Ejemplos con cogiéndome

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y aunque no fuera más que eso, grandísimo zonzoha murmurado, cogiéndome del brazo para salir.
Camino del teatro, , cogiéndome del brazo y retrasándonos del grupo, me dijo con misterio: Explícame ahora mismo qué quiere decir , porque anoche Juanito Pacheco, el hijo del Marqués de Águilas, que es un chico que habla muy requintado y siempre con mala idea, me dijo que yo y otras como yo éramos, , lindas bestias sin alma.
Por el camino, cogiéndome del brazo para que anduviera derecho, me dijo:.
Grave y serena se levantó , y cogiéndome la mano, me dijo: Pues ven a verla.
Apenas levantó el vuelo aquel cernícalo, vi entrar en mi gabinete ¡oh sorpresa indecible! a Candelaria y su madre, que cayeron sobre mí cogiéndome cada una por un brazo, y entre aterrorizadas y llorosas me soltaron estas tremebundas razones: ¡Tito, Tito, cataclismo en casa.
Y él, mirándome con amenaza y cogiéndome el brazo con garra de cernícalo, soltó la voz a estas ásperas razones: Yo soy Aquilino de la Hinojosa.
-Señor enano de esta venta -me replicó zumbón, ajustándose los lentes en la nariz huesuda y poniéndose en facha-, yo estoy en mi derecho cogiéndome parte de la calle o la calle entera, y usted váyase a medir percales, y déjeme en paz.
Pidió la comida con fuertes voces, tiró el gorro, se quitó el balandrán como un estorbo para sus manotazos, y cogiéndome cual si quisiera pegarme, me llevó al comedor y a la mesa, diciendo: ¿Qué es esto, rediez? ¿No comemos hoy?.
Cogiéndome del albornoz me metió adentro por obscuro pasadizo hasta una estancia humilde, y oliente a comida pasada, donde paredes y mueblaje parecían trasudar materia grasienta.
Yo, a fuerza de perífrasis, logré de él alguna docilidad de pensamiento haciéndole comprender que no perdía nada con prepararse, sin que ello significara peligro de muerte, y cogiéndome la mano con la suya pegajosa y fría, me dijo: D.
De improviso levantose mi mujer, y cogiéndome el brazo, con notoria inquietud y turbación me dijo: Vámonos, Pepe, no quiero estar más aquí.
Y en el rostro del cura se pintó viva satisfacción, se le encandilaron los ojos, se le humedecieron, su gruesa voz temblaba cuando me dijo, cogiéndome las manos y queriendo besarlas: ¿Con que usted se determina?.
Por la noche, hallándome en un catre, donde me pusieron con los brazos atados para que no me golpeara, vino el demonio, y cogiéndome por los cabellos me llevó a un alto monte que llaman Cretas, y allí.
en este momento veinte y cuatro horas que te acercaste a mí en el baile de máscaras del Teatro Real, y me dijiste, cogiéndome una mano:
- ¡Mi querido amigo! - dijo el señor Pumblechook cogiéndome ambas manos cuando estuvimos solos y.
Y me dejó en el suelo, me mandó poner de pie, y cogiéndome de la mano me hizo entrar en la tienda.
«¡Ay, ay! - exclamó cogiéndome el brazo y arrancándome el arma que tan mal me había servido-.
»Y cogiéndome por el hombro, muy amablemente, me puso en la calle.
Sin poderme contener, exclamé: —¡Muerta! —Y Ménico, poniéndome bruscamente la mano en la boca, me dijo al oído: —¡Silencio: oye, está en catalepsia! —y, cogiéndome por el brazo, sacóme del aposento.
Como caminábamos por una vereda sombreada, diose a hacer observaciones acerca de la temperatura, después habló de la pobreza, de los trastornos que le traían los cotidianos trabajos, también me dijo que en la semana última le habían robado un par de riendas, y cuando agotó el tema, deteniéndome en medio de la vereda, y cogiéndome de un brazo, lanzó este ex abrupto:.
Si iba a verle, abandonaba los puestos donde conferenciaba con ciertas barraganas, y cogiéndome de un brazo decía a vía de introito:.
De improviso levantose mi mujer, y cogiéndome el brazo, con notoria inquietud y turbación me dijo: «Vámonos, Pepe, no quiero estar más aquí».
— Ahora, Joe y señora — dijo el señor Pumblechook cogiéndome por el brazo y por encima del codo —,.
Con la violencia del fenómeno, mi pobre catre, que tenía una pata carcomida, dio consigo y conmigo en el santo suelo, cogiéndome debajo y dejándome prisionero, sin poderme menear.
Apeose, dejó en el suelo una carabina aún humeante, y, cogiéndome en sus brazos, exclamó:.
Apenas levantó el vuelo aquel cernícalo, vi entrar en mi gabinete ¡oh sorpresa indecible! a Candelaria y su madre, que cayeron sobre mí cogiéndome cada una por un brazo, y entre aterrorizadas y llorosas me soltaron estas tremebundas razones: «¡Tito, Tito, cataclismo en casa.
Pidió la comida con fuertes voces, tiró el gorro, se quitó el balandrán como un estorbo para sus manotazos, y cogiéndome cual si quisiera pegarme, me llevó al comedor y a la mesa, diciendo: «¿Qué es esto, rediez? ¿No comemos hoy?.
Y en el rostro del cura se pintó viva satisfacción, se le encandilaron los ojos, se le humedecieron, su gruesa voz temblaba cuando me dijo, cogiéndome las manos y queriendo besarlas: «¿Con que usted se determina?.
Yo, a fuerza de perífrasis, logré de él alguna docilidad de pensamiento haciéndole comprender que no perdía nada con prepararse, sin que ello significara peligro de muerte, y cogiéndome la mano con la suya pegajosa y fría, me dijo: «D.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba