Ejemplos con cráneos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La mayoría de los otros lambeosaurinos tenían crestas huecas en la parte superior de sus cráneos, y aunque los huesos que componían tal cresta son desconocidos en este dinosaurio, los huesos del techo del cráneo se modifican para apoyar una, así que se ha asumido que Amurosaurus también era crestado.
En la Magna Arena el emperador los traiciona mandándoles una bomba por lo que Hulk para salvar a sus compañeros salta y detona la bomba antes de que llegue al suelo pero después son atacados por el escuadrón de los cráneos donde Skee muere.
De acuerdo con la revista electrónica terraeantiqvae, el arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, coordinador del proyecto Templo Mayor, agregó que Tlaltecutli es un deidad telúrica y nocturna del sexo femenino que porta un faldellín adornado con cráneos y huesos cruzados, además de lucir un adorno dorsal con tiras y caracoles, exclusivo de las deidades femeninas.
Basados en cráneos, vértebras y costillas Richard Owen lo dedujo como un animal pesado de marcha lenta.
No tienen armadura, ni piernas o núcleos, y tienen numerosos cables saliendo de sus cuellos en vez de cráneos.
Los cráneos muestran una variación muy importante en el rostro, con algunos rasgos similares a las cabezas humanas.
Algunos EVAs fallidos pueden verse en el Final de Evangelion, colgados verticalmente de sus cráneos.
Se conoce por dos cráneos, un moderada variedad de restos postcraniales desarticulados, incluyendo elementos de la mayoría de las áreas del esqueleto y partes de la armadura.
Sus cráneos presentaban un importante aparato masticador, con un pico corneo para arrancar la vegetación, una batería de dientes atrás y fuertes músculos masticadores.
Se diferencia de le resto de los hipsilofodóntidos por sus cráneos largos y gran cantidad de dientes.
Las fosas musculares anteorbitales de sus cráneos muestran que probablemente tenían un morro largo y móvil, como los de la musaraña elefante.
Los Metriorynchus de Cuba fueron cocodrilos marinos de los que ya se tienen tres cráneos.
Sus restos han sido encontrados en Europa y en el Caribe, más específicamente en Cuba, donde es el único género registrado pues otros cráneos de cocodrilos marinos están aún sin clasificar como especie.
Estas se encuentran en los pisos superiores y son área de estudio, oficinas y salones donde se guardan desde polimitas cubanas hasta imponentes cráneos del Peloneustes cubano.
Los pocos cráneos encontrados muestran que se habían diversificado en muchos nichos de alimentación.
En otras salas se expone de forma cronológica una muestra de las etapas en las que se ha dividido la Prehistoria con exhibición de fósiles y réplicas de cráneos humanos.
Es la especie más primitiva que se conoce, basada en cuatro cráneos de las capas bajas de la Formación de Yixian de la provincia de Liaoning, cerca del pueblo de Lujiatun, China.
En España se ha jugado dentro del rol en vivo Cenizas Rojas: Devastación, donde en vez de jugger se le conoce como Cráneos y Cadenas.
El arte dahomeyano es estrictamente cortesano y en los palacios de Ghezo y de Glelé, en Abomé, puede verse todavía uno de los museos históricos más ricos de África negra: bajorrelieves extraordinarios que son como páginas de historia, tronos montados sobre cráneos humanos, tapicerías, alfombras, tintes que exaltan los símbolos regios en un estilo poderoso, en medio de los cuales destaca, como una fuerza de la naturaleza, el búfalo que simboliza a Ghezo.
Esta blancura luminosa era la del hueso pulido de los cráneos.
Después de su existencia en aquel mundo de cráneos escuetos y huesos pelados, este rostro humano le causó la misma impresión de grata sorpresa que siente el explorador al encontrarse con la cara de uno de su raza tras larga permanencia entre salvajes.
Vio al pie de los grandes monumentos, de los cuadros de los museos, de los estantes de las bibliotecas, la muda sonrisa de los cráneos, que parecía decir a los hombres: Admiradnos: ésta es nuestra obra, y cuanto hagáis vosotros debe ser a nuestra semejanza.
Cráneos con alas, parecidos a los querubines de los cuadros religiosos, revoloteaban en el espacio, lanzando por su mandíbula caída roncos himnos a la gran divinidad que lo llenaba todo con los bullones de su sudario y cuya cabeza de hueso se perdía en las nubes.
El sombrío cubo ya no era de piedra: estaba formado de cráneos, unidos como bloques, por una argamasa hecha de polvo de huesos.
Las razas pensadoras revelan, en la capacidad creciente de sus cráneos, ese empuje del obrero interior.
Las semillas, como pulpos en gestación, se preparaban a extender los tentáculos de sus raíces hasta los cráneos que pocos meses antes contenían gloriosas esperanzas o monstruosas ambiciones.
Bajaban de su interior hombres y más hombres, unos por su pie, otros en camillas de lona: rostros pálidos y rubicundos, perfiles aquilinos y achatados, cabezas rubias y cráneos envueltos en turbantes blancos con manchas de sangre, bocas que reían con risa de bravata y bocas que gemían con los labios azulados, mandíbulas sostenidas por vendajes de momia, gigantes que no mostraban destrozos aparentes y estaban en la agonía, cuerpos informes rematados por una testa que hablaba y fumaba, piernas con piltrafas colgantes que esparcían un líquido rojo entre los lienzos de la primera cura, brazos que pendían inertes como ramas secas, uniformes desgarrados en los que se notaba el trágico vacío de los miembros ausentes.
Vió heridos que empezaban a recobrar su fuerza vital y sólo eran esbozos de hombres, espantosas caricaturas, andrajos humanos salvados de la tumba por las audacias de la ciencia: troncos con cabeza que se arrastraban por el suelo sobre un zócalo de ruedas, cráneos incompletos cuyo cerebro latía bajo una cubierta artificial, seres sin brazos y sin piernas que descansaban en el fondo de un carretoncillo como bocetos escultóricos o piezas de disección, caras sin nariz que mostraban, lo mismo que las calaveras, la negra cavidad de sus fosas nasales.
Los peoncitos iban colocando en los postes del alambrado cráneos de vaca con los cuernos retorcidos, adorno rústico que evocaba la imagen de un desfile de liras helénicas.
El que entraba, iba despacio por el pasillo de las butacas para no tropezar, palpando los cráneos de los que las ocupaban, por ver si había alguna vacante.

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