Ejemplos con comulgando

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El cuadro muestra a José de Calasanz comulgando por última vez a los noventa y un años en la iglesia de San Pantaleón de Roma.
-Mi plan es el siguiente: Yo trabajo todo el día con excepción de los domingos, yo cumplo con los preceptos de Nuestra Santa Madre la Iglesia oyendo misa, confesando y comulgando como se me manda, yo cumplo asimismo mis obligaciones comerciales, yo no debo un cuarto a nadie, yo educo a mis hijos, yo pago mis contribuciones puntualmente, yo obedezco todas las leyes, decretos, bandos y órdenes de la autoridad, yo hago a los pobres la limosna que mi fortuna me permite, yo no hablo mal de nadie, ni siquiera del Gobierno, yo sirvo a los amigos en lo que puedo, yo no conspiro, yo celebro mucho que todos vivan bien y estén contentos, en suma, yo quiero ser la más ordenada, puntual y exacta clavija de esta gran máquina que se llama la patria, para que no dé por mi causa el más ligero tropezón.
Ocúpanse, por dar color a su ociosidad, en labrar cosas de hierro, haciendo instrumentos con que facilitan sus hurtos, y así los verás siempre traer a vender por las calles, tenazas, barrenas, martillos, y ellas, trébedes y badiles: todas ellas son parteras, y en esto llevan ventaja a las nuestras, porque sin costa ni adherentes sacan sus partos a luz y lavan criaturas con agua fria en naciendo, y desde que nacen hasta que mueren se curten y muestran a sufrir las inclemencias y rigores del cielo, y así verás que todos son alentados, volteadores, corredores y bailadores: cásanse siempre entre ellos, porque no salgan sus malas costumbres a ser conocidas de otros: ellas guardan el decoro a sus maridos, y pocas hay que les ofendan con otros que no sean de su generacion: cuando piden limosna, mas la sacan con invenciones y chocarrerías que con devociones, y a título que no hay quien se fie dellas, no sirven, y dan en ser holgazanas, y pocas o ninguna vez he visto, si mal no me acuerdo, ninguna jitana al pié del altar comulgando, puesto que muchas veces he entrado en las iglesias: son sus pensamientos imaginar cómo han de engañar y dónde han de hurtar: confieren sus hurtos y el modo que tuvieron en hacellos: y así un dia contó un jitano delante de mí a otros un engaño y hurto que un dia habia hecho a un labrador: y fué que el jitano tenia un asno rabon, y en el pedazo de la cola que tenia sin cerdas le ingirió otra peluda, que parecia ser suya natural: sacóle al mercado, comprósele un labrador por diez ducados, y en habiéndosele vendido y cobrado el dinero, le dijo que si queria comprarle otro asno hermano del mismo, y tan bueno como el que llevaba, que se le venderia por mas buen precio.
Seguía confesando y comulgando cada dos meses, pero Kempis seguía cubierto de polvo entre libros profanos, conservaba el miedo al infierno Quintanar, «pero no quería prescindir por completo de las ventajas positivas que le ofrecía su breve existencia sobre el haz de la tierra».
Por cada individuo de los que ajusticiaba, mandaba celebrar treinta misas, y consagró, por lo menos, tres horas diarias al rezo del oficio parvo y del rosario, confesando y comulgando todas las mañanas, y concurriendo al jubileo y a cuanta fiesta o distribución religiosa se le anunciara.
¿Qué mucho, pues, que nos diga Santa Teresa que cuando, estando en la Encarnación el segundo año que tenía el priorato, octava de San Martín, comulgando, partió la Forma el padre fray Juan de la Cruz para otra hermana, pensó que no era falta de forma, sino que le quería mortificar, “porque yo le había dicho que gustaba mucho cuando eran grandes formas, no porque no entendía no importaba para dejar de estar entero el Señor, aunque fuese muy pequeño el pedacito”? Aquí la razón va por un lado, el sentimiento por otro.

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