Ejemplos con ceniciento

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Dos líneas de color ceniciento surcan ambos lados de la cara a la altura de los grandes y prominentes ojos oscuros.
La ciudad fue escarbada en el débil subsuelo ceniciento de Capadocia.
Se diferencia bastante de otros escribanos, aunque el escribano ceniciento y el cabecigrís son bastante parecidos.
De ese modo ambos llegan a una tumba, frente a la cual el alma dice: ¡es el sepulcro de tu perdida Ulalume! El poeta siente su corazón volverse ceniciento y sobrio y llora.
Adjetivizantes: -os-, -ble, -able, -ible, -enc-, -ante, -iente, -ente, -iv-, -an-, -ad-, -id-, -il, -esc-, -ient-, -oide: nuboso, amable, defendible, azulenco, importante, sonriente, trascendente, creciente, activo, mexicano, cantado, sabido, monjil, burlesco, ceniciento, ovoide.
Escamas del cono tiesas, duras, con ápice redondeado o subagudo, apófisis levantada, subpirimidal, transversalmente aquillada, umbo dorsal, levantado, reflejo, gris ceniciento, con una espina aguda, corta, a veces recurvada, decidua o persistente.
Las hembras son algo mayores que los machos, de pelo corto y denso, con una base oscura y con el dorso de castaño a pardo grisáceo y el vientre casi blanco, los especímenes jóvenes son de un gris ceniciento, piel pardo rojiza.
El peuco, varil, aguilucho ceniciento o gavilán ceniciento es una rapaz sudamericana del género Circus.
Tronco grueso, corto, verde ceniciento, ramificado desde la base, ramas gruesas cilíndricas, poco ramificadas, lisas y quebradizas, cuando jóvenes con pubescencia adpresa, luego glabrescentes y así cubiertas de una capa blanquecina que se pulveriza al tocarla.
La cola es negra pero con el ápice más pálido y rojizo y con ribete blanco ceniciento en el extremo, su corte terminal es redondeado.
Su coloración varía entre el pardo y el ceniciento con dos rayas longitudinales de un color amarillento a cada lado junto con manchas pardas y negras.
Hyalis del idioma griego: transparente, aludiendo a su follaje ceniciento.
Tiene el dorso pardo y el vientre ceniciento, y el periocular anaranjado, sus patas rosáceas.
Las regiones ventrales son más claras, de blanco a gris ceniciento.
El cielo amanecía nublado los más de los días, y el mar ceniciento.
Como recuerdo de su madreuna extranjera que se había casado en Méjico con el maestro para producir media docena de hijos y morirse inmediatamente, tenía el pelo de un rubio ceniciento y los ojos verdes claros.
Era de un rubio ceniciento y suave, un color discreto que desentonaba con el resto de su persona, hecha de rudos contrastes.
No parece la misma que vemos arriba puesta siempre de gran sombrero y gabán largo ¡Qué escote! ¡Y qué hermosa torre de pelo, entre rubio y ceniciento! Le advierto camarada, que ella también le ha mirado muchas veces, así como la que no quiere mirar, con el rabillo del ojo Usted le interesa, amigo Ojeda, me consta.
A la derecha, abríase el valle de Azpeitia, cruzado por el Urola, alegre también y risueño, ligando al pueblo con el Santuario como con un lazo de flores, pareciendo su alegría, sobre el tinte melancólico de todo el paisaje, un ramo de rosas sobre la tumba de un justo, una dulce sonrisa sobre el austero rostro de un trapense, el alto Izarraiz, verde en la falda como la vida en su primavera, áspero y ceniciento en la cumbre como la vejez ya desengañada, cerraba bruscamente el fondo, y en medio de todo aquello, elevada sobre la tierra, inalterable entre lo alegre y lo triste, indiferente entre lo pobre y lo rico, elevábase la estatua de san Ignacio, la imagen de la santidad, serena siempre, igual, tranquila, orando y bendiciendo.
Dos butacas de raso entre azulado y ceniciento, con flecos de borlitas y madroños multicolores y brillantes, en la pared, un magnífico espejo con ancho marco de dorada hojarasca, en el centro, un veladorcito de ónix y bronce, sobre el cual había una canastilla de porcelana de Sèvres, llena de las flores, ya marchitas, que llevó don Juan el primer día, ante la chimenea encendida, la famosa doble silla en forma de S, y en el suelo, para que la esperada beldad pusiese los lindos piececitos, dos grandes almohadones de seda oscura, que destacaban sobre la alfombra casi blanca cuajada de rosas amarillentas.
Llevaba falda lisa de paño gris, formando grandes pliegues, corta para lucir los pies, calzados con medias negras y zapatitos a la francesa, abrigo muy oscuro, ceñido al talle con cordones de seda que pendían hasta el suelo, y forro de felpa roja que se descubría a cada paso, sombrerillo de terciopelo ceniciento con velito y lazos encarnados, cuello largo de piel que culebreaba sobre el pecho, y manguito.
Entretanto, la aurora se abre paso en el horizonte, alumbrando calles y tejados cubiertos de nieve, de escarcha o de ceniciento lodo.
Bastantes canas daban ya un color ceniciento a la primitiva negrura de sus cabellos.
Descargado el primer latigazo con el aplomo y tino de quien posee brazo experimentado y de hierro, pudo convencerse el Mayoral que la o punta de cáñamo torcida y nudosa, con chasquido peculiar, había trazado un surco ceniciento en las carnes de la muchacha.
Más bien había ganado que perdido, porque el plumaje de la pechuga, que tenía antes un viso ceniciento, había adquirido el brillo y la blancura de la nieve.
Leto, que no tenía mucho en qué escoger, vestía un terno de dril ceniciento, recién planchado, y con esto y unos borceguíes de becerro en blanco, un hongo claro y una corbatita de lunares bajo un cuello a la marinera, ''componía'' bastante bien al lado de la esbelta sevillanita.
Era alto, más que el de Caórnica, de luenga y puntiaguda barba blanca, moreno de color, de nariz muy prominente y aguileña, ojos pequeñitos y verdes y cejas erizadas y blanquísimas, la cabeza cubierta con un alto gorro cilíndrico de piel de nutria, y todo el cuerpo, hasta los pies, con un capotón de paño ceniciento.
¿Desnudo? Eso es bueno para Francisco, el del remendado sayo ceniciento, vestidura de siervo y de mendicante.
Su color era blanco, aunque algo ceniciento.

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