Ejemplos con cejó

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

McAlloon no entendía el porqué de la negativa del público, pero no cejó en su intento por conquistarlos.
Los demás, entretenidos en la cacería no habían echado en falta al arzobispo hasta que, al atardecer, cejó la niebla.
Su carácter violento, ardoroso e idealista le impidió substraerse de la anárquica y turbulenta política, aún así, no cejó en su empeño de llevar a cabo el concierto necesario para la reconstrucción institucional.
Aunque la actividad mermó, no cejó el espíritu de rugby en el grupo, realizando partidos amistosos, con equipos de ciudades aledañas.
Durante el proceso de reducción, el padre Amancio, no cejó en su empeño de lograr la amistad de los nativos, sin dejar por eso de calificarlos como pérfidos, mentirosos, traidores y codiciosos.
La respuesta negativa del kibutz, que temió que la pareja americana fuera demasiado refinada para las rudas tareas agrícolas, no arredró a Golda, quien no cejó en sus intentos hasta que fueron aceptados.
Al comienzo de su señorío, intentó de nuevo Alfonso XI arrebatárselo, declarándose una verdadera guerra civil entre castellanos y vizcaínos, y como al rey y a Juan Núñez de Lara les convenía la paz, llegaron a un acuerdo y Alfonso cejó en su empeño.
Aun así, la ninfa no cejó en su empeño y, poco después, desde la fuente cercana a la que Hermafrodito se había acercado, Salmacis se abrazó a él fuertemente, lo arrastró al fondo, y, mientras forcejeaba con él, suplicó a los dioses que no separaran sus cuerpos, diciendo: ¡Te debates en vano, hombre cruel! ¡Dioses! Haced que nada pueda jamás separarlo de mí ni separarme de él.
Tomaron a risa, como lo merecían, mis observaciones, pero no por verme tan inclinada a las burlas, cejó Falfán en su fastidioso disertar.
Antonio Martínez, que ya le tenía en capilla para dejarle cesante de su pingüe destino en el Consejo, cejó en sus intenciones perversas.
Como sus quehaceres no eran muchos, los dos amigos pasaban juntos largas horas del día y de la noche, y pasando así las horas, mi padre halló sobradas ocasiones de apuntar, con la destreza en que es maestro, la especie que, por lo visto, le bullía en sus adentros mucho tiempo hace, y cátate, amigo recalcitrante, que no bien asomó la punta de la idea, el otro, que, por las trazas, rumiaba también de muy atrás los mismos pensamientos, se puso a tirar de ella, y tira que tira, no cejó en su empeño, hasta verla entera y verdadera en la misma palma de su mano.
No le pareció justo entonces amargar la zozobra del señor de Arganza, que ya empezaba a recoger el fruto de sus injusticias, pero no cejó ni un punto de lo que tenía determinado.
El Visitador era testarudo, no cejó un ápice y siguió ajustándonos las clavijas como a guitarra ajena.

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