conocer a esa célebre hermosura!afirmó Juan.
¡Tipo más célebre! Le vi hace días en casa de Pez, y nos hizo morir de risa.
¡Qué célebre! Tomaremos café juntosdijo Santa Cruz.
Cuenta el tunante de Villalonga que hace años usaba Aparisi el de Galileo, pero el pobrecito no le daba la interpretación verdadera, y creía que aquel célebre dicho significaba.
La hija mayor de Gumersindo Arnaiz se casó con Ramón Villuendas, ya viudo con dos hijos, célebre cambiante de la calle de Toledo, la casa de Madrid que más trabaja en el negocio de moneda.
El novio era Ramón Villuendas, hijo mayor del célebre cambiante de la calle de Toledo, gran casa, fortuna sólida.
Había oído muchas veces a los economistas que iban de tertulia a casa de Cantero, la célebre frase El gordo Arnaiz y su amigo Pastor, el economista, sostenían que todos los grandes problemas se resuelven por sí mismos, y D.

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