Ejemplos con conocíamos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Recordando sobre su papel en La Guerra Gaucha Ferreiro contó que había ido con su cuñada y su tía a la confitería El Ateneo donde se reunían los integrantes de Artistas Argentinos Asociados y agregó textualmente: pasó Ángel Magaña y me saludó, porque nos conocíamos de la radio.
Antes nos conocíamos y veíamos seguido todos los que hicimos el nacionalismo musical de México, lo más importante que se dio en el siglo XX.
Cuando le preguntaron como ella encontró intentando ponerse en contacto con su sexualidad en directo por TV, ella respondió: yo tenía curiosidad, porque nosotros nunca conocíamos que venía después, que añadió entusiasmo.
Los cinco vascos nos conocíamos unos a otros como si fuéramos hermanos.
No, la escena que vuelve como una pesadilla, los personajes que sufren la alucinación de una dicha muerta, es otra cosa Usted asistió al preludio de una de esas repeticiones Sí, ya sé que se acuerda No nos conocíamos con usted entonces Y precisamente a usted debía de hablarle de esto! Pero juzga mal lo que vió y creyó un acto mío feliz ¡Feliz! Oigame.
Fernando -dijo Demetria a su caballero de a pie, cuando este acomodó su paso al del carro, apoyando la mano en el tablón zaguero-, querrá usted creer que esto poquito que hemos cenado nos ha sabido a gloria? Hacía tiempo que no conocíamos lo que era apetito, substancia ni sabor de nada.
Nosotros la conocíamos, como todo el mundo, por la fotografía y por el grabado: nosotros habíamos contado muchas veces con el dedo sobre el papel las elegantísimas de piedra que cubren su extensa fachada.
Nos conocíamos los dos, señora, y como ella era tan buena, y yo también.
Ya la conocíamos a usted de oídas.
Pero en cambio, y por mucho que el golpe nos haya dolido, encontramos una verdad que no conocíamos,.
Salió a nosotros con mucha mansedumbre, ya roto el vestido, y el rostro disfigurado y tostado del sol, de tal suerte que apenas le conocíamos, sino que los vestidos, aunque rotos, con la noticia que dellos teníamos, nos dieron a entender que era el que buscábamos.
Terminado este capítulo, recibimos una carta en que se nos narran dos episodios de la vida de Moreira, que no conocíamos.
Ya la conocíamos a usted de oídas.
No digo que tuviéramos gran intimidad, pero nos conocíamos.
¡Quién nos había de decir que aquella simpática jamona, todavía fresca, más graciosa de palabra que de hocico, divierte sus ocios de exclaustrada en cacerías y robos de hombres guapos! ¡Qué cosas se ven, y cuán caprichosas, en su inmenso reino, son la flora y la fauna del vivir humano! ¡Qué infinita variedad de formas, qué extravagancia en algunas, qué sencillez elemental en otras! Llamamos original a lo que vemos por primera vez, y nuevo a lo viejo que no conocíamos.
¡Cuán verdadero es que en visita toda persona nos parece juiciosa y de intachable moral! Conocíamos a la monja Boticaria por haberla recibido en nuestra casa más de una tarde, en compañía de Victorina Sarmiento, antigua relación de los Emparanes.
Ya conocíamos las bellezas de Santa María y la Trinidad: empleamos la tarde en explorar los mutilados restos de San Bartolomé y de San Gil, no sin que amargara nuestros goces el melancólico recuerdo de D.
Llamada por la prendera una chiquilla de la vecindad que todos conocíamos, muy amable y vivaracha, de nombre Encarna, empezamos a reparar el gran desavío causado por aquellos bergantes, y acudiendo algunas vecinas, entró en la casa lo más necesario en aquel conflicto: caldo, pan, agua caliente, carbón, leche, velas.
-¿Por qué lo tenías tan oculto? ¿Cómo llegó a tanto tu disimulo de esa pasión, que te formaste un carácter artificial para desorientar a cuantos te conocíamos?.
muchos defectos que no conocíamos.
Y estas variaciones de juicio sucederán aun suponiendo al amigo culpable en realidad, aun olvidado el ser muy fácil que nuestra pasión o interés nos hayan cegado lastimosamente, haciendo que no atendiésemos a los gravísimos y justos, motivos que le habrán impulsado a obrar de la manera que nosotros reprendemos, haciéndonos prescindir de antecedentes que conocíamos muy bien, de la conducta que nosotros hemos observado, y, en fin, trastornando de tal manera nuestro juicio, que un proceder muy justo y razonable nos haya parecido el colmo de la injusticia, de la perfidia, de la ingratitud.
Entonces le contesté: ¡Cierto, ¡oh capitán! que la mentira es la renta de los bellacos! ¡Pero escúchame, porque voy a probarte que soy Sindbad el ahogado! Y conté al capitán diversos incidentes que sólo conocíamos él y yo, y que sobrevinieron durante aquella maldita travesía.
Queriendo confirmar yo algo sobre el Maestro AUN WEOR, pregunte quien era él, y el Señor del Tiempo me explicó que al Maestro AUN WEOR pocos lo conocíamos.
Al mayor de los tres Jefes lo conocíamos de antemano y le profesábamos mucho cariño.
Uno y otro ignoramos el paradero que aguarda a España más allá de las Constituyentes, pero conocemos el camino por donde hemos de marchar todos a la salvación o al abismo, y ese camino no le conocíamos ocho días hace.
Pero decir que le conocíamos no significa que estuviésemos enterados de ninguna intimidad suya, casi no sabíamos las señas de su domicilio.
Le conocí, y le conocíamos los pocos aficionados a cierta clase de estudios, en los cuales él era indiscutible maestro.
Confesamos que al acometer tan arriesgada empresa no conocíamos la cara al miedo, pero en el día no nos queremos salvar, si no es cierto que temblamos de pies a cabeza al sentar la pluma en el papel.
Nos conocíamos de nombre, pero no más, así que cuando me encontraba con él, en las calles del Alcázar, lo saludaba quitándome el sombrero, según la usanza de la antigua cortesanía española, que mis padres me habían enseñado.
No nos conocíamos con usted entonces.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba