Ejemplos con condescendió

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El Cabildo condescendió en ello, y los manifestantes pasaron a la Chancillería.
El cabildo condescendió con el pedido, imponiendo la condición de que se pague a los indios el salario correspondiente y que los materiales obtenidos del tejar y la calera sirviesen también para el vecindario de la ciudad.
Y en verdad que estas reflexiones eran muy puestas en razón, no habiendo nadie a quien se oculte que si entonces Luculo, que no se hallaba lejos, se hubiera prestado a los ruegos de Fimbria, y acudiendo con sus naves hubiera cerrado el puerto con su escuadra, habría tenido término aquella guerra y todos se habrían puesto fuera del alcance de infinitos males, pero, bien sea que antepusiese a todo bien privado y común el mantenerse fiel a Sila, o bien que no quisiese dar oídos a un hombre abominable como Fimbria, manchado por disputa de mando con la sangre de un general y amigo suyo, o bien, finalmente, que por disposición superior se hubiera reservado para sí a Mitridates, manteniendo en vida a este antagonista, lo cierto es que no condescendió.
está bien, perdóname, olvídalo- condescendió cariñosamente.
Condescendió en esto Dion, y restituyó a Heraclides el mando de la armada, pero habiéndose opuesto a los que insistían sobre el repartimiento de terrenos y de las casas, anulando lo que acerca de esto se había antes establecido, indispuso y enajenó los ánimos, de donde tomó otra vez ocasión Heraclides, y, acantonado en Mesena, sedujo a los soldados y marineros que con él se hallaban y los irritó contra Dion, haciéndoles entender que aspiraba a la tiranía, y al mismo tiempo concluyó ocultamente un convenio con Dionisio por medio de Fárax de Esparta.
Reflexionando éste sobre las terribles consecuencias que ya preveía, y acatando además a tan autorizados varones, les preguntó qué querían hiciese, a lo que contestaron no creerse capaces de responder de pronto a semejante consulta, y que lo mejor sería poner la decisión en manos del Senado, y haciéndole sobre ello instancias, condescendió con su deseo.
Había, andado sólo una jornada hasta Pesinunte, cuando se encontró con que allí le tenían preparados mayores regalos, con cartas de Deyótaro, rogándole que los aceptase para sí, y que si a esto no se prestaba, dejara que los tomasen sus amigos, muy dignos de ser remunerados por él, para lo que sus bienes propios no alcanzaban, pero ni así condescendió Catón, aun viendo que algunos de los amigos se ablandaban y murmuraban, sino que, diciendo no haber regalo para el que falten pretextos, y que los podían participar de cuanto él tenía honestamente, volvió a enviar sus presentes a Deyótaro.
Mas representándole sus amigos lo que convenía y rodeando los soldados su tienda con lamentos y voces para hacerle ruegos, condescendió por fin y levantó el campamento, habiendo recurrido para forjarse ilusiones acerca de su gloria a arbitrios necios e invenciones extrañas, porque hizo labrar armas mucho mayores y pesebres y frenos para los caballos, de mucho mayor peso, y los fue dejando y esparciendo por el camino.
Condescendió en ello Tigranes, y desciñéndose la espada se la entregó.
Añadía a esto que Geminio, uno de los más íntimos amigos de Pompeyo, la codició y ella le hizo penar mucho en sus solicitudes, hasta que por fin tuvo que responderle que se resistía a causa de Pompeyo, que Geminio se lo dijo a éste y Pompeyo condescendió con su deseo, y de allí en adelante jamás volvió a tratarla ni verla, sin embargo de que le parecía que le conservaba amor, y finalmente, que ella no llevó este desvío como es propio a las de su profesión, sino que de amor y de pesadumbre estuvo por largo tiempo enferma.
Mas como hubiesen recibido los Siracusanos otros refuerzos, y se agravase la enfermedad en los Atenienses, el propio Nicias condescendió en la retirada y dio orden a los soldados de que estuvieran prontos para embarcarse.
El gallo condescendió, y se fue a dar un paseo con su amigo.
Mario, en los primeros momentos, la desairó, pero cuando ya vio que su suerte no tenía otra salida, y que aquella mujer obraba más de veras que lo que correspondía a un mal deseo pasajero, condescendió con su buena voluntad, y facilitándole ella la evasión, y huyendo con sus amigos, se encaminó al punto donde su padre se hallaba.
Acaeció esto a tiempo que Mario estaba ausente, pero a su vuelta puso inmediatamente en juicio a Trebonio, y como fuesen muchos los que le acusaban, sin que ninguno tomase su defensa, compareciendo él mismo refirió resueltamente el suceso, y tuvo testigos de que muchas veces se resistió a Lucio y que, con hacerle grandes ofertas, jamás condescendió por nada a sus deseos.
Mas él no condescendió ni lo aguantó, sino que recorriendo las ciudades, excitando de uno en uno la ambición en todos los jóvenes, castigando a los que era preciso e instituyendo ejercicios, alardes y combates de unos con otros cuando había de haber muchos espectadores, en poco tiempo les inspiró a todos un aliento y valor admirable, y, lo que para la milicia es todavía más importante, los hizo tan ágiles y prontos y los adiestró de manera a maniobrar juntos y volver y revolver cada uno su caballo, que por la prontitud en las evoluciones, la formación toda, no parecía sino un cuerpo solo que se movía por impulso espontáneo.
En nada de todo esto convino Marcelo, y sólo por fuerza y con repugnancia condescendió en que se aprovecharan de los bienes y de los esclavos, sin que ni siquiera tocaran a las personas libres, mandando expresamente que no se diese muerte, ni se hiciese violencia, ni se esclavizase a ninguno de los Siracusanos.
A Pelópidas no le hizo un regalo igual, pero le envió presentes ricos y del mayor valor, y condescendió con sus proposiciones: “que fuesen independientes todos los Griegos y se repoblase Mesena, y que los Tebanos fuesen tenidos por amigos hereditarios del rey”.
Epaminondas no condescendió con que por parte de los Tebanos se hiciese paz y amistad con un hombre semejante, pactó sólo treguas de treinta días, y, recobrando a Pelópidas e Ismenias, hizo su retirada.
Mas Carón no condescendió en que su hijo se libertase, diciendo que no podía haber para él vida o salud más gloriosa que morir libre de afrenta con su padre y con tales amigos.
Recibiólos, sí, en el campamento, pero en nada condescendió y nada hizo o dijo en que mostrase mayor dulzura, sino que insistió en que con las condiciones propuestas admitiesen la paz o se decidieran a la guerra.
Los de Samo cuando lo entendieron, irritados de aquel proceder, pensaron en dar al punto la vela con dirección al Pireo, y llamando a Alcibíades, a quien también nombraron general, le ordenaron que los condujese y acabase con los tiranos, mas éste no se manejó o condescendió como cualquiera otro que repentinamente se hubiera visto en tanta autoridad por el favor de algunos de sus ciudadanos, creyendo que debía complacer en todo y no rehusar nada a los que de fugitivo y desterrado lo habían hecho presidente y general de tantas naves y de tamañas fuerzas, sino que, como correspondía a un gran caudillo, hizo frente a los que sólo se gobernaban por la ira y los contuvo para no cometer un desacierto, con lo que indudablemente salvó entonces la república.
Mas como no pudiese su colega Lucio Furio reprimir el ardor que por deseo de gloria le arrebataba al combate, y estimulase por tanto a los tribunos y centuriones, temiendo Camilo no pareciese que por envidia privaba de la victoria y de los honores consiguientes a los que eran jóvenes, condescendió con aquel, aunque de mala gana, en que formase las tropas, y él, a causa de su indisposición, se quedó con alguna gente en el campamento.

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