Ejemplos con cuides

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Lucía, aquí te traigo una amiga, para que te la pongas en el corazón, y me la cuides como cosa de tu casa.
-No te cuides tanto de como estoy, y contéstame, Domiciana -dijo la guapa moza apoyando en la cama la mano en que tenía el cuchillo-.
Muy complacida de mi explicación, añadió este último consejo, dándome a entender con su sonrisa que lo estimaba por muy práctico: No te cuides, hijo de mi alma, de lucirte entre los necios, cuyo aplauso para nada ha de servirte, ni de enseñar a los ignorantes, ni de desasnar a los torpes.
Mira, inocente, no te cuides de aumentar la especie.
Después prosiguió de este modo: ¡Oh hijo mío! No me queda ahora más que encargarte una cosa: que cifres tu fuerza en Alah, no pierdas nunca de vista los fines primordiales del hombre, y sobre todo, que cuides mucho de nuestra hija y esposa tuya Dulce-Amiga.
-Amigo, non cuides que yo tampoco sabía que non entendía cuáles partes escogiestes vós sienpre et cuáles diestes a mí, pero nunca vos demandé ya nada de las vuestras partes, et passé muy lazdradamiente con las partes que me vós dávades, et vós nunca vos doliestes nin oviestes mensura contra mí, pues si agora Dios vos traxo a lugar que avedes mester algo de lo mío, non vos marabilledes si vos lo non quiero dar, et acordatvos de lo que me feziestes,.
-Hace rato que duerme: no te cuides de ella, -dijo Magdalena adivinando la intención de Narda, a lo que añadió ésta con mucho retintín:.
Muy complacida de mi explicación, añadió este último consejo, dándome a entender con su sonrisa que lo estimaba por muy práctico: «No te cuides, hijo de mi alma, de lucirte entre los necios, cuyo aplauso para nada ha de servirte, ni de enseñar a los ignorantes, ni de desasnar a los torpes.
¡Porque, ¡oh madre mía! has de saber que si, para nuestra mayor desgracia, mi esposa querida tuviese ocasión de volver a ver ese manto, se acordaría al instante de su instinto original, que es el vuelo de las aves, y no podría por menos de volar de aquí, aun contra los impulsos de su corazón! ¡Ten, pues, mucho cuidado, madre mía, de no mostrarle ese manto! ¡Porque, si tal desgracia sucediera, sin duda moriría yo de pena o me mataría! Además, te recomiendo que la cuides bien, ya que está delicada y acostumbrada a los mimos, y que no dejes de servirla por ti misma con preferencia a las servidoras, que no saben como tú lo que es preciso y lo que no es preciso, lo que conviene y lo que no conviene, lo que es fino y lo que es grosero.
-Lucía, aquí te traigo una amiga, para que te la pongas en el corazón, y me la cuides como cosa de tu casa.
Te encargo, como siempre, que cuides de que no me hagan ruido.
A ti te encargo que cuides mi honra y mi casa, y si me das mala cuenta, peleamos y te perniquiebro.

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