Ejemplos con conduje

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Le señalé el paso, la conduje a la salita, y ella entró con recelo, temerosa de miradas impertinentes.
La elegante inglesa no me dijo una palabra más en todo el camino, y cuando subimos a casa de Forfolleda y la conduje a su cuarto, que ya empezaba a figurárseme regio camarín tapizado de rasos y organdíes, metiose en su tugurio como un hada en su cueva, y dándome desabridamente las buenas noches, corrió los cerrojos de oro.
Fuera que confiaba en mí entonces como en otras ocasiones de su vida, abandonándose a aquel destino suyo, de que yo había sido tantas veces celoso ejecutor, fuera que un vago presentimiento la inclinaba a aprobar mi conducta, lo cierto es que no hizo esfuerzo para resistir cuando entré con ella en la casa y la conduje arriba, despertando con el estruendo de mi llegada a todos los habitantes de la casa.
La conduje a donde se me ordenó.
Lo conduje a que me preguntara si «en un caso dado» podía contar conmigo.
Yo mismo conduje a la cocina a don Pedro Nolasco, que se dejaba traer y llevar como un niño atolondrado, y le senté en el sillón de mi tío, dejándole al cuidado de Tona y de Chisco, que andaba por allí entonces, con encargo de que le entretuvieran y animaran.
conduje en ancas con rumbo al hato, entre la protesta de mis compañeros,.
entró don Nuño diciendo que deseaba hablar a doña María, yo misma le conduje hasta el aposento de.
»Y salí a la calle, alquilé una berlina, volví por Julia, la conduje hasta el carruaje, le di la mano para que subiera a él, y, en seguida, quitándome el sombrero, cerré la portezuela, y le dije:.
»La conduje, pues, hasta el guardarropa, saqué su abrigo, se lo puse, y, alargándole la mano, le dije:.
-Yo me curé en falso al casarme, esto es, yo era todavía un calavera impenitente cuando conduje al altar a Eloísa, y, si me casé con ella, fue por miedo de no encontrar más adelante otra mujer de sus virtudes, digna del depósito de mi honor y de ser madre de mis hijos.
Desde el siguiente día empezó a padecer una enfermedad de garganta que a la postre la conduje al sepulcro.
Seguimos hablando por el estilo, cuidando yo de encomendar la menor parte de la tarea al enfermo para no fatigarle, y conduje la conversación al extremo que deseaba.
Así, pues, cogiendo a mi esposa, la conduje, velada, a la presencia del sultán Saladino, y vi que el embajador de los francos estaba sentado al lado suyo, a su derecha.
Le señalé el paso, la conduje a la salita, y ella entró con recelo, temerosa de miradas impertinentes.
Entonces me expusieron ellos el objeto de su visita y al punto me hice llevar en mi azafate de oro sobre la cabeza de las que me transportan, y les conduje a la cumbre de esa colina de esmeralda, donde a mi paso plantas y flores rompen a hablar cada cual en su lenguaje, unas por la derecha, otras por la izquierda, pregonando en voz alta o en voz baja sus virtudes particulares.
Hizo como que estaba arrepentido de su primer método, manifestándose más benigno, con lo que tuvo gratos a los usurpadores de los caudales públicos, porque no se lo echaba en cara ni llevaba las cosas con rigor, de manera que, enriquecidos con sus rapiñas, colmaban de alabanzas a Aristides e intercedían ansiosos con el pueblo para que todavía le eligieran otra vez, mas cuando ya iban a votarle, increpó a los Atenienses, diciéndoles: “¡Conque cuando me conduje bien y fielmente me maltratasteis, y cuando he dejado abandonados crecidos caudales en manos rapaces me tenéis por el mejor ciudadano! Pues más me avergüenzo del honor que ahora me hacéis que de la injusticia pasada, y me indigno contra vosotros, para quienes parece más glorioso el favorecer a los malos que defender los intereses de la república”.
Mejor lo hizo Antígono el mayor cuando, al trabarse el combate naval cerca de Andro, diciéndole uno que eran muchas más las naves de los enemigos, “pues qué- le replicó-, ¿no te haces cargo que yo valgo por muchas?” ¡Grande ornamento del mando quien con destreza y virtud hace lo que se ha propuesto, y cuya atención primera es salvar al que ha de salvarlo todo! Por tanto, juiciosamente, Timoteo, como Cares mostrase un día a los Atenienses algunas cicatrices en su cuerpo y el escudo pasado de una lanzada, “pues yo- les dijo- estoy muy avergonzado de que cuando tenía sitiada a Samo me hubiese caído muy cerca un dardo, porque me conduje más juvenilmente de lo que correspondía a un general que tenía bajo su mando tantas tropas”.
Yo mismo hice ya la prueba de ellos cuando por orden de vuestro padre conduje contra esos hombres un ejército, lo cierto es que internándome hasta la Macedonia y faltándome ya poco para llegar a la misma Atenas, nadie se me presentó en campo de batalla.
Y dancé delante de ellos y poco a poco los conduje al abismo.
Como no era noche de tertulia, había en ella muy poca gente, y yo, sin pararme a considerar si faltaba o no a «las conveniencias», y atenta sólo a lo que me interesaba, le conduje al gabinete mismo en que el banquero «se me había declarado», elegí un sitio en él donde pudiéramos hablar sin servir de espectáculo a la gente del saloncillo, senteme allí, y roguele a él, con una mirada y un golpecito con la mano en el sillón inmediato, que se sentara también.

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