Ejemplos con currutaco

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Libro de moda o ensayo de la historia de los Currutacos, Pirracas y Madamitas de nuevocuño escrita por un Filósofo currutaco.
En León causó al principio sorpresa grande que el currutaco Miranda eligiese por amigo a un señor Joaquín, hombre en cuyos cuadrados hombros parecía soldada y remachada la chaqueta, más presto anduvo la malicia el camino necesario para llegar a racional explicación del fenómeno, y comenzó Lucía a recibir larga broma de sus compañeras, que la aturdían a fuerza de glosar la pasión del señor de Miranda, sus atenciones, sus obsequios y rendimientos.
A esto replicó Ibero que se adecentaría de ropa, conservando siempre un empaque modesto, pues no estaba en su natural presumir ni hacer el currutaco.
-¡Oh,! -dijo el currutaco llevándose la mano al corazón-.
¡Vaya con el lindo currutaco, harto de ajos!.
Vamosdecía otro, todo se comprende bien: si ella aseguraba que no pensaba en casarse, era por vanistorio, porque desdeñaba a los lugareños, pero, apenas llegó por aquí un currutaco de la corte, cayó sobre él y le atrapó, como la araña atrapa a la mosca.
-¡Eh, tío ! -continuó la Primorosa, tirando por los faldones al currutaco-.
¡Y se reirán todos de mí!, y ese vil currutaco.
Y una pescadora de bagres y camarones, que en el extremo del anzuelo mostraba a un currutaco de la época.
Tal era, lector, el personaje por quien hemos oído preguntar a Lucas, en el capítulo anterior, a su amigo Gildo Rigüelta, el Letradillo currutaco, tales los propósitos y los desengaños de don Gonzalo González de la Gonzalera, fundador y habitante de la última casa de las tres que he señalado al lector al comienzo de este libro, desde lo más alto del cerro de Carrascosa.
Eso sí, el marido era también gallardo mozo y vestía a la última moda, muy currutaco y muy echado para atrás.
-Téngase allá, don Currutaco, y cada uno fume de su tabaco -contestó el llamado Pedro Gutiérrez, que era un hombrecillo con una boca que más que boca era bocacalle, y unos ojuelos tan saltones que amenazaban salirse de la jurisdicción de la cara-.
Un marquesito, muy currutaco, acudió presuroso a favorecer a la caída, principiando por bajar el subversivo faIdelIín, para que volviera a cubrir el vientre y todo lo demás, que no sin embeleso contemplara el joven, el suyo fue peor que el suplicio de Tántalo.

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