Ejemplos con cerrojo

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Sin darse cuenta una sombra negra se agazapaba entre los árboles que rodean la casa, por lo que atemorizado cierra con cerrojo la puerta principal.
Este gas a alta presión choca con una cabeza de pistón y proporciona el movimiento que inicia la acción de recarga: abre el cerrojo, extrae el casquillo usado, lo eyecta, desplazando el percutor hacia atrás, introduce el nuevo proyectil y cierra el cerrojo.
Cuando el cerrojo no ha sido completamente jalado hacia atrás, los disparos accidentales son prevenidos gracias a un mecanismo automático integral que impide al cerrojo ir hacia adelante.
El retén del cerrojo recibió unas modificaciones menores para aceptar este cambio.
El cerrojo tiene un extractor accionado por resorte, que retira el cartucho disparado de la recámara y lo pasa a un eyector fijo.
delante del gatillo y al ser activado, bloquea tanto el cerrojo como el gatillo.
Zona de seguridad donde pueda entrar un hombre, es decir, una cámara separada con dos puertas con cerrojo, una que permite la salida al exterior y la otra que da acceso a la cámara principal.
Una o varias puertas con cerrojo, que suelen ser circulares y deben permitir al menos la entrada de un paciente en camilla.
Cuando, como era el caso de John, una persona tiene de ambas en abundancia, la respuesta inglesa es recoger la colada y echar el cerrojo a la puerta trasera.
Esto a veces llegaba a tal grado que los soldados equipados con este fusil tenían que ayudarse para cerrar y abrir el cerrojo con algún elemento -por ejemplo, una piedra-, pues con la mano no resultaba fácil.
Al cerrar el cerrojo, este quedaba bloqueado y la obturación se realizaba mediante dos piezas cónicas que se encastraban una dentro de otra.
Al abrir el cerrojo y llevarlo hacia atrás, se comprimía el resorte y se podía introducir un cartucho en la recámara, quedando la aguja y el resorte retenidos.
El Dreyse era básicamente un fusil de cerrojo accionado manualualmente, que en su interior alojaba una larga aguja percutora y el resorte o muelle que impulsaba la misma.
Ulises estaba junto a la puerta, temiendo que los descubrimientos de Freya fuesen más allá, tapando con su espalda aquel cerrojo que era el orgullo del camarero.
Sus dedos acariciaban en la cara interior un cerrojo enorme, arcaico, que había pertenecido a una puerta mucho más grande, y parecía que iba a desprenderse de la madera por su peso excesivo Ferragut adivinó que este cerrojo iba a gravitar sobre la cuenta de la comida con todo su volumen.
Tembló Batiste de frío y de miedo, fué una sensación de debilidad, como si de repente le abandonaran sus fuerzas, y se metió en su barraca, no respirando normalmente hasta que vió la puerta con el cerrojo echado y encendido el candil.
Fortunata le sintió reconociendo el cerrojo de la puerta, registrando el cuarto en que ella tenía su ropa, y después el comedor y la cocina.
Instintivamente, como el suicida pone el dedo en el gatillo, llevó la mano al cerrojo, pero así como el suicida, instintivamente también, se sobrecoge y no tira, apartó su mano del cerrojo, el cual tenía el mango tieso hacia adelante como un dedo que señala.
Tocó el cerrojo para cerciorarse de que estaba corrido, y se fue a la sala.
Lo más particular era que la misma Fortunata, al correr el cerrojo con tanto cuidado, había sentido, allá en el más apartado escondrijo de su alma, un travieso anhelo de volverlo a descorrer.
Observó entonces que el cerrojo no estaba echado, y lo corrió con mucho cuidado para no hacer ruido.
Fue allá muerta de miedo, y al acercarse cesó el ruido, ella no las tenía todas consigo, y llamó a Patria: Juraría que alguien anda en la puerta Pero qué, ¿no ha echado usted el cerrojo?.
Principiaba a creerse una nulidad, y allá en sus soliloquios desesperados, cuando le salía mal alguna de las bajezas con que se procuraba dinero, se escarnecía sinceramente, diciéndose: soy pior que una caballería, soy más tonto que un cerrojo, no sirvo absolutamente para nada.
Trinidad Muley con llave y cerrojo en un reducido despacho dependiente de la Sacristía.
Estaba, pues, como se ha dicho, de pies sobre Rocinante, metido todo el brazo por el agujero y atado de la muñeca, y al cerrojo de la puerta, con grandísimo temor y cuidado, que si Rocinante se desviaba a un cabo o a otro, había de quedar colgado del brazo, y así, no osaba hacer movimiento alguno, puesto que de la paciencia y quietud de Rocinante bien se podía esperar que estaría sin moverse un siglo entero.
Y, haciendo una lazada corrediza al cabestro, se la echó a la muñeca, y, bajándose del agujero, ató lo que quedaba al cerrojo de la puerta del pajar muy fuertemente.

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