Ejemplos con cerniéndose

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Medrano, según afirman todos sus amigos, jamás intuyó el trágico epílogo que tendría su caso y demostraba por lo general, indiferencia ante las acusaciones que se iban acumulando en su contra, como un macabro cerco que poco a poco iba cerniéndose a su alrededor.
Desde entonces fue conocida como la más memorable víctima de Drácula, y la escena con Bela Lugosi cerniéndose sobre su cuerpo postrado permanece como una parte indeleble de la cultura pop.
¿No la veréis vosotros la América que nosotros soñamos, hospitalaria para las cosas del espíritu, y no tan sólo para las muchedumbres que se amparen a ella, pensadora, sin menoscabo de su aptitud para la acción, serena y firme a pesar de sus entusiasmos generosos, resplandeciente con el encanto de una seriedad temprana y suave, como la que realza la expresión de un rostro infantil cuando en él se revela, al través de la gracia intacta que fulgura, el pensamiento inquieto que despierta?Pensad en ella a lo menos, el honor de vuestra historia futura depende de que tengáis constantemente ante los ojos del alma la visión de esa América regenerada, cerniéndose de lo alto sobre las realidades del presente, como en la nave gótica el vasto rosetón que arde en luz sobre lo austero de los muros sombríos.
Pero el animal parecía galgo, en su vida don Cirilo había visto disparar tan ligero, correr tanto tiempo y dar tantas vueltas, ningún animal vacuno, sin contar que ya que iba cerniéndose en su cabeza la armada traidora, como relámpago, daba media vuelta, cayendo el lazo en el vacío, o bien se paraba de golpe, dejando que pasase por delante.
Para las dos víctimas, «los bosques del valle murmuran, las flores exhalan tristes perfumes, el ruiseñor llora cerniéndose sobre los picachos rocosos y la golondrina revolotea sobre los sinuosos valles», «los sátiros y los faunos, velados de negro, gimen», las ninfas de las fuentes se deshacen en llanto que forma arroyos que van a perderse a los bosques, las cabras y las ovejas abandonan sus pastos, las Oréades, que se complacen en escalar las inaccesibles cimas de las rocas más altas, descienden corriendo de los pinares, cuyos árboles gimen acariciados por el viento, mientras las dríades se inclinan entre las ramas de los árboles enmarañados y los ríos lloran a la blanca Procris,.
Era en fin, una mañana encantadora, cuadro de arrebatadora poesía dulce y majestuosa, con su ambiente saturado de perfume, sus alboradas de fuego, y luego aquel sol resistente y tropical cerniéndose en el inflamado horizonte sobre un cielo azul zafiro sembrado a trechos de azafranados celajes, y en cuya línea oriental parecía ir brotando lentamente un penacho de tornasoladas nubes, como si se tratara de alzar un pedestal de nácar a aquel astro esplendente que invadía las esferas, remontándose sobre el encendido cenit.
»Y corrían, corrían, deslizándose con un vuelo oblicuo, silbando en torbellino, arremolinándose, cerniéndose como bandadas de mortíferas aves de rapiña sobre los cementerios, en los cuales solían estallar fuegos fatuos, errantes, parabólicos, de un brillo azulado y fatídico.
Era el tipo de los salvajes de buhardilla, que se extienden por la línea de tejados de Madrid, cerniéndose sobre la población como bandada famélica.
Con frecuencia se ve la tempestad como alado y negro fantasma cerniéndose sobre la cordillera y despidiendo serpientes de fuego que se cruzan como una red, y cuyo tronido no alcanza a escucharse, otras veces los vientos del Levante se desencadenan furiosos y agitan las copas de aquellos millones de millones de árboles, formando interminable serie de olas de verdemar, esmeralda y tornasol, que en su acompasado y majestuoso movimiento producen una especie de mugidos, para cuya imitación no se hallan voces en los demás elementos de la naturaleza.
Alas de ave cerniéndose encima del Cantábrico parecen las dos lonas.
Y algunos minutos después descendían de la colina José y los que le acompañaban, el sol seguía bañándolo todo con sus raudales de luz esplendorosa, una brisa cálida impregnada de montesinos aromas agitaban mansamente las ramas de los árboles, el campo todo aparecía como vestido de flores, algunas cogujadas asustadizas levantaban azoradas el vuelo, y cerniéndose sobre los riscos, una alondra piaba dulce y querellosamente, como llamando con quejumbrosos halagos de amor a la amada compañera.
Corrí al campo, deposité en el hoyo el contenido de mi último viaje, arrojé lejos la tierra, que ahora reemplazaban masas enormes de oro, y volviéndolo todo a su orden habitual en la tienda, rendido de fatiga, pero el alma cerniéndose en espacios infinitos, tendime en mi cama y cerré los ojos, menos que para dormir para entregarme a mis pensamientos.
Bandadas de cóndores completaban el paisaje, cerniéndose en el espacio en círculos de mal agüero para la salud de mi pobre caballejo, que a pesar de su cansancio, se encabritaba espantado por la sombra formidable de sus alas.
Sentado Franz en el mismo lugar en el que la víspera fueron a invitarle a cenar de parte del misterioso desconocido, distinguió todavía, como una gaviota cerniéndose sobre las aguas, al diminuto yate, que continuaba su camino a Córcega.
Y mientras el ronco estertor del moribundo llenaba la siniestra sala, la luz fría y cenicienta que se filtraba por los empolvados tragaluces hacía resaltar en el blanco muro los brazos descarnados de la cruz negra, enorme, como el símbolo eterno del crimen y la barbarie triunfante cerniéndose por encima de los Calvarios y escarneciendo a los Cristos pasados, presentes y venideros.
Águilas y buitres cerniéndose sobre aquellas carnicerías espantosas, picachos desgajándose por sí propios para consumar la obra exterminadora de los valientes mesnaderos de los señores godos de Cantabria, cuevas sin fin, oscuras, de enormes antros, fríos y viscosos, repletos de moros y romanos descuartizados y hediondos, bosques inextricables en que se perdían la senda y la respiración, rocas tajadas sobre abismos insondables, gemidos de agonía entre gritos desaforados de libertad, valles risueños inundados de luz, danzas, cánticos y juegos en sus praderas rozagantes, y paz y abundancia en sus hogares rústicos, después, la nube negra cargada de rayos y pedriscos, pasando sobre ello empujada por el soplo de los hombres malos, arrasándolo todo, haciendo estériles los campos fecundos y trocando en odios y en guerras implacables y continuas, el amor y la paz que antes reinaban entre sus habitadores.
Y a todo esto había que añadir que el invierno con sus fríos, con sus nieblas, con sus aguaceros y con sus nevascas, estaba ya cerniéndose encima de los picachos del contorno y de la casona de mi tío.
Lo que había entre la loma de este cerro y el espacio limitado por las Peñas de Europa, no era posible descubrirlo, porque lo bajo quedaba oculto por el cerro, y lo alto me lo tapaba una neblina que andaba cerniéndose en jirones, de quebrada en quebrada y de boquete en boquete.

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