Ejemplos con curó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Liberó a las monjas que se encontraban sitiadas en el el Convento de Sietefenesttas, curó de una enfermedad al rey moro.
Fue entonces cuando la imagen llevó a cabo el primer milagro de los muchos que se la atribuyen: curó al niño, que estaba manco de un brazo como prueba del cielo ante sus gentes, y al descubrir la imagen se halló el cirio encendido al lado de una fuente de abundantes aguas que surgió de la nada.
Los chicos llaman a Mr Gaston, el hombre que curó la pata a Tim, y éste los recoge con su coche y los lleva a la policía.
La mujer aceptó, él le dijo que viniera a buscarlo al día siguiente, ella fue, él la condujo primero por todas las habitaciones de la casa, por todos los rincones y esquinas y luego la llevó al granero, llegados allí se encerró con ella y le ordenó desnudarse completamente, la mujer se resistió a esta proposición, se arrojó a sus pies y le dijo que era una mujer honesta, él le mostró una pistola que sacó de su bolsillo y le mandó obedecer, cosa que ella hizo de inmediato, entonces él le ató las manos y la azotó cruelmente, cuando estuvo completamente ensangrentada, sacó un pote de ungüento de su bolsillo, le curó las llagas y la dejó, no sé si le dio de comer y beber, pero sólo volvió a verla a la mañana siguiente, examinó sus llagas y vio que el ungüento había hecho el efecto que esperaba, entonces cogió una navaja y le tajó todo el cuerpo, a continuación cogió el mismo ungüento, le cubrió con él todas las heridas y se marchó.
El niño se curó sin secuelas a excepción de las posibles cicatrices en la piel.
Herido en la Batalla de Mendaza, consiguió que su asistente lo trasladara a Francia donde curó sus heridas y escribió su obra Tio Tomás, uno de los primeros escritos que dio a conocer en Europa la figura del caudillo carlista.
Curó a Menelao, que había sido herido por una flecha de Pandaro, y a Filoctetes, que tenia una herida ulcerada que le había causado Heracles hacia diez años.
Herold asistió a Booth y lo llevó a la casa del médico Samuel Mudd, que le curó la pierna.
El oráculo, consultado de nuevo por Télefo, dijo a éste que su herida solo sanaría si era curada por el mismo que la causó, por tanto llegó a Áulide, donde estaban reunidos de nuevo los expedicionarios aqueos,disfrazado de mendigo y Aquiles lo curó, aplicando sobre la herida su propia lanza.
Un hombre desconocido llegando al Convento de San Millán, en ocasión de celebrarse la traslación de San Felices curó completamente de los pies que los tenía monstruosamente deformes.
Medea le curó con sus remedios.
Delatada al prefecto Matroclo, fue apaleada y encerrada en un calabozo cubierta de llagas, donde se le apareció un ángel que la curó y la reconfortó.
A través de las agua ferruginosas de la fuente, hoy denominada Princesa Isabel y Conde d'Eu, la princesa se curó de su anemia y quedó embarazada.
Antimo curó y convirtió al cristianismo a Pinianus, marido de Licinia, sobrina del emperador Galieno.
Después entró al servicio del sultán Naser, de Cádiz, al que curó de una grave enfermedad.
Se curó mascando la hoja de coca , yerba introducida por los prisioneros bolivianos.
Posteriormente Aquiles curó a Télefo y éste indicó a los aqueos el rumbo correcto a Troya.
Cuando este lo vio y cayo vencido por el dolor, Dorlas lo llevó en una camilla a Ephel Brandir, en donde Brandir El Cojo lo curó de su aflicción.
Recibió y curó a Túrin cuando este enfermó de pena y agotamiento en Amon Obel.
Allí recibió la visita de Gerde, que curó gran parte de sus heridas y le propuso que se uniera a ella.
Las obras, empero, de nuestro Salvador estuvieron siempre presentes, puesto que eran verdaderas, los que curó, los que resucitó de entre los muertos no fueron vistos solamente en el momento de ser curados y resucitados, sino que estuvieron siempre presentes y eso no solamente mientras el Salvador vivía aquí abajo, sino aún después de su muerte han sobrevivido mucho tiempo, de suerte que algunos de ellos han llegado hasta nuestros días.
Se puede apreciar que los poderes curativos de Katara solo tienen mejor efecto en las heridas que se tratan lo antes posible y no resultan tan efectivos en las que ya han empezado a sanar naturalmente, pues las quemaduras de Toph ya llevaban unas cuantas horas y Katara no pudo curarla como se curó a ella misma cuando Aang la quemó en El Desertor.
Doña Constanza tuvo lepraenfermedad que en aquellos tiempos no perdonaba a las emperatrices, y Santa Bárbara curó milagrosamente a su devota.
¿Fue entonces cuando curó usted a Sardiola?.
Ya Quevedo no era celoso, y desde que su esposa se había redondeado hasta hacer la competencia a los quesos de Flandes, se curó el buen señor de sus murrias y no volvió a hacer el Otelo.
Dos años o poco mas duró en esta enfermedad, porque un religioso de la órden de San Jerónimo, que tenia gracia y ciencia particular en hacer que los mudos entendiesen y en cierta manera hablasen, y en curar locos, tomó a su cargo de curar a Vidriera, movido de caridad, y le curó y sanó, y volvió a su primer juicio, entendimiento y discurso, y así como le vió sano, le vistió como a letrado, y le hizo volver a la corte, adonde con dar tantas muestras de cuerdo, como las habia dado de loco, podia usar su oficio, y hacerse famoso por él.
En esto fueron razonando los dos, hasta que llegaron a un pueblo donde fue ventura hallar un algebrista, con quien se curó el Sansón desgraciado.
Pero, como por aquel lugar inhabitable y escabroso no parecía persona alguna de quien poder informarse, no se curó de más que de pasar adelante, sin llevar otro camino que aquel que Rocinante quería, que era por donde él podía caminar, siempre con imaginación que no podía faltar por aquellas malezas alguna estraña aventura.
Dio luego voces a Sancho Panza que viniese, pero él no se curó de venir, porque andaba ocupado desvalijando una acémila de repuesto que traían aquellos buenos señores, bien bastecida de cosas de comer.
Confusas estaban la ventera y su hija y la buena de Maritornes oyendo las razones del andante caballero, que así las entendían como si hablara en griego, aunque bien alcanzaron que todas se encaminaban a ofrecimiento y requiebros, y, como no usadas a semejante lenguaje, mirábanle y admirábanse, y parecíales otro hombre de los que se usaban, y, agradeciéndole con venteriles razones sus ofrecimientos, le dejaron, y la asturiana Maritornes curó a Sancho, que no menos lo había menester que su amo.

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