Ejemplos con contándome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Este iba en pie mirando el paisaje y contándome todo lo que miraba.
Mi mujer y mi madre han festejado el fausto acontecimiento de un modo particular: contándome, punto por punto, todos los terrores que han sufrido sin hacérmelo ver.
Pronto volvió a mi lado, contándome de este modo lo que había visto: Pues allí va una señorona con más años que Matusalén, alta y de buenas hechuras.
Andando despacito siguió contándome don Nicolás su historia de Despeñaperros, que más parecía novela: No creas que aquella vida era demasiado fatigosa, tirábamos a los lobos, alguna vez a los jabalíes, no tuvimos ningún encuentro serio, ni dimos ninguna batalla como las de Marengo y Arcola, nos alimentábamos con naranjas, madroños, exquisita miel, y bebíamos agua cristalina de los manantiales de la sierra.
El manso filósofo Ido del Sagrario se fue a la compra, calle de los Tres Peces, y Estévanez, que había salido de la tienda de sedas del popular republicano don Toribio Castrovido, me llevó calle abajo por la de Atocha, contándome sus andanzas en el largo tiempo en que yo le había perdido de vista.
-Gasparito se ha refugiado en una casa humilde, muy humilde, desde la cual me ha escrito, contándome todo.
Aquellos gitanos que están allí rezando el rosario, me han entretenido dulcemente contándome sus ingeniosas maneras de robar.
Si te metes monja, reza por mí, conságrame dos o tres lágrimas contándome entre los muertos, y pido a Dios que me perdone».
Esta pobre me decía, contándome su vida con un candor angelical: Había jurado no entregarme sino a un indio que me gustara y no encontraba ninguno.
-De ningún modo me entretendrías mejor y más a mi gusto -repuso la marquesa- que contándome la historia de aquella hermosa dama que debió a su extraordinaria belleza el nombre por el que fue conocida.
Y él continuó contándome:.
Me pidieron que me sentara en ella y, a continuación, el señor Rucastle empezó a pasear de un extremo a otro de la habitación contándome algunos de los chistes más graciosos que he oído en mi vida.
¿Por qué tuvo que irse? ¿Por qué ya no podré escuchar la ternura de su voz contándome anécdotas de otras épocas? ¿Por qué ya no veré su rostro surcado de tiempo ni sus ojos de bondad?.
Confianza tras confianza, fue contándome poco a poco, en sucesivos paseos y sesiones interesantes, cosas de su infancia y pormenores mil, que así revelaban su talento como su exquisita sensibilidad.
-En el caso presente -dijo Caballero con afán-, usted puede hacer una excepción, en favor mío, contándome.
¡Se iba, se iba para siempre! «Reza por mí, contándome entre los muertos», decía la carta.
profundamente contándome los sinsabores .
Andando despacito siguió contándome don Nicolás su historia de Despeñaperros, que más parecía novela: «No creas que aquella vida era demasiado fatigosa, tirábamos a los lobos, alguna vez a los jabalíes, no tuvimos ningún encuentro serio, ni dimos ninguna batalla como las de Marengo y Arcola, nos alimentábamos con naranjas, madroños, exquisita miel, y bebíamos agua cristalina de los manantiales de la sierra.
El manso filósofo Ido del Sagrario se fue a la compra, calle de los Tres Peces, y Estévanez, que había salido de la tienda de sedas del popular republicano don Toribio Castrovido, me llevó calle abajo por la de Atocha, contándome sus andanzas en el largo tiempo en que yo le había perdido de vista.
Casi todos los días, cuando salía sola, lo encontraba, y me detenía para manifestarme su cariño y penas por causa mía, contándome además todas las comodidades de que yo gozaría siendo su esposa.
Contándome otras cosas de este tenor de la vida de sus amos, me detuvo el buen criado toda la noche y, por no molestar a mis huéspedes, me puse en viaje al amanecer, dejando dicho que a mi regreso para Madrid me detendría una semana en su casa.
es que, empeñado de mi obediencia, satisfagas mi deseo contándome quién eres, de dónde y.
Al contrario, muchas veces me divertía contándome historietas, y hasta una vez que mi mujer estuvo enferma me dio una receta que la hizo sanar al momento.
Así es que durante los cinco días que estuve aguardando, enflaquecí hasta el extremo, y mi prima, muy afligida al verme de aquel modo, no me dejó ni un solo instante, y pasaba los días y las noches sentada a mi cabecera contándome historias de enamorados, y en vez de dormir, velaba a mi lado, y algunas veces la sorprendí secándose las lágrimas, que quería disimular.
-«Don Fermín -le había dicho- usted es el único que podrá entenderse con esta hija mía querida, que a mí iba a volverme loco si continuaba contándome sus aprensiones morales.

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