Ejemplos con cálida

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Quiero oír a una voz cálida y emocionante gritar bien alto ¡Aleluya! ¡Aleluya!.
El pozo canadiense o provenzal, es una técnica que nos permitirá mantener más fresca la casa en verano, y cálida en el invierno.
Es la voz más intimista, coloquial, cálida y lírica de su generación.
En su producción se destacan la poesía y la novela, géneros literarios a través de los cuales este autor expresa su arte en forma cálida y profunda.
Tiene una cálida amistad con sus compañeros Maximals.
Son grandes arbustos o árboles de pequeño porte, nativos de la zona templada cálida del hemisferio norte.
Las primeras influencias de Gaulli habrían venido de una mezcla ecléctica de estos pintores extranjeros y otros artistas locales incluyendo a Valerio Castello, Giovanni Benedetto Castiglione, y Bernardo Strozzi, cuya cálida paleta adoptó Gaulli.
En altura los vientos son siempre del oeste porque el aire que sube de la zona cálida en el Ecuador tiende a desplazarse sobre el Polo y se crea un vacío en altura.
Esta masa de aire es muy seca y cálida, por lo que sea de gran estabilidad.
Se trata de una masa de aire cálida puesto que cuando se desplaza hacia Andalucía siempre estará más cálida que las regiones que encuentra.
Al contrario, la zona templada recibe influencias de las zonas cálida y fría, generando tipos de tiempo más contrastados.
Este mar se encuentra en una zona bastante cálida de la Tierra.
Así, en invierno, el océano es una masa cálida, y en verano al ser una masa fría suaviza las temperaturas del verano.
La fría corriente de Labrador y la cálida corriente del Golfo confluyen en sus alrededores provocando espesa niebla.
George utilizó un efecto vocal de eco y puso la melodía en una clave baja para alejar la naturaleza cálida del sonido normal de su voz.
Hay tres estaciones: una estación seca y cálida entre agosto y octubre, una estación seca y húmeda entre noviembre y abril, y una estación fría y seca entre mayo y julio.
Una luz cálida baña toda la composición.
Es considerada como la ciudad más cálida del subcontinente indio.
Pero su mayor uso es en perfumería, muy valorado por su esencia cálida, melosa y algo picante.
El cielo estaba nebuloso, la atmósfera era cálida y pesada.
Ahuyentaría o ignoraría los espectros recónditos, que, de vez en cuando, se entrometen a perturbar el buen concierto de las potencias del alma y anublar la cálida luz del corazón, esos espectros que, aunque ofuscaciones de la imaginación, se proyectan sobre el mundo exterior en forma de figuras odiosas y agresivas, como si de veras existiesen en carne y hueso, y son sólo alucinaciones.
Una cálida y serena noche de estío.
Pero siguieron sonando, y su estrépito belicoso entró por sus oídos con la misma impresión reconfortante y cálida que si un vino de generosa embriaguez se deslizase por su boca.
Allí era donde la corriente cálida del golfo de Méjico se encontraba con la fría del Polo.
La mañana, un tanto encapotada, prometía temperatura menos cálida y más grata que la de la víspera.
No dormía, no: escuchaba los ronquidos de su mujer, acostada junto a él, y de sus hijos, abrumados por el cansancio, pero los oía cada vez más hondos, como si una fuerza misteriosa se llevase lejos, muy lejos, la barraca, y él, sin embargo, permaneciese allí, inerte, sin poder moverse por más esfuerzos que intentaba, viendo la cara de junto a la suya, sintiendo en su rostro la cálida respiración de su enemigo.
La plaza, con sus puestos de venta al aire libre, sus toldos viejos, temblones al menor soplo del viento, y bañados por el rojo sol con una transparencia acaramelada, sus vendedores vociferantes, su cielo azul sin nube alguna, su exceso de luz que lo doraba todo a fuego, desde los muros de la Lonja a los cestones de caña de las verduleras, y su vaho de hortalizas pisoteadas y frutas maduras prematuramente por una temperatura siempre cálida, hacía recordar las ferias africanas, un mercado marroquí con su multitud inquieta, sus ensordecedores gritos y el nervioso oleaje de los compradores.
Ya adoptaba posturas de ángel de Murillo, ya cogía un objeto y acertaba a llevarlo a la cálida boca, en la impaciencia de la dentición retrasada, ya ejecutaba con indecible monería ese movimiento cautivador entre todos los de los niños pequeños, de tender no sólo los brazos, sino el cuerpo entero, con abandono absoluto, hacia la persona que les es simpática, actitud que las nodrizas llaman.
Animado, y con la cálida sangre despierta, consideraba a las primitas una por una, calculando a cuál arrojaría el pañuelo.

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