Ejemplos con crédula

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Allí es mal visto por una población instintiva, crédula y cruel, sin luz de inteligencia, y encuentra a una chica, ya no muy joven, María, bella, pero vulgar, que jerece una gran atracción sexual sobre él, hasta el punto de que se casa con ella forjándose la ilusión de poder acercarla a sí.
Crédula al sol y al aire, no recelamortal peligro en su región librado,¿qué mucho, si se armó con tal cuidado,que la luz le desmiente en breve tela?Llega a la red y la defiende en vanosu belleza infeliz de la licenciainexorable de un rigor tirano.
El gran cráneo le sonreía burlonamente, Tú también: ¿por qué resistirte a tu destino? Y se encontraba adosado a la rueda, confundido con aquella humanidad crédula e infantil, pero sin el consuelo de su dulce engaño.
Moría la madre, crédula y sensual, fatigada de esperar una fortuna sólida que no llegaba nunca.
La crédula doña Luisa inventaba las más absurdas explicaciones para defender a su hijo.
Argensola percibió cómo se iba formando en su interior un alma simple, entusiasta y crédula, capaz de admitir las cosas más inverosímiles.
Aquella mujer con nietos guardaba el alma de sus ocho años, incapaz de crecimiento y de evolución, y esta alma permanecía inmóvil y dormida en el envoltorio de su inocencia crédula, lo mismo que los embriones humanos dignos de estudio que se conservan sumergidos en un bocal.
Juan Castillo era un agrónomo que había intentado en las tierras de panllevar heredadas de sus padres la realización de todos los adelantos aprendidos en una gran escuela de Bélgica, ensueños de poeta agrícola realizados con el ímpetu de una voluntad entusiástica y crédula.
Más crédula que yo mi antojadiza y nerviosa compañera, se apoderó gozosa de la noticia, lanzándose a planear mi campaña, que fácilmente podía emparejarse con la suya.
La piedad de otros siglos, crédula y grosera, aparecía tan absurda al mostrarse en pleno siglo de descreimiento, que el mismo don Antolín, tan intransigente hablando de las glorias de su catedral, bajaba la voz y apresuraba la relación al señalar el pedazo de manto de santa Leocadia cuando se apareció al arzobispo de Toledo, comprendiendo lo difícil que era explicar de qué tela se vestían las apariciones.
Para no dormirse, leía a la luz de su linterna los libros que podía encontrar en las Claverías: fríos tratados de Historia, en los que la Providencia desempeñaba el principal papel, vidas de santos, que le divertían por su crédula sencillez, rayana en lo grotesco, y aquel de los Luna que tantas veces, había deletreado de pequeño, y en el cual creía encontrar algo de la frescura de la niñez.
La marquesa, por su parte, habíale acometido tan brusca y cruelmente para ensanchar el campo en que quería examinarle, y no descubrir con una confianza harto prematura y harto crédula el lazo que tendía ella al farsante con su estrategia.
Las de Pajares salieron acompañadas por Andresito y don Antonio, siguiéndolas con su vista ansiosa la crédula Teresa.
Pero necesito más, porque mi alma, crédula hasta lo sumo, forja sutilezas y escrúpulos.
—Hermano Tomas, esta tu oracion mas parece hechicería y embuste, que oracion santa, y así yo no la quiero creer ni usar, y por eso la he rasgado, porque no la vea nadie que sea mas crédula que yo: aprende otras oraciones mas fáciles, porque esta será imposible que te sea de provecho.
Este hecho robusteció en la crédula imaginación de aquellas sencillas gentes la creencia de que Fariña era un ser extraordinario.
Era demasiado crédula en cuanto se refería a las cosas vanas y repugnantes del mundo en que vivía, para tales materias prefería las advertencias de doña Anuncia al propio criterio.
Entre tanto, en el grupo de la sombra se oían a intervalos palabras y frases sueltas, por las cuales se conocía que el tema de Gildo era demostrar que ciertos y determinados beneficios, en apariencia, eran en el fondo, y bien examinados, una infame picardía, y que el párroco de Coteruco no era mejor ni peor que todos los curas de la cristiandad, es decir, un vividor a expensas de la crédula ignorancia de los pobres babiecas, sus feligreses.
Su astucia, además, había sabido aprovecharse de la crédula superstición de los montañeses, pintando a los templarios con los más negros colores, y atizando más y más aquel horror secreto con que miraban las artes diabólicas y maravillosas y los ritos impíos a que suponían entregados a los caballeros de la orden.
¿Poeta? ¡Cuerpo del mundo! Pues dale por engañado, porque todos los de humor semejante son hechos a la mazacona, gente descuidada, crédula y no nada maliciosa.
Una mujer de veracidad probada, pero de imaginación ardiente y viva, y además muy crédula en asuntos de carácter extraordinario y misterioso, refiere, con el tono de la mayor certeza y con el lenguaje y ademán de una impresión reciente, que en la noche anterior ha oído en su casa un ruido espantoso, que, habiéndose levantado, ha visto el resplandor de algunas luces en partes del edificio en las que no habita nadie, y que repetidas veces han resonado con toda claridad voces desconocidas, ya cual gemidos de dolor, ya cual aullidos de desesperación, ya cual aterradoras amenazas.
Si la mujer, mejor educada, fuese menos crédula, si su imaginación y sus instintos tuvieran el contrapeso de una razón más cultivada y de una ocupación más racional, ni sería débil tantas veces, ni abandonaría tantas el fruto de una unión ilegítima, por la imposibilidad de sostenerla sola.
En lo más alto de aquel montículo, sintió imperioso anhelo de llamar al perdido Capitán, con la crédula ilusión de que este le respondería, y soltando toda la voz, se puso a gritar ¡Tolomín!.
Excediose un tanto en la maniobra lisonjera, y de este exceso tomó ventaja Lucila, que aunque muy crédula en situación normal, en aquella tiraba instintivamente a la desconfianza.
Por las noches, de regreso a bordo, contábale Fenelón sus particulares sucesos del día, y el inocente Ansúrez se lo tragaba todo con crédula voracidad.
Entre ellos había no pocos hombres respetables, cargados de méritos, muchos que atesoraban saber y cultura, la gran masa era gente honrada, crédula, generosa, sin las cuquerías y malas mañas de los políticos de oficio.
También es verdad que yo los describí con calurosa elocuencia, y que hubiera podido conmover a otra que mi madre, siempre que fuese crédula y blanda de corazón.
¡Qué infame cuento! Rosalía, como es tan crédula, como es tan inocente, también te acusa, aunque disculpándote, pero yo no me doy a partido, yo no creo nada, yo rechazo todo, absolutamente todo.
La crédula gente de mi tierra se dejó embaucar y en pocos meses reunió el farsante la cuarta parte de la suma, y acaso habría alcanzado a redondearla si el diablo, en forma de una limeña, no hubiera metido la patita.
crédula la humanidad de otros tiempos, os revistió con.

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