Ejemplos con confesad
Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.
¡Ea, canalla respondió don Quijote, para mí no hay toros que valgan, aunque sean de los más bravos que cría Jarama en sus riberas! Confesad, malandrines, así a carga cerrada, que es verdad lo que yo aquí he publicado, si no, conmigo sois en batalla.
¡Ah!, si en medio de vuestra saña y enojo, conserváis todavía un resto de virtud, conoced vuestros extravíos y desmanes, y confesad sin rubor que os habéis engañado.
Confesad al Cielo vuestra culpa, llorad lo pasado, precaved lo futuro, y no extendáis el beneficio sobre las malas yerbas, para que prosperen lozanas.
-Confesad que es una desgracia -dijo con voz ronca.
-Vamos, no os hagáis el indiferente y confesad que la noticia os habrá complacido.
-Veamos, mi querido Alberto -dijo Debray-, confesad que vuestro cocinero se tarda mucho, que las ostras aún no han llegado de Marennes o de Ostende, y que siguiendo el ejemplo de Maintenon, queréis sustituir el plato por un cuento.
-Confesad que habéis tenido una pesadilla, y vamos a almorzar -dijo Beauchamp.
Confesad eso al menos para que no os crea injusta.
Veamos, decidme pronto, ¿debo alargaros la mano diciéndoos: Beauchamp, confesad vuestra falta y seamos amigos? ¿O debo preguntaros cuáles son las armas que habéis escogido?.
Sed noble y confesad que un arrebato de cólera os ha sacado del camino de la cortesía.
Veamos, decid, confesad francamente de qué le acusáis.
-Confesad que habéis inventado esa historia para hacerme hablar, y que vos mismo habéis creado ese personaje.
-¿Es decir, replicó el joven, que estimuláis mi encono para disuadirme luego de ese mismo proyecto a que vos misma habéis cooperado en favor mío, según decís, y pretendéis hacerme renunciar ahora a la realización de este atentado, cuya idea ocupa todos mis sueños y marca el punto supremo de mis aspiraciones? ¿Y sois vos, quien con vuestra larga experiencia blasonáis de estoica haciendo alarde de una pretendida insensibilidad? ¡Ah!, confesad, mi querida Palomina, que estáis cruelmente celosa de esa pobre joven que acaso ignora el quilate de sus mismas gracias y hasta el punto que han llegado a enloquecer mis sentidos.
¡Fascinarle! Confesad que anduviste desacertado en tal recelo.
