Ejemplos con comparándolas

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Durante los diez años de trabajo con pacientes Auenbrugger se dedicó a confirmar el valor diagnóstico de sus observaciones comparándolas con estudios post-mortem.
Estas unidades incorporaban nuevas mejoras tecnológicas comparándolas con sus predecesoras.
Tras la finalización de cada ritual, el maestro Zen, que es supuestamente el seguimiento a los participantes el progreso a través de la llamada fuente de Lin Ui, y aparece en los comentarios de los participantes rendimiento, ya sea animando para que el éxito o el ataque de ellos su fracaso, a menudo haciendo comentarios crudo comparándolas a las niñas o bebés y llamarlos cretinos.
Por ello, podría ser cuestionado en su dimensión el nivel de violencia de nuestras sociedades, echando al suelo la mitificación, ese pasado idílico de tarjeta postal que llevamos engrilletado al alma, y comparándolas con la habitual naturalidad ante el dolor de nuestros predecesores y el western life cotidiano en el que medían sus fuerzas.
Pero hombre, ¿aún te parecen poca cosa las revoluciones que hemos tenido? ¿Y aún crees que el país está tan salvaje como en esos siglos que has pintado a tu manera? Pues yoañadió el sacerdote con ironíaoigo hablar mucho de los progresos del país, y sé que hay ferrocarriles, y que los alrededores de las ciudades se pueblan de chimeneas, y hasta muchos impíos celebran esto, comparándolas con los campanarios de las iglesias.
Para aquellos que no vean como nosotros la marcha absolutamente progresiva del género humano, para los que no vean mayor perfección en nuestras costumbres, comparándolas con las de los siglos anteriores, nuestra cultura sería por lo menos hipocresía, y si ésta es, como se ha dicho, un «homenaje que el vicio rinde a la virtud», no nos podrán negar que es una ventaja, pues mucho lleva adelantado para hacer una cosa el que la cree buena.
Él, erudito de guardarropía, con una paciencia admirable hacía la historia y describía los mil detalles de cuanto llevaba sobre su persona cada mujer, él restauraba a las feas llamándolas simpáticas, él sahumaba a las hermosas comparándolas con el arrebol de la aurora o con un bouquet de violetas, lirios y rosas de Alejandría, él adulaba a la obesa mamá llamándola gentil matrona, y mal había de andar el asunto para que la enjuta y acartonada solterona de ojos de basilisco y hocico de merluza no alcanzara en sus crónicas, cuando menos, la cualidad de espiritual, hacía a todos los hombres de negocios opulentos, a todos los militares bizarros, a todos los periodistas eminentes, a todos los títulos de Castilla preclaros varones, a todos los artistas inspirados, y a todos los gacetilleros populares literatos.
De otro punto de vista merecería estudiarse la relación entre dos vocaciones coexistentes en un mismo espíritu, comparándolas, no ya en cuanto al auxilio que se presten, sino en cuanto a la fisonomía y estilo de sus obras, o de los actos en que se traducen.

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