Ejemplos con cerradura

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

En la mayoría de los automóviles, se cierra con un pestillo aunque algunas tienen una pequeña cerradura con llave.
Julia declara que ella no es bebe , ella esta madurando y necesita una cerradura para su puerta.
Durante la visita ordenó construirla con áreas necesarias: una pieza al lado opuesto de la sacristía, con una sola puerta a la iglesia, que sirva para guardar los utensilios y reliquias, un baptisterio en cuadro con rejas de madera torneada, puerta y cerradura, una buena pila bautismal, una tinaja con agua pura y limpia, dos pilas de agua bendita, un retablo de escultura sencilla, un sagrario, un púlpito y dos confesionarios buenos con rejas estrechas.
Debido a que se ubican en vestuarios o zonas comunes, cada puerta, dispone de cerradura con llave, candado o cerraduras que funcionan con una moneda.
El muñeco de Jigsaw aparece de nuevo y les indica que hay tres llaves en el techo que tienen la forma de la cerradura de los tres agujeros que hay en las paredes, deben de conseguirlas para evitar la explosión de bombas caseras llenas de clavos, Charles comienza a derribar a todos y a golpear los contenedores con las llaves, se dan cuenta de que todos tienes llaves, pero solo tres encajan con las cerraduras, Charles a pesar de haber hecho esto es derribado de un golpe por una de las chicas y no logra meterse a ninguno de los agujeros y muere por la explosión de clavos.
Michael recoge la cerradura y sale de la celda antes de que lo descubran.
Ella camina hacia la puerta y con su poder derrite la cerradura y a continuación envía un rayo de electricidad a Ricky.
Al no poder liberarla, ella escribió un mensaje que le pasó por la cerradura.
Al cabo de este tiempo percibió un rechinamiento, como el de una gran llave dentro de una inmensa cerradura, después el sonido de un barrote de hierro rebotando por un extremo sobre otro cuerpo menos duro, después el chirrido de unos goznes roñosos, y, por último, la luz de un farol muy ahumado, a cuyos débiles resplandores pudo observar que se había abierto enfrente una.
¡Ulises, me echan!gritó ella pegando otra vez su boca a la cerradura.
Intentó ayudarla a incorporarse, separando su boca de la cerradura, pero Freya repelió con facilidad al vigoroso marino.
Instintivamente dobló sus rodillas, pegando la boca al orificio de la cerradura.
Tembló la puerta con un rudo tirón que hizo abrir sus dos hojas a la vez, sacando el pestillo de la cerradura.
Dió dos golpecitos a la puerta diciendo por el agujero de la cerradura:.
Y sacando las suyas comenzó a introducirlas en la cerradura.
Abría cada cual la cerradura confiada a su custodia, giraba pesadamente la puerta y quedaba abierta la capilla con sus antiguas riquezas.
Había allí un mueble precioso, también de palo de rosa, con cerradura de plata, donde el tío Frasquito guardaba los papeles importantes, abrió un cajoncito y sacó un paquete de cartas.
La llave entró rechinando en la cerradura, y en vano forcejeó Germán para hacerla dar vueltas, preciso fue sacarla de nuevo, untar las guardias con aceite, e introduciendo un palo por el ojo, giró al cabo al sexto o séptimo empuje.
Y luego, más tarde, allá por la madrugada, cuando preocupado él con su viaje cerraba las maletas en su cuarto, oyó en el silencio de la noche moverse la llave en la cerradura: salió al punto y encontró a su madre a medio vestir, descalza, que venía cautelosamente de puntillas a mirar por el ojo de la llave.
Él era quien iba al despacho de don Manuel a escoger pañuelos y piezas de seda, raso o terciopelo en aquellos armarios de roble con cerradura complicada, que databan del siglo anterior, y él también quien subía a los porches, donde con un tric-trac ensordecedor movíanse los telares y volaban las lanzaderas, haciendo surgir los ricos tejidos entre polvo y telarañas.
Llegaron a mis oídos voces conocidas, sonó en la cerradura de la puerta contigua ruido de llave, y salió mi tía Pepa, tendiendo los brazos.
¡Vaya, que si yo me fiara de usted para guardar la casa! A ver, atención ¿No siente usted un ruidito como si alguien estuviera tentando la cerradura? ¿Ve usted?, ahora empujan ¿qué es esto?.
Por fin llegó palpando paredes a la puerta de la capilla, y buscando la cerradura con las manos, empezó a rasguñar en el hierro.
El abad de Boán los descorrió impetuosamente, el Tuerto sacó la tranca, giró la llave en la cerradura, y clérigos y seglares se lanzaron contra la canalla sin avisar ni dar voces, con los dientes apretados, chispeantes los ojos, blandiendo látigos y esgrimiendo garrotes.
Al introducirla en la cerradura y empujar la puerta, otro relámpago bañó de claridad fantasmagórica el sitio en que iba a penetrar, rodó el carro del trueno, pausado al principio, después ronco y formidable, como una voz hinchada por la cólera, y Nucha retrocedió con espanto.
¿Soy yo por ventura de bronce? ¿No tienen sensibilidad mis carnes? ¿No hay mas sino dar puntadas en ellas como ropa descosida? ¡Por el siglo de mi madre, que no conocí, que no lo tengo mas de consentir! Deje, señora tia, ya rebuscar mi viña: que a veces es mas sabroso el rebusco que el esquilmo principal, y si todavía está determinada que mi jardin se venda por entero y jamas tocado, busque otro modo mas suave de cerradura para su postigo, porque el del sirgo y aguja no hay pensar que llegue mas a mis carnes.
Y sacando clavos de sus alforjas asentaron la cerradura de suerte, que estaba tan bien como de ántes: de lo cual quedó contentísimo el negro, y subiéndose Loaysa al aposento que en el pajar tenia el negro, se acomodó lo mejor que pudo.
La segunda noche le dió los instrumentos Loaysa, y Luis probó sus fuerzas, y casi sin poner alguna se halló rompidos los clavos y con la chapa de la cerradura en las manos: abrió la puerta, y recogió dentro a su Orfeo y maestro, y cuando le vió con sus dos muletas y tan andrajoso, y tan fajada su pierna quedó admirado.
—Pues si ansí es, dijo el virote, yo os daré por entre estas puertas, haciendo vos lugar, quitando alguna tierra del quicio, digo que os daré unas tenazas y un martillo, con que podais de noche quitar los clavos de la cerradura de loba con mucha facilidad, y con la misma volveremos a poner la chapa, de modo que no se eche de ver que ha sido desclavada, y estando yo dentro encerrado con vos en vuestro pajar, o donde dormís, me daré tal priesa a lo que tengo de hacer, que vos veais aun mas de lo que os he dicho, con aprovechamiento de mi persona y aumento de vuestra suficencia, y de lo que hubiéremos de comer no tengais cuidado, que yo llevaré matalotaje para entrambos y para mas de ocho dias, que discípulos tengo yo y amigos que no me dejarán mal pasar.
Pero la suerte, que las cosas guiaba de otra manera, ordenó que, habiendo dejado Anselmo solos a Lotario y a Camila, como otras veces solía, él se encerró en un aposento y por los agujeros de la cerradura estuvo mirando y escuchando lo que los dos trataban, y vio que en más de media hora Lotario no habló palabra a Camila, ni se la hablara si allí estuviera un siglo, y cayó en la cuenta de que cuanto su amigo le había dicho de las respuestas de Camila todo era ficción y mentira.

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