Ejemplos con ciencia

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En cambio, la ciencia y el arte culinarios son evolutivos y perfectibles, en Maxim, de París, no se come como se comía en las cavernas.
Y singularmente he apelado a la ciencia y doctrina de estos caballeros, por disimular que frente a Belarmino y Apolonio, ni tenía ni tengo punto de vista determinado.
Los dos hechos históricos más nocivos para el progreso de la ciencia pura y el imperio final de la cultura fueron la invención del papel y la invención de la imprenta.
Además, Martínez, que representaba la ciencia pura y la aplicada, había inventado una crema para dar lustre, la crema Zenitram , anagrama obtenido con el apellido del inventor, colocando en orden inverso las letras.
No hay una ciencia y un arte zapateriles propiamente españoles.
Tengo un taller, montado con los últimos adelantos de la ciencia y de la industria, tres máquinas, una Wilson y otra Wheeler, para coser la caña, y una Johnson para hacer ojales, que puede que no haya media docena como ellas en toda la península.
También la ciencia oficial del establecimiento se envestía, con harta frecuencia, disfraces de mamarracho.
Como no quería comprar ciencia, no se matriculaba, y asistía por libre a las clases de diversas Facultades.
No hay más ciencia que la ciencia desinteresada, la ciencia por la ciencia, el amor al saber, el saber que nunca se sabe bastante para cobrar dinero por enseñar lo poco que se sabe.
Nada hay tan repugnante como la ciencia que se adquiere para obtener un título académico y ganarse un sueldo con él.
Prosiguió solo don Restituto: Es usted un pozo de ciencia y un santo varón.
Y el diario republicano ponía invariablemente esta glosa: Si nuestro prelado, en lugar de descubrir tantos insectos, hubiera descubierto un buen insecticida, se lo agradecería más la Humanidad y la Ciencia y ostentaría una fama mejor conquistada.
Reverendointerrumpió Belarmino, no muy seguro de que éste era el tratamiento debido, la ciencia zapateresca ignora las cláusulas políticas, por eso es analfabética.
Equitativo, porque hago botas de montar, o sea de equitación, porque están hechas sobre seguro, como en la Equitativa, y porque la ciencia zapateresca ignora las cláusulas políticas, y así manifactura un escarpín para la reina de Escocia, como un zueco ferrado para el sacamantecas, o un zapato de hebilla para el camarlengo, total, equis.
La ciencia zapateresca ignora las cláusulas políticas, por eso es analfabética.
Yo promiscuo, o promiscúo, que no sé a ciencia cierta cómo se pronunciadijo don Celedonio.
Si yo fuera joven, no seguiría adelante, porque ¿qué vale toda la ciencia ante estos dos hechos tan sencillos: que esta joven es bonita y que se rinde a ciertas proclividades? Pero, puesto que si no senil soy senescente, me sobrepongo a las flaquezas de la carne, completo el giro y examino a la muchacha desde los cuatro puntos cardinales.
Mi paquidermo da un bote hacia adelante, y ya estoy en otra línea de observación: la de los horóscopos y astrologías, que es ciencia no por olvidada menos respetable.
Pero, ya que uno es docto en toda ciencia y mira el objeto en todos sus visos y desde todos los sesgos, ¿es esto saber más, ni siquiera saber algo? Eso es dar vueltas en un tío-vivo, alredor de un objeto.
Es decir: cuando la humanidad, tras de haber imaginado penetrar el sentido de la vida y la muerte y tener asido el orbe entre las manos, como un niño una pelota, volvió sobre sí y, con maravilla y espanto, descubrió que todo había sido ensueño e ilusión, que la vida no tiene sentido ni el orbe consiente que se le abarque, en aquel trance lastimoso, que fué algo así como una almoneda en donde se desbarató el hogar y menaje de los dioses, algunos individuos remataron a bajo precio tales y cuáles trastos de la almoneda, que, aunque apolillados y claudicantes, todavía duran y se utilizan, y otros individuos, muy contados, más propensos a la desesperanza y al tedio, volviéronse de espaldas al cielo, ya vacío y desalquilado, humillaron los ojos hacia el suelo, y aplicáronse a reunir por semejas hechos minúsculos, no de otra suerte que un desocupado, por pasatiempo o ansia de olvido, se emplea en coleccionar objetos inservibles, y así se fué formando cada una de las ciencias particulares: que no es otra cosa una ciencia sino colección, jamás completa, de sellos usados o cencerros de vaca.
Cada ciencia, en cambio, se conforma con añascar enteco troje de fenomenillos homogéneos, y obstínase en no admitir que de fuera, aparte, por debajo y por encima de ellos, exista realidad alguna.
Porque, al cabo, el saber poco o mucho, ¿de qué sirve? Cada ciencia, de por sí, es una abdicación al conocer íntegro, gesto de cansancio, tácita admisión de pequeñez e ignorancia, actitud de obligada humildad.
En todos aquellos hospedajes y albergues forasteros no niego que se aprende algo, pero ese algo es anecdótico, superficial, inconexo, al modo de las monografías de la ciencia experimental.
Luego, la ciencia se acogió a las universidades.
Y en vano se pedían más explicaciones, pues para la ciencia geográfica de la huerta todo el que no habla valenciano es de la.
Tres semanas que no traen ustedes el estipendio prometido, y así no es posible la instrucción, ni puede procrear la ciencia, ni combatirse con desahogo la barbarie nativa de estos campos.
Templos del saber que difundan la luz de la ciencia por esta vega, antorchas que que En fin, si vinieran más chicos a mi templo, digo, a mi escuela, y si los padres, en vez de emborracharse, pagasen puntualmente como usted, señor Bautista, de otro modo andaría esto.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba