Ejemplos con cipión

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Escenifica la conversación entre dos perros, llamados Cipión y Berganza, en la que este último relata al primero su vida.
Espero que Vuestra Excelencia leyendo la sombra de las heroycas hazañas, antigua nobleza y famosísimo govierno del Ilustrísimo y Excelentisimo Señor su padre, se inflamará como Aguila a imitarle, y hazer cosas muy grandes, y señaladas en servicio de Su Magestad, sobrepujando las valentías de Alexandro, César, Cipión, Theseo, Themístocles, y del Gran Sultán Solimán.
Llega Cipión a África, tropieza en saltando en tierra, tiénenlo por mal agüero sus soldados, pero él, abrazándose con el suelo, dijo: No te me podrás huir, África, porque te tengo asida y entre mis brazos.
Tengo la vanagloria de persuadirme de que usted no ha olvidado el soliloquio de los dos perros del hospital de Valladolid, Cipión y Berganza, y sospecho que, teniendo usted, como es notorio, tanta lástima de los animales, quizá sea porque haya conocido por aquella muestra que el buen criterio y el sentido común, que tantas veces falta a los hombres, se pueden hallar en los perros.
Ha de saber usted que en aquellos tiempos, Cipión tuvo un hijo y Berganza una hija, y según suele suceder entre padres amigos, casaron a sus vástagos, los que engendraron una casta de perros buenos y honrados, siendo la última de esta casta la pobre moribunda que usted acogió en los umbrales de la puerta de su casa.
Presentóseme entonces a la memoria lo de Berganza y Cipión, y aprovechando la oportunidad de que a aquellas horas nadie podía oírme, me dirigí a la perra, y le dije: -¿Eres tú quien acabas de hablar? -Me contestó primero con un suspiro, y luego, animándose, añadió: -Sí, soy yo, y pues tengo la dicha de que alguien me escuche, referiré mi triste historia.
Cuando Luculo se disponía a pasar el río, algunos de los otros caudillos le advirtieron que debía guardarse de aquel día, por ser uno de los nefastos, a los que llaman negros, por cuanto en él había perecido el ejército de Cipión en lid con los Cimbros, pero él les dio aquella tan celebrada respuesta: “Pues yo haré este día afortunado para los Romanos.

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