Ejemplos con custodias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Su delicada estructura arquitectónica y exquisita ornamentación de estilo plateresco, así como el refinamiento de sus relieves y esculturas de bulto redondo, la convierten en una de las custodias más representativas del Renacimiento.
Le siguió el estilo clásico durante el reinado de los Felipes y a él se deben las soberbias custodias de Ávila, Valladolid y Sevilla, con otras innumerables y grandiosas piezas de plata, como el frontal y la gradería del altar de la catedral de Zamora.
El apando, donde narra lo ocurrido en un reclusorio de mujeres y como las internas som sometidas a abusos, torturas y vejaciones por parte tanto de las demás reclusas como de las custodias, y,.
Fuera de España, son notables las custodias coloniales de la Colección de Arte del Banco de la República en Bogotá, Colombia.
Fundada por la familia de los Galdamez de Ayamonte, la llamada Casa Cuna, con el nombre oficial de fundación del hospital de niños expósitos de Ayamonte, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Candelaria, donde las familias sin medios depositaban a los recién nacidos a fin de que las monjas custodias del hospital los criaran.
En enormes vitrinas, como en un museo, se exhibía la vieja opulencia de la catedral: imágenes de plata maciza, globos enormes coronados por graciosas figurillas, todo de precioso metal, arquillas de marfil de complicada labor, custodias y viriles de oro, enormes platos dorados y repujados, con escenas mitológicas que resucitaban la alegría del paganismo en aquel rincón sórdido y polvoriento del templo cristiano.
Robaron todo el dinero de la administración, toda la plata de los conventos, los vasos sagrados, los cálices, las custodias, las alhajas de las imágenes, penetraron también en los conventos de frailes, muchos de los cuales murieron asesinados, convirtieron en lupanar la iglesia de Fuensanta, y por tres días Córdoba no fue una ciudad, fue un infierno, porque todos los demonios, todas las maldades y abominaciones cayeron sobre ella.
Cantemos el oro, porque de él se hacen las tiaras de los pontífices, las coronas de los reyes y los cetros imperiales: y porque se derrama por los mantos como un fuego sólido, e inunda las capas de los arzobispos, y refulge en los altares y sostiene al Dios eterno en las custodias radiantes.
En cálices, patenas, custodias, incensarios, casullas, capas pluviales, mitras, palios del altar, y mantos de la Virgen, y molduras del tabernáculo, y aureolas de los santos, debían emplearse los resplandores del metal precioso, y el usarlo para vender y comprar cosas profanas, miserias y vicios de los hombres, le parecía terrible profanación, un robo al culto.

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