Ejemplos con culpables

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Esto también parecía indicar que el/los culpables podrían estar entre el círculo familiar de Rocío ya que conocían bien esa zona donde fue depositado el cadáver.
Y vosotros, americanos, que el error o la perfidia os ha extraviado de las sendas de la justicia, sabed que vuestros hermanos os perdonan y lamentan sinceramente vuestros descarríos, en la íntima persuasión de que vosotros no podéis ser culpables, y que sólo la ceguedad e ignorancia en que os han tenido hasta el presente los autores de vuestros crímenes, han podido induciros a ellos.
Ninguno de los hombres que cometieron la masacre murió o resultó herido y nunca se realizó una investigación ni se llevó a juicio a los culpables.
Las cuidan para que puedan dar a luz sin miedo, amamantar sin problemas y descansar con su bebé sin sentirse culpables por no estar haciendo otras tareas.
Las víctimas fueron señaladas como culpables del enfrentamiento, lo cual enfureció a los sikhs.
También cogieron saltamontes y los metieron en una caja después se sienten culpables cuando los saltamontes mueren.
Entre los participantes directos de la conspiración como Luis Vargas Tejada, Florentino González, Vicente Azuero y hasta Pedro Carujo el enconado enemigo de Bolívar, fueron juzgados por el Consejo de Ministros y hallados culpables pero indultados la mayoría.
Durante los días que siguieron fueron arrestados los culpables y se les siguió juicio a muchos de ellos así como a militares de alto rango que tuvieron alguna participación en el atentado, sea planificando o colaborando con sus ejecutores, tales como Santander, y al almirante Padilla quien fue condenado por el consejo y fusilado.
La comisión de Gobernación de la Diputación de Guipúzcoa acuerda hacer pública una extensa nota con la petición de esclarecimiento de los hechos, responsabilidades para los culpables y el restablecimiento de la paz ciudadana, insistiendo en la necesidad de una acelerada aplicación de la Amnistía.
Al final los tres pandilleros fueron encontrados culpables del asesinato.
Son rivales de McBean que carecen sin embargo mucha inteligencia y a menudo son culpables o molestan a menudo a Tracey y Shamus es una cierta manera.
Por este motivo, se dice que alguien es cabeza de turco, cuando es objeto de todo el daño y las acusaciones de las que son culpables otros.
Se denomina como cabeza de turco a una persona o grupo de ellas a quienes se quiere hacer culpables de algo de lo que no son, sirviendo así de excusa a los fines del inculpador.
El castigo a los culpables se saldó con las condecoraciones que Abdul Hamid II otorgó al mufti de Mu y al jefe de las tropas turcas que había dirigido los asesinatos, Zekki Pa a.
Inmediatamente el gobierno de Estados Unidos, violando sus propios estatutos jurídicos, reúne un segundo jurado donde los norteamericanos superan numéricamente a los puertorriqueños y los declaran culpables.
Kirchherr ha dicho que ella, Voormann y Vollmer se sentían culpables de ser alemanes y de la historia reciente de Alemania.
Sus objetivos eran llevar a cabo represalias contra los kurdos, considerados culpables de perseguir a los armenios en el Imperio Otomano, así como el contrabando de armas y el fomento de las acciones guerrilleras.
Estos capturaron a los filibusteros y los declararon culpables de varios cargos.
Cuando termine el conflicto conoceremos a los verdaderos culpables, y si son los nuestros, les exigiremos responsabilidad.
¡Un crimen que van a pagar caro los culpables!.
Para convencerse de que el castigo estaba próximo, de que la venganza marchaba al encuentro de los culpables, sentía la necesidad de confundirse diariamente con el gentío aglomerado en tomo de la estación del Este.
El senador experimentaba una gran molestia al recordar que era en su respetable vivienda donde se habían conocido los culpables.
El viejo y su protegido se recluían en la cocina con una inquietud de culpables.
Era de no acabar de oírle, y tenerle que rogar que se calmase, cuando con aquel lenguaje pintoresco y desembarazado recordaba, no sin su buena cerrazón de truenos y relámpagos y unas amenazas grandes como torres, los bellacos oficios de tal o de cual marquesa, que auxiliando ligerezas ajenas querían hacer, por lo comunes, menos culpables las propias, o tal historia de un capitán de guardias, que pareció bien en la corte con su ruda belleza de montañés y su cabello abundante y alborotado, y apenas entrevió su buena fortuna tomó prestados unos dineros, con que enrizarse, en lo del peluquero la cabellera, y en lo del sastre vestir de paño bueno, y en lo del calzador comprarse unos botitos, con que estar galán en la hora en que debía ir a palacio, donde al volver el capitán con estas donosuras, pareció tan feo y presumido que en poco estuvo que perdiese algo más que la capitanía.
¡Y te extrañas de que Cristina haya ido separándose de tí! Es un caso de adulterio moral, del que sois vosotros casi siempre los culpables.
De allí iría a prender a los culpables sin miedo a equivocarse.
Después ya no quiso suplicar, conociendo de antemano la respuesta: Era un tormento calculado: le ofrecían agua cuanta quisiera, pero luego que delatase los nombres de los culpables, afirmando lo que no sabía.
¡Qué grande obra sería la de deshacer esta mescolanza que repugna, que envenena, que liberta el vicio de toda sanción social que le marque la frente como con una señal de infamia, y lo contenga, ya que no con el temor de Dios, con la vergüenza al menos y con el respeto humano, que familiariza con el escándalo hasta a las conciencias más rectas, y destruye la poderosa barrera de horror y de extrañeza que debe separar al bueno del escandaloso, y comenzando por hacer a este tolerable, acaba por hacerle pasar por imitable! ¡Qué grande obra haría quien con el mismo espíritu de caridad cristiana con que se fundan asilos para huérfanos y casas de refugio para doncellas en peligro, fundase para mujeres y hombres , en que sin riesgo alguno de mal ejemplo pudiese encontrar la juventud las justas, legítimas y aun necesarias distracciones propias de sus años, hallar sin desvergonzada levadura ese trato señoril y digno a la vez que alegre y placentero, que afina y suaviza las inclinaciones del hombre, fortalece y alecciona las de la mujer, y fomenta el trato mutuo y el mutuo conocimiento de que brotan castas simpatías, germen de puros y tranquilos amores, que sirven de base solidísima a matrimonios felices y meditados, de que nacen luego familias cristianas y ejemplares! Y la caridad, la caridad derivada del cielo, única santa y legítima, que todo lo ve con sus ojos de lince, que todo lo abarca con su actividad insaciable, que todo lo precave con su perspicacia amorosa, y no deja dolor sin alivio, ni pena sin consuelo, ni llaga sin remedio, ¿no se ha fijado nunca en esta úlcera ensangrentada? ¿Acaso es más digna de lástima la pobre labriega, la infeliz criada de servicio que el abandono precipita en un lodazal de escaleras abajo y salva la caridad en una casa de refugio, que la encopetada señorita, la rica heredera que un abandono distinto, sólo en la forma, precipita del mismo modo en otro lodazal de salones adentro? ¡Y pensar que no es tan difícil el remedio como a primera vista parece, que bastaría quizá que una mujer de prestigio y de energía, cerrando los oídos a indecorosos respetos humanos y a culpables condescendencias sociales, fundase, por el amor de Dios, un , lanzando a los cuatro vientos de la alta sociedad madrileña, por toda esquela de convite, esta estupenda noticia: La marquesa tal, o la duquesa cual, se queda todas las noches en casa, para las señoras honradas y los caballeros decentes !.
Entrole entonces una de aquellas rabietinas que de tarde en tarde turbaban la placidez de su alma, y sus ojos, iluminados por aquel rencorcillo, querían interpretar en el rostro inocente del niño las aborrecidas y culpables bellezas de la madre.
Tampoco Julián olvidará el día en que ocurrieron acontecimientos tan extraordinarios, día dramático entre todos los de su existencia, en que le sucedió lo que no pudo imaginar jamás: verse acusado, por un marido, de inteligencias culpables con su mujer, por un marido que se quejaba de ultrajes mortales, que le amenazaba, que le expulsaba de su casa ignominiosamente y para siempre, y ver a la infeliz señorita, a la verdaderamente ofendida esposa, impotente para desmentir la ridícula y horrenda calumnia.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba