Ejemplos con centelleante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Deben distinguirse de otras opacidades del humor vítreo como las miodesopsias, también conocidas como moscas volantes y la sínquisis centelleante.
Mientras que la banda era poco conocida en los Estados Unidos, Robert Palmer de The New York Times describía la canción como centelleante, ambicioso y superlativo pop-rock , e indicaba que el formato de banda de guitarras creado por The Beatles todavía era válido para bandas con algo que decir.
En función de cómo se emite la señal luminosa, los faros se clasifican en: Faro de luz fija, faro de destellos, faro de luz centelleante, faro de grupos de destellos, faro de grupos de ocultaciones, faro de luz alternativa.
Desarrolló un estilo de pintura romántica muy individual, en las que las superficies ricamente coloreadas, con manchas, granuladas y vidriosas, producían un efecto centelleante.
Una tarde, mientras que Homer y Bart están viendo televisión, en un comercial aparece la palabra Gabbo, centelleante.
Valle de las estrellas: Los niños estrella nacen en este centelleante valle.
Había asistido a otros reos, pero eran hombres ¡Ayudar a bien morir a una mujer hermosa, perfumada, centelleante de piedras finas, como si fuese a montar en su automóvil para ir a un té de moda!.
Llevaba Juan Jerez en el rostro pálido, la nostalgia de la acción, la luminosa enfermedad de las almas grandes, reducida por los deberes corrientes o las imposiciones del azar a oficios pequeños, y en los ojos llevaba como una desolación, que solo cuando hacía un gran bien, o trabajaba en pro de un gran objeto, se le trocaba, como un rayo de sol que entra en una tumba, en centelleante júbilo.
El niño entonces vio una cosa terrible, una cosa que recordó años después y aun toda su vida: el hombre emboscado se incorporaba, con su único ojo centelleante y fiero, se echaba a la cara la formidable tercerola, se oía un espantoso trueno, voz de la bocaza negra, flotaba un borrón de humo, que el aire disipó instantáneamente, y al través de sus últimos tules grises el abuelo giraba sobre sí mismo como una peonza, y caía boca abajo, mordiendo sin duda, en suprema convulsión, la hierba y el lodo del camino.
-¡Cómo! -dijo la maja con centelleante ira-.
Se quiere prescindir de la reflexion, pero se reflexiona sobre el esfuerzo mismo que se hace para prescindir de ella: nuestro entendimiento es una luz que se enciende por una parte cuando se la apaga en otra, la insistencia misma en apagarla suele hacerla mas viva y centelleante.
Y mientras el señor Frasquito pedía como justa compensación a las noticias que acababa de dar, una del de Jubrique a cargo de los jugadores, penetrando Joseíto el Cardenales en la calle del Refino con paso firme y resuelta actitud, se dirigió rápido y resuelto a la reja donde el de Écija hablaba con la Miraflores, que al verle llegar se puso densamente pálida, y encarándose con ella, mientras su primo le contemplaba demudado el rostro y centelleante la mirada, le dijo con acento emocionado:.
El agresor se levantó de un brinco y con los puños cerrados y la mirada centelleante aguardó al intruso que avanzó recto hacia él con el rostro ceñudo y los ojos inyectados de sangre.
Y, gracias a este tercer personaje, en todas las comidas terminaba el sensato platicar con centelleante discreteo.
-¿Quieres decirme -saltó don Valentín-, que también yo me duermo en las delicias de Capua? ¿Quieres darme a entender, hombre sin vigor ni patriotismo, que no sé predicar con el ejemplo? Pues chasco te llevas, que, aunque viejo, todavía arde en mis venas la sangre que triunfó en Luchana, y bien sabes tú que si esta mano rugosa no esgrime el hierro centelleante en el campo del honor, no es culpa mía, sino de la raza afeminada y cobarde que me rodea y me oye, y se encoge de hombros, y se ríe de mi ardimiento, y se burla de los ayes de la patria roída por el cáncer del absolutismo.
Hubo un momento en que no vi más al egipcio ni a las espesas colgaduras de alre-dedor, sino la bola de vidrio, un vidrio que parecía plomo transparente, que se transformaba en una lámina de plata centelleante y única en la infinitud de un mundo negro.
Ahora los dos socios caminaban a lo largo de una playa, frente al océano centelleante, aplanado por la caliente pesadez del sol.
De pronto aquel monstruoso techo de tinieblas se resquebrajó, y nuevamente apareció el cielo azul, con un sol centelleante de alegría.
— Llama a Estella - repitió, dirigiéndome una mirada centelleante -.
La procuradora creyó verlo en una nube centelleante todo rodeado de duquesas y marquesas que le lanzaban bolsas de oro a los pies.
Paca y Lola y dos de sus compañeras, sentadas sobre un murete adosado a un albercón ruinoso, charlaban y reían, no sin que de vez en cuando asestaran todas y cada una de ellas una mirada más o menos viva y centelleante en el grupo de mozos congregados al pie de los mecedores.
Jimeno, al pronunciar estas palabras, tenía el rostro centelleante de entusiasmo, y su pecho.
con el rostro centelleante de furor como un ángel de exterminio.
Salomón no se negaría a firmar algunas de las sentencias que da, si no vinieran envueltas en cierto limo de ignorancia petulante y pomposa, residuo de criba, producido por el roce secular de los de su raza con los amos de Madrid y de Sevilla, capaz de empañar hasta la luz centelleante de su sentido común nativo.
Surgían luego fuegos rastreros como cabelleras de llamas, y en medio de ellas, como evocadas por un conjuro mágico, aparecían en los aires, rodeadas de una sangrienta aureola, diez cabezas humanas, cuyos ojos destellaban rayos por sus alvéolos, en cuyo centro ardía una centelleante pupila.
Argolla de esclava había sido en otros tiempos, en las primitivas edades, el mágico trazo centelleante que rodeaba su puño.
Y si en nube de muerte le ha envuelto y empapado sus costados de inevitable ardid del traidor centauro, si se le ha inyectado el veneno, veneno que engendró la muerte, y crió centelleante dragón, ¿cómo va a lograr ver un día más que el presente, estando aprisionado por el espantable monstruo de la hidra, y si le desgarran ardiendo en sus carnes los aguijones de fuego candentes, preparados por los dolos de Neso el de la negra crin?.
Y cuando la pica enemiga partió al vuelo en dirección suya, esperó que rozase su pecho, la cogió al vuelo de pronto, y encarándose con el patricio estupefacto, le hirió en mitad del vientre con aquella arma, que le salió centelleante por las vértebras dorsales.
Y exclamó: ¡Por la fe del Mesías, que es lo bastante insensata para atacarnos! Y detuvo la marcha de sus tropas, y avanzó solo hacia su hija, gritándole: ¡Oh hija de la perversidad! ¡he aquí que te atreves a retarme y te dispones a atacar al ejército de los francos! ¡Oh insensata! ¿es que renunciaste a todo pudor y renegaste de la religión de tus padres? ¿E ignoras que, si no te confías a mi clemencia, te espera una muerte segura? Ella contestó: ¡Lo que ha pasado es irrevocable, y consiste en el misterio de la ley musulmana! ¡Creo en Alah el Único y en su Enviado Mahomed el Bendito, hijo de Abdalah! ¡Y jamás renunciaré a mi creencia y a la fidelidad de mi afecto por el joven de Egipto, aunque tuviera que apurar la copa de mi ruina! Dijo, e hizo caracolear a su caballo espumeante a la vista del ejército de los francos, y cantó estas estrofas guerreras, hendiendo el aire con su sable centelleante:.

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