Ejemplos con cueste

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

No obstante la situación de Rya'c empeora y como no hay otra opción y aunque le cueste la vida, Teal'c le da a su hijo su propio simbionte.
Trafico Maldito es otro de los segmentos más populares del programa en la que interpretan a un par de ex-miembros del serenazgo limeño cuyo nombre real se desconoce pero se llaman a sí mismos Larva Gringa y Rata Zamba, los cuales intentan ganar dinero de manera fácil, cueste lo que cueste, sus aventuras se llevan a cabo en la ciudad de Lima en la que se encuentran con figuras políticas y del espectáculo.
Quizá no le cueste demasiado conseguir el voto femenino.
Sora es la poseedora del emblema del amor, aunque le cueste sacarlo adelante pues no considera tener ese sentimiento tan a flor de piel, ya que tiene continuas discusiones con su madre, aunque todo se arregla gracias a Piyomon.
No puede ser, que se me van las bestias, y temo que hagan alguna que me cueste los cuartos.
¿Quiere usted que nos cueste a nosotros el dinero como la fiesta de Santa Engracia?.
Sin embargo, si quieres, haremos un esfuerzo, cueste lo que costare.
—Espérenme vuesas mercedes, señores mios, un poco, que yo haré que estos llantos se conviertan en risa, aunque a mí cueste la vida.
Pareciónos bien a todos lo que decía, y así, sin detenernos más, haciendo él la guía, llegamos al bajel, y, saltando él dentro primero, metió mano a un alfanje, y dijo en morisco: Ninguno de vosotros se mueva de aquí, si no quiere que le cueste la vida.
Es una ciencia replicó don Quijote que encierra en sí todas o las más ciencias del mundo, a causa que el que la profesa ha de ser jurisperito, y saber las leyes de la justicia distributiva y comutativa, para dar a cada uno lo que es suyo y lo que le conviene, ha de ser teólogo, para saber dar razón de la cristiana ley que profesa, clara y distintamente, adondequiera que le fuere pedido, ha de ser médico y principalmente herbolario, para conocer en mitad de los despoblados y desiertos las yerbas que tienen virtud de sanar las heridas, que no ha de andar el caballero andante a cada triquete buscando quien se las cure, ha de ser astrólogo, para conocer por las estrellas cuántas horas son pasadas de la noche, y en qué parte y en qué clima del mundo se halla, ha de saber las matemáticas, porque a cada paso se le ofrecerá tener necesidad dellas, y, dejando aparte que ha de estar adornado de todas las virtudes teologales y cardinales, decendiendo a otras menudencias, digo que ha de saber nadar como dicen que nadaba el peje Nicolás o Nicolao, ha de saber herrar un caballo y aderezar la silla y el freno, y, volviendo a lo de arriba, ha de guardar la fe a Dios y a su dama, ha de ser casto en los pensamientos, honesto en las palabras, liberal en las obras, valiente en los hechos, sufrido en los trabajos, caritativo con los menesterosos, y, finalmente, mantenedor de la verdad, aunque le cueste la vida el defenderla.
Ya sabe el buen Sancho que lo que una vez promete un caballero procura cumplirlo, aunque le cueste la vida.

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