Ejemplos con cornucopias

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El escudo irá coronado con dos cornucopias derramando sobre el suelo los frutos de la abundancia que representa el desarrollo endógeno del estado.
Es descrito por Claridege como rosetas estilizadas en cuadrados alternados con pares opuestos de cornucopias entrelazadas en rectángulos, todo trabajado en pórfido verde y rojo sobre el fondo de púrpura frigia y amarillo númida.
También en Madrid esculpió los leones de la Fuente de Cibeles, los trofeos militares, cabezas de leones, cornucopias y ángeles de la Puerta de Alcalá, la Virgen del Carmen en una hornacina de la fachada de la Iglesia de San José, las figuras en mármol blanco de la Caridad romana y la Fortaleza de la fachada de la Basílica de San Miguel, y los tritones de las fuentes del Paseo del Prado.
El complejo es imponente: accediendo desde la entrada principal se llega al patio de honor, en cuyo centro surgía una fuente llamada del ciervo, la fachada principal en estuco con cornucopias de conchas y frutos se encuentra sobre la parte derecha como cortada por una línea de ladrillos a la vista que delimitan la parte del siglo XVII con la del XVIII, posterior a la intervención del primer arquitecto de corte Amedeo di Castellamonte.
El escudo reposa sobre dos cornucopias entrelazadas y en su extremo superior aparece un sol naciente, simbolizando el nacimiento de la República.
La cúpula y las bóvedas están decoradas con cornucopias de rocalla en relieve que contienen figuras de ángeles, heroínas del Antiguo Testamento, Santos y Santas, y en las pechinas, los cuatro Padres de la Iglesia Occidental.
En el último cuerpo se halla una antigua capilla de finales del siglo XVIII, de planta rectangular cubierta con bóveda ochavada sobre trompas, decorada con yeserías rococó, mostrando una macolla con moldura cuadrifoliada en el centro de la que cuelgan hojas y flores alternando con cornucopias de fina rocalla.
Hay espaciosas salas con toscas cornucopias, con viejos grabados alemanes, con pequeñas litografías en las que se explica cómo Matilde, hermana de Ricardo de Inglaterra, antes de pronunciar su voto , etc.
Las paredes de la sala donde estaba la Cena se tapizaban de damasco carmesí, sobre el damasco se colgaban lindas y antiguas cornucopias con muchas velas de cera ardiendo, y también en la sala había verdes plantas, y canarios en jaulas, y una enorme cruz negra de madera, con adornos y remates de plata fina, asida a la pared por fuertes alcayatas.
Hay que traer colgaduras, cera, flores de trapo, candeleras, cornucopias, dulces, castañas, frutas secas, garbanzos tostados y demás, para la gran función religiosa, con refresco y todo, que habrá aquí dicho día, y a la que vendrán únicamente aquellos de Vds.
En los muros, tapizados de un verde oscuro rameado de otro más claro, veíanse algunas cornucopias enormes con figurillas grabadas en el cristal.
Las comidas, así tal cual, pero las casas veo que ya se adornan con cornucopias y lunas, y van desterrándose las armaduras y los cuadros.
También había hecho esfuerzos para poner en la sala algunas cornucopias que cubrieran las vergonzantes fealdades de unos tapices que habían presenciado el paso de diez generaciones, y asimismo quiso substituir el clave imperfecto y discordante que sus antepasados adquirieron en tiempo de Juan Bautista Lulli, cuando menos por un , admirable en las labores de la caja, encantador en sus sonidos, joya instrumental y artística digna de las manos y del espíritu de Beethoven.
Aquello era imponente, por otro lado, un gran Santo Cristo de marfil parecía mover sus brazos blancos y resbaladizos como un reptil de mármol escurriéndose a lo largo de la pared, y las grandes cornucopias doradas se le representaban como extraños seres, también animados, oscilantes y fosforescentes.
Grandes cornucopias sostenían multitud de luces, reflejadas hasta lo infinito por hermosas lunas.
Aquello era imponente, por otro lado, un gran Santo Cristo de marfil parecía mover sus brazos blancos y resbaladizos como un reptil de mármol escurriéndose a lo largo de la pared, y las grandes cornucopias doradas se le representaban como extraños seres, también animados, oscilantes y fosforescentes.
Quiero decir que abundaban allí los tallados sillones de vaqueta en estrecha amistad con las muelles butacas de tapicería, los cuadros vetustos de familia, interpolados con las flamantes acuarelas, las cornucopias tradicionales, reflejando mal en las empañadas lunas los ''étagères'' de caoba y las ménsulas pulidas sosteniendo bustos de sabios de hogaño, y así lo demás.
Arrimados a ellos había un canapé, varias sillas y otros muebles contemporáneos de la cómoda, colgado sobre ésta, un Eccehomo entre dos cornucopias de buena talla dorada, sobre el canapé, una Purísima, y enfrente de estos cuadros, otros dos, de santos también, todos ellos al óleo y en marcos dorados, pero sumamente deslucidos ya.
Allí había una sala con sillones hermosos y antiguos, de nogal, cubiertos de cuero labrado o guadamaciles, y exornados con tachuelas de bronce, cuatro enormes cornucopias doradas, varios retratos al óleo de Mendozas ilustres, un árbol genealógico, pintado también al óleo, un brasero de reluciente azófar en el centro, y una mesa con búcaros y vasos de China.
Grandes cornucopias sostenían multitud de luces, reflejadas hasta lo infinito por hermosas lunas.
Colgaban de las paredes algunos retratos viejos, de familia, por orden de antigüedad, desde la cota de malla hasta la peluca y las chorreras, dos grandes cornucopias de talla dorada, semejantes a las que había en mi habitación de la casona de Tablanca, y un San Jerónimo penitente, muy estropeado.
También había hecho esfuerzos para poner en la sala algunas cornucopias que cubrieran las vergonzantes fealdades de unos tapices que habían presenciado el paso de diez generaciones, y asimismo quiso substituir el clave imperfecto y discordante que sus antepasados adquirieron en tiempo de Juan Bautista Lulli, cuando menos por un forte-piano, admirable en las labores de la caja, encantador en sus sonidos, joya instrumental y artística digna de las manos y del espíritu de Beethoven.
Las comidas, así tal cual, pero las casas veo que ya se adornan con cornucopias y lunas, y van desterrándose las armaduras y los cuadros.
-No, que el destino que tiene no es más que limpiar el polvo a los cuadros, cornucopias, urnas y tapices que el D.
Mientras se hablaba de lo mucho bueno que había en la catedral y el lugareño se pasmaba y su señora repetía aquellas admiraciones, Obdulia se miraba como podía, en las altas cornucopias.
Entre cuadro y cuadro ostentaban su dorado viejo algunas cornucopias cuya luna reflejaba apenas los objetos, por culpa del polvo y las moscas.
La sala, sin embargo, resplandecía como un ascua de oro, porque estaba iluminada con tres magníficos velones de Lucena de a cuatro mecheros cada uno y con algunas velas de cera que ardían en los candeleros de media docena de hermosas cornucopias, colgadas en las paredes sobre el rojo damasco que las tapizaba.
En otra jerarquía más elevada, los Vélez en su caseretón de alta y ennegrecida fachada, llena de escudos mohosos y de balconajes oxidados, empotrada y reventándose entre otras dos que, por lo humildes y despatarradas, parecían estar sosteniéndola por obra caritativa, el portal, enorme, obscuro, lóbrego y con el suelo de adobes, la escalera, ancha, de zancas trémulas y peldaños jibosos, luego el vestíbulo, tan grande y tan sombrío como el portal, con gran banco de madera con escudo de armas tallado en el espaldar, arrimado a la pared debajo de un tapiz descolorido ya y hecho jirones, después el estrado, como cuatro vestíbulos de grande, con su tillo de anchas, abarquilladas y viejísimas tablas de castaño, su techo de viguetería descubierta, de la misma madera y del propio color que el suelo, sus claros abiertos a la fachada, como tragaluces de mazmorra, por lo bajos y lo espesos, sus sillones de alto copete, penetrados de la polilla, sus cornucopias desazogadas, sus alfombras raídas, sus retratos de familia pintados en lienzo, y su Ecce-Homo en cobre, borrosos y mordidos por la sarna de los tiempos, sus damascos lacios y descoloridos, sus dos consolas con columnitas de basa y capitel de metal dorado, sosteniendo los sempiternos candelabros de malaquita y bronce, y en fin, su péndulo asmático, de ''carillón'' que ya no funcionaba, y el estrado y el vestíbulo y la escalera y cuanto podían distinguir los ojos del profano visitante, todo a media luz, y limpio y reluciente y silencioso, inmóvil, frío y con el vaho de las criptas, como si allí no hubiera hogar ni se viviera.
¿Te fijas en la sillería, eh? Ya habrás notado que no juega con el vargueño ni con las cornucopias, ni se honra con tan señalada procedencia.
Fue inquisidor, también en Méjico, y trajo de allá estas cornucopias que ves alrededor de la sala junto a la cornisa del techo.

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