Ejemplos con chipé

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

-¡Olé ya por las jembras de chipé, de bandera, de tronío, y bendita sea la yunta que inventó tu dinastía!.
A mí mi prima me gusta, porque a quién no le gusta la chipé.
-Pos yo te daría cien mil millones de besos de los de chipé, y tos ellos en la boca.
Y tantas cosas hubo de decirle la razón y tan elocuente hubo de estar aquel día, que dos horas después celebraban las paces el señor Pedro y el señor Frasquito, en casa del primero mediante un abrazo de los de chipé y dos botellas del más oloroso néctar que ha salido de las vides montillanas.
-La verdá es que cuando se trata a esa gachí parece de caramelo, porque lo que es los ojos los tiée de chipé, pero que de chipé.
-Pero si es la chipé, que no me pasa naita.
-¿Conque es la chipé que se le ha puesto al del Sonajero sobre el corazón que no cante más la Veterana?.
«Vaya un postín de mujer, y vaya unos andares, y vaya un mo de pisar, y vaya unos clisos que son dos ventanales, y vaya una boca que parece jechita con un punzón, y vaya un pechito de órdago y vaya una caera de chipé, y vaya un talle que es un torzal, y.
Y tú estás dequivocá, yo soy güeno de chipé, yo tengo de azúcar el corazón y de azúcar los procederes, y además que yo no sé por qué no encuentro yo una gachí que me guste lo mucho que tú me gustas, que yo no sé lo que tiées tú en tu carita y en tu mo de mirar y en tu mo de sonreír y en el metal de tu voz, que cuando te miro y te oigo, tiemblo toíto y se me quita el aliento, y cuando te estoy mirando, la vía diera yo na más que como dice la copla:.
-¡Vaya si tiées tú un pito chipé en tu boquita granate! -exclama Antonio mirando a Pepa con ojos enamorados.
-No, hombre, yo te he llamao pa decirte que tú eres er mozo más chipé der barrio, el más bonito, er más pinturero y er más afortunao con toítas las mujeres, que a la gachí que tú le pongas los puntos ya puée mandar por los Oleos, pues no le vale ni Santa Rita, que, además de los méritos que te dio el divé que es la bandera de tu amparo, tú tiées güenos comportamientos pa con tos los que te estiman, y tiées simpatía y tiées labia y tiées perfil, y tiées güenas ropas y lo único que te jace falta es un remontúa de chipé con una leontina de oro de chipé y en la leontina y como corgantes un sello y dos tumbagas.
Sá menester tamién saber de qué pie cojea er que viene a la casa, saber cuánto puée valer er chaleco y la leontina que traen, que dambas cosas son lo primerito que dejan en prenda, bailar y cantar lo menos posible, que al hombre jarto jasta su jálito le jiede, y sobre tó, hija mía, sobre tó en lo que resperta a lo otro, a lo de chipé sá menester no dar al orvio que a los hombres hay que trastearlos con muchísimo entendimiento, que los hombres tós o cuasi tós están pidiendo a voces una enjalma y un ronzal y una batícola.
-Sí que es la chipé lo que estás tú platicando, Soledá, pero lo que no saben esas esgrasiaítas es que hay litri de ésos que to lo que llevan en los deos y en la pechera es de oro de peroles y que tiéen la ropa interior que es toíto un alambrao y que por dos pesetas son capaces de golver a conquistar er Perú, ¿Como que conozco yo uno de esos a quien le dicen don Penene, que el día que se come más de tres lentejas se tiée que alargar la trincha y que desabotonarse el chaleco.
Y tan es la chipé lo que le estoy a usté diciendo, que yo le juro a usté por los chorreles que Dios me dio y por la mía compañera, que si no da la casolidá de que el señó Frasquito me hubiera ofrecío este puesto, no hubiera visto el sol de hoy ni estaría yo como estoy aquí con usté bebiéndome estos cortaos.
, ¡qué mujerío! Ese sí que es un ganao de chipé.
-Sí que la quería de chipé y que él era un hombre archisuperior, mejorando los presentes.
-Sí que era un mozo de chipé -dijo el viejo, y tras dedicar un breve suspiro a la memoria del difunto, continuó:.
-Esa es la chipé -exclamó el Temblores al par que llenaba de nuevo las copas- y por eso ha sío el querer yo consultar con ustedes, porque dambos se yo que me habéis de platicar con el corazón en la mano.
-Te advierto que como no sean de las de chipé, vas a tener que salir pa la Argentina.
Y, sigún me contó a mí mi pairino, el señor Toño el Clavija, al que ustés conocerán porque es más conocío que la ruá y tiée un puesto de berza pela por medio con el de Antoñico el Cerrojazo, que tamién se las trae, poique ese Cerrojazo fue el que mató a Toñico el Cardenales en la calle de la Armona, que ustés oirían contar la faena poique la cosa dio mucho ruío y con razón, poique el Cardenales la pintaba de retaco sin seguro y además le había dao mucho cartel el haberle quitao como le quitó a un tal don Curro la jembra que tenía, que, según cuentan, era un monumento de bonita, con ca ojo como un tazón y con una mata de pelo más larga que una maroma, y con una boca que de rechica que era tenían que darle en píldoras los alimentos, y con un pecho más grande que un automóvil, y con una caera mas reonda que tina tinaja, y con dos pinreles que no abultaban ni lo que dos abalorios, y con un mo de reír que cuando se reía se le secaban las lágrimas a la Santísima Virgen de las Angustias y, en fin, una gachí de las de chipé, de las que yo quisiera a la verita mía pa mi consuelo cuando me llegara mi hora.
Si yo me libraba de ir al servicio, Juan Antonio hubiera tenío que dir y yo que casarme a escape contigo, es decir, farturarme en gran velocidá pa la mismísima gloria, pero es que de camino que yo me diba a la gloria, sus metía a ustedes en el purgatorio, porque yo, ya sin más que los siete reales de mi jornal, te diba a hacer pasar las de «Ivélica», y na más que de pensar que la niña de mis ojos no tuviera un trapito que ponerse, y que desayunarse con un mendrugo, y con un puñao de besos en la boca, no más que de pensar eso me lloraba el corazón lágrimas de sangre, y por mo de to lo que yo te digo, es por lo que yo me dije lo que me dije, que me dije: «Si yo libro a Juan Antonio, como Juan Antonio gana catorce reales, y es con lo que viven tos ellos, pos seguirán viviendo como hasta aquí, y yo de aquí a dos años tomo el canuto, y güervo tan campante a mi oficio y aprieto de chipé y me caso, y viviremos tos juntos, y aquí no ha pasao na y que viva mi morena».
-Vamos, caballeros -dijo el Tulipa, que presenciaba la borrascosa escena tamborileando tranquilamente con los dedos en uno de los cálices vacíos-, que no hay razón pa que a dos hombres tan de chipé como lo seis dambos se les agrie la saliva.
-Pos bien: como la Candelaria es como es y el Garabato tiée sangre de garañón y si rispeta a la luna es porque no la alcanza manque se remonte en globo, pos a fuerza de verse se gustaron, y como se gustaron se entendieron y como mi Pepe tiée aprobá toas las asirnaturas y ve mas dormío que otros despierto, pos se comió la partía, y como el gachó es más súpito que un rayo, apenitas se la comió, trincó al Toñuelo, le dio dos copas en ca del Ventolina y endispués se lo llevó a la Plaza del Callao y allí le dijo que tirara del jierro y él metió mano a su cachicuerna, y como mi niño es una pantera cuando se le sube la temperatura, pues el chavó quebró al Garabato como los propios ángeles y le atiró tina de las de chipé, de las de pronóstico reservao.
-Sí, señor, porque como usté tiée la mar de veces más pesqui que yo, y me estima usté de chipé, usté no es capaz de aconsejarme naíta que no sea cosa de las que manda Dios y la Santa Madre Iglesia.
Y mire usté que el Requena es de los de chipé, ¡y si mi Joseíto supiera!.
-No, te repito que no, Y tan de chipé te lo ripito y tan con toítas las veras e mi corazón, que si estás decidido a torear, sa menester que matemos nuestros quereles.
Ahora bien: manque tú no conozcas a la Picarona, la Picarona te conoce a ti, porque tú pasas cuasi tos los días, porque no tiées más remedio que pasar, por la acerita en que ella vive, y yo sé de mu güena tinta que tú le gustas a ella a morir, y que por mo de esto yo no adelanto naíta con ella, y por eso me he dicho yo pa mí: «Si Manolo le tira los chambeles a esa gachí, esa gachí se cuela de chipé, a los quince u veinte días Manolo está cantando tangos y soleares en la proa del trasarlántico, y la Picarona al ver que en el estuche no quea más que un reló de plata y otros cuantos de níquel, pos lo que es natural: chingaíta de muerte porque se le ha escapao el de oro, pos apechugará con el de Plata, y como el de plata soy yo.

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