Ejemplos con celebrante

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

El celebrante saluda al pueblo con El Señor esté siempre con vosotros y se canta el Trisagio en griego y latín, al que sigue el canto de la Prophetia o del Benedictus.
Reverencian el sagrario con una genuflexión y luego el celebrante y el diácono besan el altar como signo de veneración.
El celebrante lleva el incensario y cuando llega al altar comienza las plegarias a las que responde el diácono y el coro.
Entonces, el celebrante besa el altar y el evangeliario.
Número de treinta misas que se decían en sufragio de un difunto por espacio de treinta días seguidos permaneciendo el celebrante encerrado en la iglesia.
El epigonation tiene dos significados: el primero denota que el celebrante es un soldado de Cristo, portador de la espada de la fe.
En principio, el requisito de la gravedad debe ser probado por quien alega la fuerza, pero hay un caso particular en que el legislador presume la gravedad y esto es cuando al celebrante del acto jurídico se le infunde un justo temor de verse él, su cónyuge o alguno de sus ascendientes o descendientes expuestos a un mal grave e irreparable.
El acto jurídico originario ha sido celebrado por la persona que presta su ratificación, pero adolece de un vicio que impide radicar sus efectos en el celebrante.
Por entonces, se vestía el amito sobre la cabeza sirviendo a la vez de bonete y al descubrirse el celebrante, caía por detrás la parte ornamentada constituyendo el collarín.
Igualmente los sacerdotes concelebrantes deben utilizar la casulla, pudiendo omitirla tan sólo cuando no hubiere suficientes vestiduras, aunque el celebrante principal debe siempre portarla.
Finalmente recibe el cetro y el orbe de manos del celebrante.
El rito de matrimonio en la Iglesia ortodoxa inicia con el rito llamado oficio de esponsales en el que los esposos se acercan a la puerta de la iglesia y son interrogados por el celebrante acerca de su deseo libre de unirse en matrimonio.
El celebrante hace luego la explicación homilética de los textos leídos.
, con la collectio post precem, el celebrante cierra esta oración.
Depositadas las ofrendas sobre el altar, se cantan las Laudes o triple Aleluya, se leen los dípticos con los nombres de vivos y difuntos que se conmemoran, juntamente con la memoria de los santos, y el celebrante recita la collectio post nomina.
Es el libro propio del sacerdote celebrante de la misa.
Para los cumpleaños, una tarta helada, a menudo con inscripciones congeladas y decoraciones figurativas, se cubre con velas, que son apagadas después de que el celebrante haya pedido un deseo.
El celebrante debe ser un sacerdote, porque toda la idea de la práctica es profanar el Sacramento de la Eucaristía.
Según el dogma católico, en la Santa Misa se renueva el sacrificio del calvario al celebrar el sacramento de la eucaristía, consagrándose el pan y el vino por medio de una fórmula sacramental que pronuncia el sacerdote celebrante, lo que produce el efecto de la transubstanciación.
Por ejemplo, en el poco empleado uso zaireño el Acto penitencial tiene lugar luego de las lecturas, y es obligatorio que el sacerdote celebrante dance en torno al altar.
Y luego, a la voz del celebrante, que se elevaba sonora entre los devotos murmullos del concurso, cuando comenzaban a ascender las primeras columnas de incienso, de aquel incienso recogido en los hermosos árboles de mis bosques nativos, y que me traía con su perfume algo como el perfume de la infancia, resonaban todavía en mis oídos los alegrísimos sones populares con que los tañedores de arpas, de bandolinas y de flautas, saludaban el nacimiento del Salvador.
Y el reo, más desabrido aún, contestó: ¿Y cómo? ¿con las manos atadas? Los alguaciles desliaron la cuerda de sus manos, y en cuanto éstas estuvieron libres, llegose el hombre al altar y empezó a vestirse con pausa y método, sin la menor alteración en los ademanes, lo mismo que si se vistiera para decir misa, pronunciando con voz segura la frase de ritual que el celebrante dice a cada prenda que se pone.
Era la misa de San Ramón Nonnato, elegida para la circunstancia, y cuando el celebrante pronunció , parecióle que las cadenas de dolor que ligaban a la pobre virgencitaque aún entonces se la representaba como tal el capellánse rompían de golpe, dejándola libre, gozosa y radiante, con la más feliz maternidad.
Como quiera que fuese, diose principio a la ceremonia, en la cual el celebrante pudo lucir su poderosa voz, su devoción ascética, y sobre todo, la rectitud de intención en pro de aquel matrimonio antipático, tal vez, y fatal.
Concluida ésta, y cuando evacuado por el paisanaje el mezquino ámbito de la ermita, esperaban los soldados lo que solía llamarse la bendición marcial, concedida únicamente a las respectivas hermandades o milicias titulares de algún santo, el celebrante, que reconoció a Lucifer entre los demás por su habitual distintivo, que era, según dijimos, un airón flotante sobre el almete, le dirigió una mirada tenaz, de que se apercibió con visible sorpresa el joven.
A su ilustrísima un color se le iba y otro se le venía, pues en puridad de verdad, la culpa en gran parte era suya, porque no se le ocurrió franquear al celebrante su oratorio particular.
En el momento de elevar el cáliz, que nada tenía de artístico ni de valioso, pues la copa era de una delgada lámina de plata y la base de cobre dorado, fijose el celebrante en que ésta tenía en la parte inferior que descansaba sobre el mantel la siguiente inscripción:.
Si, era él: aquel dia se emancipaba de la esclavitud del terruño, entraba en este mundo poderoso que no repara en origenes, escala accesible a todos, que se remonta desde el misero cura, hijo de mendigos, al vicario de Dios, tenia ante su vista un porvenir inmenso, y todo lo debia a sus protectores, a aquella buena señora, obesa y sudorosa, bajo la mantilla de blonda y el negro traje de terciopelo, y a su hijo, al que el celebrante, por la costumbre de humilde arrendatario, habia de llamar siempre el señorito.

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