Ejemplos con cucharada

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Cuando se hayan sofrito se reservan la rebanada, las almendras y un par de dientes de ajo y se añade una cucharada sopera de pimentón al guiso.
Después se pone en un cazo el agua con una cucharada de unto de cerdo, y cuando empieza a hervir se le añade un majado de ajo, aceite, sal y pimentón.
de The New York Times afirma que con sabores limpios y vibrantes, con una consistencia rica, exuberante a pesar de contener un poco menos de mantequilla que algunos competidores, te engancha desde la primera cucharada.
Este corto comienza cuando el Conde se esta arreglando para ir a una cena con Mina en su casa con su familia mientras tanto Mina hace exactamente lo mismo, cuando su hermana mayor la regaña por usar su maquillaje y le habla a su padre para que viera lo que Mina estaba haciendo pero su padre le responde que no se enfade con Mina por que esa noche iba a traer a un amigo suyo a cenar y en ese momento el Conde hace su aparición en lo que la hermana de Mina no estaba contenta paso a estar muy contenta al conocer al Conde por que se enamora de él y el Conde cuando se empieza a presentar mira que Mina tenía una hermana mayor de la que nunca le comento por que a Mina no le interesaba contárselo y su padre le dice a Mina que al no le dijo que su amigo era una persona mayor, entonces Mina nota que su hermana se siente atraída por él, el Conde también se sentía atraído, pero su sangre por ser una adolescente pero al ser la hermana de Mina trata de contener su deseo de sangre y comenzar la cena, que por cierto no disfrutará al ser comida humana, mientras están en la mesa el Conde sigue resistiéndose por morder a la hermana de Mina mientras traen la comida pero aunque al no le guste esa comida hace un esfuerzo por no quedar mal y Lucy le sirve ensalada de papas que ella misma preparo así como Mina le sirve al mismo tiempo una gelatina que ella misma hizo también y empiezan a discutir cuando su padre las calma, mientras las dos hermanas comen enojadas y en silencio el Conde trata de comer ambas comidas mezcladas pero no podía comer demasiado y entonces empezó a ocultarla en su bolsillo, dentro de la silla, bajo su copa e incluso intentó ocultarla en un florero cuando noto que Mina lo estaba observando y entonces finge haber querido oler las flores del florero, en ese momento el padre de Mina le pregunta que como está su comida y el Conde responde que esta muy blanda entonces Lucy empieza a renegar que es culpa de la gelatina de Mina y empiezan a discutir de nuevo, el Conde aprovecha esta oportunidad para darle toda su comida al gato de Mina, entonces el Conde dice que estuvo deliciosa la cena, cuando el padre de Mina le dice que apenas fue la primera ronda y el Conde se desespera pero piensa que todo vale la pena con tal de ver a Mina feliz, cuando escucha que Mina y su hermana discuten dentro de la cocina por ver a quien prefería el Conde y Mina diciéndole que el es su amigo, no de ella y que prefiere su gelatina por que le dio su ensalada de papas al gato y entonces traen dos platillos más cada uno hecho por una de ellas y justo cuando el Conde creyó que no podía empeorar mas resultó que Mina había hecho un suflé de ajo, el Conde por no herir los sentimientos de Mina tuvo que probar su suflé y a la primera cucharada dijo que estaba delicioso pero con la cara verde y luego Lucy le ofrece su sopa de ajo y el Conde sale corriendo diciendo que lamenta tenerse que ir tan pronto pero que todo estuvo maravilloso y entonces se transforma en murciélago y se aleja hacia su castillo y Lucy se quedó triste con la capa que el Conde olvidó recoger.
Pochamos el ajo y el puerro lentamente, añadimos el jengibre rayado, mojamos con un vaso de vino tinto, una vez reducido añadimos una cucharada de miel, sazonamos y terminamos con fondo oscuro, dejamos reducir y pasamos por el túrmix, colamos.
Sin embargo, en una época de enorme efervescencia musical en Madrid, los grupos no solían durar demasiado tiempo, y Cucharada no fue una excepción.
Seguidamente se incorporan los huevos poco a poco, junto con una cucharada de licor.
Nominalizantes: -ancia, -encia, -anza, -ción, -sión, -ismo, -dad, -tad, -ada, -ería, -aje, -ez, -mento, -miento, -dura: constancia, vivencia, semejanza, acción, aprensión, vandalismo, vanidad, amistad, cucharada, mensajería, dopaje, doblez, juramento, acercamiento, torcedura.
La primera cucharada se la da a Krendler, quien responde: Eso está bastante bien, amigo.
Humo que vas al tejado y que sales copo a copo, dices a la luna afilada, cerca de la olla salta el fuego, la madre grita y trasiega y vigila de reojo la sopa de tomillo que está si hierve o no hierve: si de lejos el humo avistas, termina, padre, te digo, ya se colocan las sillas y las sopas hacen bonito, hasta la boca más golosa de deseo de tenerla se muere, sopa humilde, sopa dorada, moldeada con aceite de oro, descubrimiento que se nos hizo llegar por un sabio abuelo, la hierba humilde de roca seca, que penetra de virtud, con la séptima cucharada encuentran la conversación los mayores y en la última el sueño los niño.
El agua de este río posee una blancura característica, siendo del color de una taza de te con la mezcla de una cucharada llena de leche.
Eran campamentos llenos de jelepates y pulgas, servían de comida una tortillota en la mano que debían doblarla como un embudo y ahí, plas, la cucharada de frijoles parados, cocidos en grandes tucos de barril.
Ulises asentía a las reflexiones del cocinero, llevándose a la boca la primera cucharada con gesto interrogante Luego sonreía, sumiéndose en gastronómica embriaguez.
Mas en cuanto aprendió bien los tópicos del periodismo, y tuvo a su disposición una buena cantidad de frases hechas, y sobre todo, en cuanto recibió un diccionario enciclopédico en quince tomos, que le costó no menos de dos mil reales, ¡aquello sí que fué cortar y rajar! No hubo asunto o problema científico, social, económico y político en que don Rosendo dejase de meter la cucharada con gran lucimiento.
Y él, después de quemarse con la primera cucharada de sopa, gritaba: ¡Por vida de los cojilondrios, esta sopa es puro fuego!.
-Me aseguró ayer el señor Obispo de León -manifestó Ibarburu, impaciente ya por meter su cucharada-, que el Ministro trae planes sublimes.
El tío Frasquito, que con gran falta de delicadeza, hija de su deseo vehementísimo de seguir las peripecias del drama, se había constituido en testigo de la conferencia, metió entonces su cucharada, asegurando que aquello estaba muy bien pensado, que su sobrino el padre Cifuentes tenía razón hasta por encima del solideo, y que lo más derecho para su sobrino Jacobo era dirigirse desde luego a su sobrina Villasis, porque lo que esta no alcanzase de su sobrina Sabadell nadie en el mundo, fuera o no sobrino suyo, podría alcanzarlo.
En esto, ya habían entrado Fortunata y su tía, ambas de negro, muy decentes, y mientras la de Jáuregui metía su cucharada en el corro de Guillermina, la otra pasó a ver a Mauricia.
Para fijar el día, tuvo que pensarlo porque no quería dar cuenta a doña Lupe de tal visita, temerosa de que metiera en ella su cucharada, y discurrió que era preciso escoger un día en que fuera al Monte de Piedad.
¿Cuál de las dos daría al enfermo la cucharada de jarabe? Quiso hacerlo el ama de llaves, pero Fortunata estuvo más lista.
Sin querer se encumbraba entonces a una filosofía primera y fundamental, y Lucía le escuchaba embebecida, y, como vulgarmente se dice, metía también su cucharada, porque de filosofía habla, en queriendo, y no habla mal, toda persona de imaginación y viveza.
Esto fue, ¿a qué negarlo?, lo que más que otra cosa alguna, llamó mi atención cuando le vi inclinado sobre la mesa, comiendo ávidamente en descomunal escudilla unas al modo de sopas, puches o no sé qué endemoniado manjar, mientras amenizaba la cena, contando entre cucharada y cucharada las proezas de Napoleón I.
Y usted estará muy consentido en que lo vamos a dejar meter su cucharada en este negocio.
-Así es, por eso todos colman de bendiciones lo mismo esta casa que la de mi señor cuñado el conde -dijo doña Juana, que no podía estar mucho tiempo sin meter su cucharada.
es, como dice el señor don Cándido, volvió Moya a meter la cucharada.
Este mi amo, cuando yo hablo cosas de meollo y de sustancia suele decir que podría yo tomar un púlpito en las manos y irme por ese mundo adelante predicando lindezas, y yo digo dél que cuando comienza a enhilar sentencias y a dar consejos, no sólo puede tomar púlpito en las manos, sino dos en cada dedo, y andarse por esas plazas a ¿qué quieres boca? ¡Válate el diablo por caballero andante, que tantas cosas sabes! Yo pensaba en mi ánima que sólo podía saber aquello que tocaba a sus caballerías, pero no hay cosa donde no pique y deje de meter su cucharada.
A la mañana, con la aurora, todo el mundo está alerta, los corsarios y escopetas, de pie y en rueda, hunden en un enorme caldero, después de haberse santiguado, su cuchara de cuerno sin mango, sacan con ella una cucharada de migas, la cual hacen pasar a la mano y de ésta a la boca, repetida esta operación hasta apurar el caldero, todo el mundo se dirige al sitio donde se va a dar la batalla: momento de confusión, nadie pide parecer, cada cual da el suyo, uno pide pólvora, otro perdigones, otro postas por si sale alguna res, en fin, se carga, los ojeadores, precedidos de un corsario, van a tomar la vuelta de la «mancha» o espesura designada, y a rodearla, en tanto que los escopetas y cazadores, capitaneados por otro corsario inteligente, van a ocupar con el mayor silencio los puestos a la parte contraria, allí, estatuas de sí mismos y árboles entre otros árboles, esperan traidoramente a las víctimas, que ahuyentadas y encaminadas a ellos por los palos y las voces de los ojeadores, vienen a ofrecerse al tiro, no teniendo otra salida que los puestos, y así sucesivamente.
A la quinta cucharada, como quemado por un.

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