Ejemplos con concurso

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Ahora bien: para que un hombre de estas condiciones eche sobre sí carga tan pesada, no basta la abnegación más patriótica, se necesita también el concurso de los demás hombres que como él piensan.
Una sola cosa debo añadir a usted, por remate de nuestra conversación, y es que el Gobierno, gracias al concurso de hombres tan importantes como usted, está asegurado para mucho tiempo, y que mientras viva, ese papel ha de merecerle una protección decidida.
le había llenado de incienso, asegurándole, entre otras cosas, que con el concurso de hombres tan respetables e ilustrados como el señor de los Peñascales, todos los conflictos políticos y económicos se conjuraban, y España estaba de enhorabuena.
Sólo quiero decirle que la segunda edición tipo del Breviario fué publicada bajo Clemente VIII, con el concurso y dirección del cardenal Belarmino.
Entonces, ¿qué hago yo aquí? ¿Para qué me han dado el mando? Así pensó Ferragut, sin atinar por qué buscaba su concurso este hombre que podía dirigir el buque sin ayuda ajena.
Soñó con la creación de una flota de vapores que llegasen hasta las costas del Pacífico, quería aportar su concurso al renacimiento victorioso de la raza que había descubierto la mayor parte del planeta.
Y luego, a la voz del celebrante, que se elevaba sonora entre los devotos murmullos del concurso, cuando comenzaban a ascender las primeras columnas de incienso, de aquel incienso recogido en los hermosos árboles de mis bosques nativos, y que me traía con su perfume algo como el perfume de la infancia, resonaban todavía en mis oídos los alegrísimos sones populares con que los tañedores de arpas, de bandolinas y de flautas, saludaban el nacimiento del Salvador.
El incienso, que era compuesto de gomas olorosísimas que se recogían en los bosques de la tierra caliente, comenzó a envolver con sus nubes el hermoso cuadro del altar, la voz del sacerdote se elevó suave y dulce en medio del concurso, y el órgano comenzó a acompañar las graves y melancólicas notas del canto llano, con su acento sonoro y conmovedor.
Y nosotros,dijo el alcalde, llorando con una voz conmovida pero resuelta, y dirigiéndose al concurso que escuchaba enternecido, nosotros allí mismo hemos jurado no permitir jamás, aun a costa de nuestras vidas, que se mate a nadie: no digo a un inocente, pero ni a un criminal, ni a un salteador, ni a un asesino.
Keleffy, que discernía la suma de verdadero afecto mezclada en aquella fiesta de la curiosidad y sentía desde su llegada a América como si constantemente estuviesen encendidos en su alma dos grandes ojos negros, Keleffy a quien fue dulce no hallar casa, donde sus últimos dolores, vaciados en sus romanzas y nocturnos, no hubiesen encontrado manos tiernas y amigas, que se las devolvían a sus propios oídos como atenuados y en camino de consuelo, porque en Europa se tocadecía Keleffy, pero aquí se acaricia el piano , Keleffy, que no notaba desacuerdo entre el casto modo con que quería él su magnífico arte, y aquella fiesta discreta y generosa, en que se sentía el concurso como penetrado de respeto, en la esfera inquieta y deleitosa de lo extraordinario, Keleffy, aunque de una manera apesarada y melancólica, y más de quien se aleja que de quien llega, tocó en el piano de madera negra, que bajo sus manos parecía a veces salterio, flauta a veces, y a veces órgano, algunas de sus delicadas composiciones, no aquellas en que se hubiera dicho que el mar subía en montes y caía roto en cristales, o que braceaba un hombre con un toro, y le hendía el testuz, y le doblaba las piernas, y lo echaba por tierra, sino aquellas otras flexibles fantasías que, a tener color, hubieran sido pálidas, y a ser cosas visibles, hubiesen parecido un paisaje de crepúsculo.
La llegada de Jacobo produjo mala impresión en todo el concurso: ligábanle con la mayor parte de los presentes lazos de amistad y parentesco, así por parte de su familia como por la de su mujer, que llevaba un título ilustre entre la Grandeza.
Y más adelante añadía, describiendo el concurso de personajes ilustres que habían acudido al palacio de Villamelón en aquellos momentos críticos:.
¡Jesús, Reguera!dijo¡Parecería eso un concurso de Geografía!.
Un espendedor de bollos, tortas y merengues, que aprovechaba aquella solemnidad y aquel concurso para hacer una ganancia loca.
Los disparates que aquel hombre dijo acerca del de Francia, hicieron reír mucho a todos, particularmente al portero de la Academia de la Historia, que echaba al concurso miradas desdeñosas, no queriendo aventurar una opinión, que habría sido lo mismo que arrojar margaritas a cerdos.
Tiempo hacía que Juan Pablo tenía un proyecto de conversión de su deuda flotante, proyecto vasto, para cuyo éxito necesitaba el concurso de la casa Rostchild, por otro nombre, su tía.
Pues me gusta la santidad de estas traviatonas de iglesia ¡Ja ja ja!gritó la infame puesta en jarras y mirando en redondo a todo el concurso de recogidas.
Así lo decia la emocion religiosa del concurso.
Y, con todo esto, se disolvió el concurso, y cada cual tornó a sus quehaceres ordinarios, despidiéndose unos de otros hasta la tarde, en la Rifa , no obstante el escaso interes que ya les ofrecia la fiesta.
Manuel llegaba efectivamente por la parte de la Ciudad, sin que fuera posible confundir con otra su gallarda y apuesta figura, y no tardó en penetrar en lo más apiñado del concurso, con aire ni soberbio ni humilde, aparentando no advertir la sensacion que producia y respondiendo con leves movimientos de cabeza o brevísimas frases a las muchas personas que lo saludaban.
Y ni saludó al resto del concurso, ni fué saludado por él.
—¡Bien! ¡Bien!—gritó casi todo el concurso.
Elías y de Soledad en la ventana o balcon que caia a la plaza o calle donde se preparaba la fiesta y hervia el concurso.
Diré, pues, en las ménos palabras posibles, a fin de no fatigar al concurso, que a las pocas semanas de concertarse aquel matrimonio, comenzaron a publicarse las amonestaciones, que, durante su lectura, todos tenian clavados los ojos en la puerta de la Iglesia, esperando ver entrar al , en el ademan trágico y solemne del novio de , a desmentir y ahogar al honrado sacerdote que pregonaba tales nupcias, que, afortunadamente, no ocurrió semejante escándalo, ni ninguna otra novedad, y que de este modo llegó, como todo llega en el mundo, el dia prefijado para la boda.
Con este adorno y con su gallardía, dando ocasion para que todos alabasen a Dios en ella, salió Isabela de su casa a pié, que el estar tan cerca el monasterio escusó los coches y carrozas: el concurso de la gente fué tanto, que les pesó de no haber entrado en los coches, porque no les daban lugar de llegar al monasterio: unos bendecian a sus padres, otros al cielo que de tanta hermosura la habia dotado: unos se empinaban por verla, otros, habiéndola visto una vez, corrian adelante por verla otra: y el que mas solícito se mostró en esto, y tanto que muchos echaron de ver en ello, fué un hombre vestido en hábito de los que vienen rescatados de cautivos, con una insignia de la Trinidad en el pecho en señal que han sido rescatados por la limosna de sus redentores.
Notó tambien la autoridad del colegio de los cardenales, la majestad del Sumo Pontífice, el concurso y variedad de gentes y naciones.
—En esto de restituir no hay que hablar, respondió el mozo, porque es cosa imposible por las muchas partes en que se divide lo hurtado, llevando cada uno de los ministros y contrayentes la suya, y así el primer hurtador no puede restituir nada, cuanto mas, que no hay quien nos mande hacer esta diligencia a causa que nunca nos confesamos, y si sacan cartas de descomunion, jamas llegan a nuestra noticia, porque jamas vamos a la iglesia al tiempo que se leen, sino es los dias de jubileo, por la ganancia que nos ofrece el concurso de la mucha gente.
Hecho esto se fueron a ver la ciudad, y admiróles la grandeza y suntuosidad de su mayor iglesia, el gran concurso de gente del rio, porque era en tiempo de cargazon de flota, y habia en él seis galeras, cuya vista les hizo suspirar y aun temer el dia que sus culpas les habian de traer a morar en ellas de por vida: echaron de ver los muchos muchachos de la esportilla que por allí andaban, informáronse de uno dellos qué oficio era aquel, y si era de mucho trabajo y de qué ganancia.

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