Ejemplos con cojera

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Se trata de un hombre con una ligera cojera, sobre el que Laila no duda en abalanzarse tras reconocerle al primer instante, Tariq.
El término neurogéna da a entender que el problema se origina en los nervios, y la palabra claudicación, que procede de su palabra equivalente en latín, que quiere decir cojera, significa que el paciente percibe una debilidad y/o sensación dolorosa de calambres en los muslos o las piernas.
En otro caso grave se informó de faringitis, lesiones genitales e infección de los cascos que llevó a cojera.
El decaimiento de su salud le dejó algunas secuelas físicas por el resto de su vida, como la cojera.
El aparente asesino es un miembro del personal quirúrgico que fue visto en las cercanías de la víctima, pero su cojera lo hace fácil de imitar.
Desgraciadamente y tras una fuerte operación por culpa de una cojera, Farbenfroh tuvo que ser sacrificado.
El terreno pedregoso que tuvo que atravesar fue el causante de la cojera que sufrieron sus caballos y del desgaste que sufrieron las pezuñas del ganado que llevó a la expedición, razón por la cual lo llamó así.
Cuando se le preguntó por la barra azul, Reeves dijo que La última barra azul alivia la igualdad de los carmesí sobre el terreno e impide que la bandera no se muestre demasiado carmesí colgando cuando cojera.
Se ha considerado otro indicio que ha permitido dudar de la autoría de Shakespeare, la referencia a la cojera del propio autor en los versos Venus y Adonis.
Cojera imposible en un actor de primera fila como llegó a ser Shakespeare.
Sin embargo, autores han achacado a Marlowe una cojera permanente como consecuencia de una reyerta de taberna.
Su infancia se vio marcada por la poliomielitis, que le dejó una cojera para el resto de su vida.
Tras una internación, Bruce se recuperó los dos años después, dejando secuelas: una cojera cada vez que se fatigaba.
Sanjurjo se reía a carcajadas, afirmando que había aprendido a correr así de niño, cuando su cojera era más pronunciada y no podía competir con los compañeros.
Yo le digo que eso de la cojera lo ha inventado él para llamar la atención.
No me detengo a referir los cuentos de aquel buen hombre porque me urge deciros que llegamos a Miranda del Ebro entrada ya la noche, hartos del tren y de su cojera insufrible.
Llegamos, y al ponerse en pie la señora para salir vi con espanto que era coja, pero de una cojera de solemnidad, pues tenía una pierna de palo, y se ayudaba de un bastón.
Aliviaba su cojera con un grueso bastón.
Andar podía ya sin dolor y con marcada cojera, y consagrar al trabajo algunas horas.
La mirada de su hijo, dulce y quejumbrosa, con que expresaba su ardimiento militar cohibido por la cojera, permanecía estampada en la retina de la madre.
Si por un prodigio del cielo era Byron aquel hombre, había vuelto sin dudas al mundo dejándose en Nottingham su genio y su cojera, y trayéndose tan sólo la hermosura de sus veinticinco años y los vicios de toda su vida.
La monja que más empeñadamente abogaba porque se las dejase zarandearse un ratito era Sor Marcela, que por su cojera y su facha parecía incapaz de apreciar el sentimiento estético de la danza.
—Sabed, hermano Luis, que mi cojera y estropeamiento no nace de enfermedad, sino de industria, con la cual gano de comer pidiendo por amor de Dios, y ayudándome della y de mi música paso la mejor vida del mundo, en el cual todos aquellos que no fuesen industriosos y tracistas morirán de hambre, y esto lo veréis en el discurso de nuestra amistad.
El defecto de una de sus piernas lo encubrió en la flor de su edad la belleza de su halagüeño semblante, el llevarlo con facilidad y alegría, usando de chistes y burlas contra sí mismo, lo disimulaba y que lo desvanecía en gran parte, y aun por él sobresalía y brillaba más su emulación, pues que ningún trabajo ni fatiga le acobardaba no obstante su cojera.
Depusieron, pues, éstos en favor de Leotíquidas, y además a Agesilao, varón de excelentes calidades que tenía el patrocinio de Lisandro, le perjudicaba el que Diopites, sujeto de grande opi- nión en la interpretación de oráculos, acomodaba el siguiente vaticinio a la cojera de Agesilao: Por más ¡oh Esparta! que andes orgullosa y sana de tus pies, yo te prevengo que de un reinado cojo te precavas, pues te vendrán inesperados males, y de devastadora y larga guerra serás con fuertes olas combatida.
Además de esto, pusieron su estatua de bronce en el templo de Vulcano, consolándole con este honor la cojera que la herida le produjo.
Llevaba una maletilla en el arzón trasero, y en el delantero una muleta atravesada, señal de la cojera del jinete, que bien se echaba de ver en lo seco y contrahecho de una de sus piernas, y en el estribo correspondiente, colgado media vara más arriba que el del otro pie.
Tenía además muy buena sombra, y a las chicas las hacía desternillarse imitando voces, posturas y defectos, la cojera del alcalde, los gangueos del alguacil, la tos de señá Rosa la hojalatera, y especialmente el canto del gallo y el ladrido de los perros.
En su primera mocedad, y, a pesar de su cojera, había gozado de mejor salud relativa, y había podido pasar largas temporadas en Viena, asistiendo a las aulas y dedicándose al estudio.
Entre tanto, nada se había hablado todavía de la cojera de don Adrián, que se le notaba, no solamente al moverse, sino en llevar calzado con una chinela el pie de que claudicaba algo, y el otro con la bota de todos los días.

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