Ejemplos con comezón

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El comezón rojo es con frecuencia comparado con otras dos especies el comezón amarillo Eucalyptus guilfoylei y el comezón de rate Eucalyptus brevistylis que son mas pequeñas.
Polvos picapica: polvos que, aplicados en la piel, producen comezón o irritación.
Las principales molestias son ardor y comezón.
La comezón a veces hace de reinfección con los huevos que se ubican debajo de la uñas con el rascado, y hasta eventualmente ser reintroducidas oralmente.
El compromiso en la piel consiste, clásicamente, en una intensa comezón, hinchazón, erupciones inflamadas y sarpullidos.
Hay también informes sobre vértigos y comezón.
Todo marchaba bien hasta que a la tropa les da comezón y Abelinda se resbala y cae al lodo, sin embargo, Tipo es descubierto por Abelinda y esta le regaña, al mismo tiempo que Kronk observa, por que en el fondo él era el culpable ya que él le dijo Hagan lo que haga falta, arrepentido, Kronk le dijo la verdad a Abelinda, luego esta se enfurece y se retira, rompiendo con Kronk.
Este fino vello crece, se extiende, se hace más grueso y aumenta la sudoración y la comezón.
Se comienza a hacer frecuente la comezón en esta parte del cuerpo, así como granos.
Después de escuchar sus incógnitas enseñanzas, éstos, reventando de risa, aquéllos, hostigados por la comezón de averiguar una charada dificultosa, salían a la Rúa Ruera, movían airadas trifulcas, polemizaban y casi se iban a las manos.
Le advierto a usted, reverendocortó Belarmino, cosquilleado por una comezón de simpatía hacia el ciclópeo dominico, que no entienden mis discursos, pero causo entusiasmo por el peso llamativo.
¡Duro e impertinente oficio el del que intenta razonar su propia impresión y la impresión ajena, para ahuecar luego la voz y decir solemnemente al público lo que mucho mejor sienten y mucho mejor expresaran, si tal expresión cupiese en palabras, los críticos que no escriben, los espíritus delicados y rectos a quienes no aqueja la comezón de hacer confidente suyo al público, y que por lo mismo rinden al autor, a quien admiran con admiración silenciosa, tributo más de agradecer que el de vanos artículos encomiásticos!.
Bastaría con lo dicho para prólogo y antecedentes de mi novela, que más no exige ni merece, pero ya que tengo la pluma en la mano, me entra comezón de tocar algunos puntos, si no indispensables, tampoco impertinentes aquí.
Y Lucía se frotó los ojos, cual si otra vez sintiese en ellos la comezón del sueño.
Poseído ya de una comezón epiléptica, metí todo en el sobre para leerlo despacio en mi casa, y me encontré en el Prado, frente a la Platería de Martínez.
Yo fui a las que celebraron los republicanos en el teatro de la Alhambra, y sin hacerme de rogar, por impulso instintivo y comezón declamatoria, en todas hablé.
Pero aquí el rico se guarda el dinero y cuando siente la comezón de perpetuar su nombre, construye un convento o funda una capilla.
Si algún monje del Norte sentía la comezón del saber, venía a las universidades árabes o las sinagogas judaicas de España, y los reyes de Europa se creían salvos en sus enfermedades si, en fuerza de oro, podían proporcionarse un médico hispánico.
España le parecía tan grande como el resto del mundo, y sentía la comezón de ver algo nuevo, de contemplar de cerca las cosas extraordinarias admiradas en los libros.
Felizmente, en medio de tal desgracia, recaída la enferma en una taciturnidad parecida al idiotismo, de nada pudo enterarse, y lo poco que habló fue para decir que estando Perantón malo de sarpullo y comezón en todo el cuerpo, había mandado por zaragatona para darle cocimientos refrescantes.
Pretendía escaparse ¡fuego! Sus manos, que sentían la comezón del homicidio, echaron la escopeta a su cara, partió el gatillo sonó el disparo, y cayó el bulto en la acequia entre una lluvia de hojas y cañas rotas.
tiene comezón de ser santo como su sobrino, y que el día menos pensado traspone V.
La brillante pollada del balcón agitábase con gran algazara, sin importarle las miradas curiosas de los de abajo, dominaba en ella esa nerviosa alegría de las jóvenes cuando, libres momentáneamente del sermoneo de las mamas, sienten una oculta comezón, un vehemente deseo de cometer diabluras.
Juan solía tener por temporadas un faetón o un tílburi, que guiaba muy bien, y también tenía caballo de silla, mas le picaba tanto la comezón de la variedad que a poco de montar un caballo, ya empezaba a encontrarle defectos y quería venderlo para comprar otro.
Entrole la comezón de cumplir religiosamente sus deberes escolásticos y aun de instruirse por su cuenta con lecturas sin tasa y con ejercicios de controversia y palique declamatorio entre amiguitos.
Era tan fuerte el ansia de charla y de trato social, se lo pedía el cuerpo y el alma con tal vehemencia, que si no iban habladores a la tienda no podía resistir la comezón del vicio, echaba la llave, se la metía en el bolsillo y se iba a otra tienda en busca de aquel licor palabrero con que se embriagaba.
¡Que si le habían contado! ¡Pues no habían de contarle! Desde su llegada, la venerable dueña que regía el llavero en casa de la Lage no había cogido a solas a su hijo un minuto sin ceder a la comezón de tocar ciertos asuntos, que únicamente con varones graves y religiosos pueden conferirse.
Describir la confusión y bulla que allí reinaba fuera imposible, pintar la variedad de sus fachas, la movilidad de sus gestos y la comezón de hablar y reír que les poseía, fuera prolijo.

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