Ejemplos con cofia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

La joven violinista Fanny Claus viste igualmente de blanco y tiene accesorios de color verde: la sombrilla y la cofia, blanca pero con una orla verde.
Hay dos tamaños de cofia para acomodar diferentes tipos de carga, y puede llevar un adaptador para lanzamiento de múltiples cargas.
La carga típica sería una nave Gemini con dos tripulantes a bordo, protegida con una cofia eyectable para minimizar el arrastre aerodinámico durante el ascenso a órbita.
La carga habría ido en la parte superior del vehículo, dentro de una cofia.
El pelo en la cabeza es frecuentemente comparado con una capucha o una cofia.
Una vez en el espacio, la cofia es eyectada y el satélite se expone al vacío.
La cofia protege la carga durante el lanzamiento y el ascenso a órbita contra las presiones dinámicas y las altas temperaturas provocadas por la alta velocidad con que el cohete se desplaza por la atmósfera.
La cofia es uno de los posibles componentes de un cohete.
Tiene tanques ampliados, una cofia más grande y cuatro aceleradores adosados a la etapa principal.
Cofia retomada por la nobleza del imperio, con un número variable de plumeros indicando el rango y la dignidad del titular.
Cofia siendo parte de los adornos exteriores, utilizada por los pares de Francia encima de su manto.
La tiara es una cofia extra-litúrgica del Papa, que la portaba en la ocasión de grandes solemnidades y sobre todo de los cotejos.
El caso es una cofia que forma parte de los ornamentos exteriores del blasón.
Mientras estaba en la escuela de leyes, fue miembro de la Orden de la Cofia, una sociedad nacional meritoria para los más excelsos académicos de las leyes.
Bajo el manto apunta una cofia verde mar, que recoge y oculta sus cabellos.
Alguna cofia de mañana, colocada sobre un pie de palo torneado, lanzaba un toque de colores vivos, de seda y oro, entre las alburas que cubrían aquel recinto como una capa de nieve.
Las mujeres se habían vestido de negro, con una cofia de puntillas y las manos enmitonadas.
De vez en cuando sonaba perezosamente una campana en las torrecillas de ladrillo rojo, llamando a gentes invisibles: se entreabría un portón con agudo chirrido, dejando ver una cofia monjil, blanca y almidonada y un rincón de huerto frondoso.
Traía la cabeza metida en una cofia blanca, bajo la cual resaltaba un rostro brillante, hasta parecer erisipeloso, de facciones menudas y redondas.
Comúnmente le sorbe los sesos la batalladora política más que las pacíficas letras, y toda la mañana la veis en su cuarto, con bata encarnada y una cofia en la cabeza, devorando periódicos.
Sus rubios cabellos escapaban por debajo de una fea cofia de beguina amarrada al mentón, calzaba gruesos zapatones.
-He bajado mi cofia al verlo, pero quizá era demasiado tarde.
Ketty no comprendía demasiado, en un visto y no visto le puso un vestido de flores, una amplia cofia y una manteleta, le dio las pantuflas, en las que metió sus pies desnudos, luego lo arrastró por los escalones.
Y este trono ocupó doña Ramona desde el día siguiente, y allí la vieron con admiración los marchantes, rígido y empinado el cuerpo vestido de obscuro, casi negro, medio cubierta la cabeza con su cofia, las cejas enarcadas, los sombríos ojos clavados, por detrás de los cristales de las gafas, en las manos de piel lívida, como la de la cara, la calceta y las agujas entre los dedos, y sin otras señales de estar viva que el movimiento vertiginoso de las manos y tal cual mirada zurda que lanzaba por encima de los anteojos, bajando un poco la cabeza, cuando alguien entraba o salía, o mientras tiraba con la diestra del hilo que terminaba en un grueso ovillo que andaba rodando, tan pronto sobre el mostrador como encima del felpudo, o hecho una maraña entre las uñas de un gato, debajo de la silla.
Los anteojos eran de gruesa armadura blanca, con cristales redondos, y la cofia, de tul negro con cintas moradas.
Se le había cansado mucho la vista con los disgustos y las tareas, y también había perdido la mitad del pelo, por lo cual usaba anteojos mientras trabajaba, y cofia a todas las horas del día.
Le arregló la cofia y los rizos de la frente, sin que lo sintiera.
Una cofia recogíale los rizos en las sienes.
En los primeros días de su miseria, cuando despojado de todo, él, que había poseído una inmensa fortuna, se vio precisado a aceptar la hospitalidad que le había ofrecido su criado, no pudiendo persuadirse de que las riquezas le habían cerrado su mina inagotable, cuando veía que algún pobre se acercaba a pedir, que el niño del labrador no tenía cuartos para llevar a la romería, o que la lavandera traía la cofia rota, sin acordarse de que el oro que tenía delante ya no era suyo, echaba la mano sin recelo y repartía lo que le parecía oportuno para remediar los males del prójimo.
En la puerta de la casa, como extraída de una novela de Dickens, estaba una de esas viejas inglesas, únicas, solas, clásicas, con la cofia encintada, los anteojos sobre la nariz, el cuerpo encorvado, las mejillas arrugadas, mas con color de manzana madura y salud rica.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba