Ejemplos con conciliábulos

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La mítica Charca de la Brujas, también conocida popularmente como La Charca o La Pila , es lugar de aquelares y conciliábulos brujeriles,.
Pero el interés político no estaba en el Congreso, sino fuera de él, en los conciliábulos y recíprocas embajadas de los dos feroces bandos que se disputaban la primacía.
Le enorgullecía la confianza que el señor arzobispo tenía puesta en él, la amistosa franqueza con que le hablaban canónigos y beneficiados y sus conciliábulos administrativos con el Obrero y el Tesorero.
Allá en los profundos rincones de los y en los secretos conciliábulos políticos murmurábanse cosas extrañas.
-He presentado esa proposición por pura fórmula y para cumplir con los Estatutos del Orden, que disponen sean tratados todos los asuntos en sesión reglamentaria, y no en conciliábulos reservados entre dos o tres hermanos bullidores que arreglan el mundo y la nación para su uso particular.
Escoiquiz no aparecía en estos conciliábulos, ni Martín tenía tampoco grandes ganas de verle, porque estaba decidido a obrar por su cuenta.
Trabó amistad con el duque de Alagón, individuo de la odiosa camarilla, entraba en los conciliábulos de Palacio, y con la amistad de aquel príncipe que deshonró a su patria.
Esto no es cierto: es una mentira fraguada en esos obscuros conciliábulos de cierto palacio que no quiero nombrar.
Tienen la culpa los otros, los sabios, los declamadores, los que les educan, esos malvados charlatanes que profanan el don de la palabra en los infames conciliábulos de las Cortes.
Para ella habían pasado como un sueño, como cosas del otro mundo o de otro país, la libertad de imprenta, la milicia nacional, el ejercicio frecuente del derecho del sufragio, las reuniones populares, las agitaciones y propaganda de los más exaltados, los conciliábulos de las sociedades masónicas, las cátedras de Derecho y de Economía Política, las lecciones de Constitución del Padre Varela.
A este fin su feroz Melpómene inundó el teatro con sangre, y le llenó de cadáveres en batallas reñidas a este fin, multiplicó los espectáculos horribles de entierros, sepulturas y calaveras, a este fin adulando la estúpida ignorancia del vulgo, hizo salir a la escena Magos y Hechiceras, pintó sus conciliábulos y sus conjuros, dio cuerpo y voz a los genios malos y buenos, haciéndolos girar por los aires, habitar los troncos, o mezclarse invisibles entre los hombres, rompió las puertas del Purgatorio y del Infierno, puso en el teatro las almas indignadas de los difuntos, y resonaron en él sus gemidos tristes.
objeto de citas y conciliábulos misteriosos, pero, siempre habían encontrado para llevarlo a cabo dificultades, inconvenientes insuperables.
El tresillo le aburría y los conciliábulos de canónigos y obispos de levita, como él decía siempre, le ponían triste.
La señora Webber mantuvo varios conciliábulos con todas las comadres de la vecindad.
Si entre vosotros ha habido hombres hipócritas y espúreos, aun quedamos bastantes para hacerlos temblar hasta en sus mas recónditos conciliábulos á donde les seguirá la reprobación y el desprecio general.
Hubo rumores y cuchicheos y conciliábulos secretos, y se decretó «cordón sanitario» para los recién llegados, como si apestasen.
Así resaltan sobre el fondo triunfal del maravilloso siglo XVI, espíritus como el de aquel Cornelio Agripa, que el emperador Maximiliano lució en su séquito de guerrero y de Mecenas, extraordinaria unión de escéptico e iluminado, de ocultista quimérico y crítico demoledor, teólogo, médico, jurisconsulto, ingeniero de minas, maestro de todas ciencias, en Dôle y en Colonia, en Turín y en Pavía, auxiliar a quien los reyes se disputaban los unos a los otros, como un preciado talismán o una interesante rareza, y en la vida de acción, tan apto para el alarde heroico, que le vale título de caballero sobre el mismo campo de batalla, como para asistir a los consejos del Emperador, administrar ciudades, y participar en conciliábulos cismáticos.
Díjose que había llegado un chasqui de Chuquiavo con pliegos, en los que se hablaba de estar los cachalquíes alistándose para un nuevo alzamiento, que sería general en el Perú, y que Bohorques anclaba en conciliábulos con varios caciques de los pueblos vecinos al la capital del virreinato.
Con tal autorización éste se paso de acuerdo con los hacendados y vecinos realistas, armó gente, echó guante a todo títere sospechoso de simpatizar con la insurgencia, y puso sitio al cerro de Shulcahuanga, donde la voz pública afirmaba que los conspiradores celebraban conciliábulos.
Los conciliábulos se sucedían en casa del conde y la conjuración iba viento en popa.
En los campestres conciliábulos, llevaba la palma, como siempre, el escanciador afortunado del gran orador.
»Y en aquel tiempo, en aquel mismo lugar diz que solían celebrarse horrendos conciliábulos de brujas en aquelarre bajo la presidencia de ambos viejos, coronados de astas de fuego y reclinados sobre lechos de sapos, vestidos de terciopelo verde, y de trasparentes culebras, coquetas y juguetonas, replegadas sobre sus anillos sonoros y cristalizados.
Las cosas no podían concertarse tan en secreto que el marqués no advirtiese que los de Chile tenían frecuentes conciliábulos, que reinaba entre ellos una agitación sorda, que compraban armas y que, cuando Rada y Almagro el Mozo salían a la calle, eran seguidos, a distancia y a guisa de escolta, por un grupo de sus parciales.
Escoiquiz no aparecía en estos conciliábulos, ni Martín tenía tampoco grandes ganas de verle, porque estaba decidido a obrar por su cuenta.
Cabildeos y gestiones, intrigas y esperanzas sazonadas, se traducían en movimiento, en una ausencia casi continua de la Ercolani, que ya era para Felipe María una especie de apeadero, donde descansaba antes de asistir a nuevos conciliábulos y de dejarse ver, solicitar y halagar por sus partidarios, nunca saciados de su presencia en los primeros instantes, luna de miel del entusiasmo y la adhesión.
Tienen la culpa los otros, los sabios, los declamadores, los que les educan, esos malvados charlatanes que profanan el don de la palabra en los infames conciliábulos de las Cortes.
Los conciliábulos habituales de los amigos del ABC se celebraban en una sala interior del Café Musain.
Estos maestros y muchos otros han dejado tan trillado el campo del apólogo, que poco queda que espigar en él, y por mi parte, no me habría atrevido a hacerlo, si, durante muchos años, no hubiera sorprendido entre los animales que pueblan la Pampa, mil conciliábulos que sería lástima dejar perder, pues no desmerecen sus lecciones de las que nos han venido de allende los mares.
»Del cual salí diez meses después que mis inseparables amigas Leticia y Sagrario, muy ducha en bailar, en hacer reverencias, en modular la voz, en manejar el abanico y la cola del vestido de baile, en esgrimir los ojos y la sonrisa, según los casos, los sexos y las edades, y en el ceremonial decorativo y escénico de las prácticas religiosas, tal cual en lengua francesa, materialmente al rape en obras de costura y principios de economía doméstica, y casi, casi, en el idioma nativo, y sobre todo esto, y por razón de los contrabandos del colegio y de las incompletas ideas adquiridas en conciliábulos clandestinos, y la propia observación hecha a medias con trabas y sobresaltos, y quizás también por obra de mi temperamento o de mi carácter, franco y expansivo, un ansia, que rayaba en voracidad, de ver el mundo por dentro, de conocerle a fondo, de saborearle a mis anchas, sin los velos y cortapisas que a las puertas de él me habían, hasta entonces, despertado los apetitos.
La Regenta, sin entrar jamás en estos conciliábulos, los perdonaba como falta leve, «que ella, cargada de otras más graves, no tenía derecho a censurar».

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba