Ejemplos con cautiverio

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Asimismo posibilitó actividades económicas lícitas e ilícitas, como el comercio con productos orientales o como las incursiones militares, destinadas a la mera consecución de un botín, y al cautiverio de rehenes con los que mantener el negocio esclavista, o simplemente negociar la redención de cautivos.
Ya en el cautiverio de su prisión, Philotas es visitado por el rey Arideo, otrora amigo de su padre, quien le comenta que su hijo también ha sido apresado por el bando contrario.
Resulta casi imposible mantenerlo en cautiverio en buenas condiciones.
Se adaptan al cautiverio pero raramente llegan a reproducirse en tal condición.
Fue expulsado de Phnom Penh, junto con gran parte de sus dos millones de habitantes, como parte del experimento socialista Año Cero de los Jemeres Rojos, y fue apresado en un campo de concentración junto con su esposa My-Huoy, quien después falleció durante el parto estando en cautiverio.
Pembroke y setenta caballeros de espuelas doradas fueron enviados a Burgos, a la presencia del rey Enrique, quien hizo entrega al condestable francés Bertrand du Guesclin del conde rehén, quien murió más tarde durante el cautiverio.
Fuera de este lugar su supervivencia es imposible, ya que no soporta el cautiverio o aguas con una composición distinta a las de su hábitat natural.
Tolera cautiverio mucho mejor que otras víboras europeas, alimentándose fácilmente Sin embargo, a pesar de que gran parte del tiempo puede estar apacible, es muy riesgoso manipularle, son fuertes y pueden dar un tirón inesperado y morder.
Es ovíparo, aunque no es muy probable que pueda reproducirlo en cautiverio.
La esperanza de liberación del cautiverio y torturas.
El presidente Álvaro Uribe aprovechó el momento de la llegada de Moncayo a la Plaza de Bolívar para debatirlo públicamente y descargar sobre las FARC toda la responsabilidad por el largo cautiverio de los uniformados.
Las orcas en cautiverio no gozan de buena salud.
Ellos pueden ser fácilmente domado cuando jóvenes, pero han resultado ser extremadamente delicado en cautiverio.
Cerrando el glorioso desfile, casi a ras de los muebles, estaban los últimos Febrer de principios del siglo XIX, oficiales de la Armada, de cortas patillas, rizos sobre la frente, alto cuello con anclas de oro y negro corbatín, que habían peleado en el cabo de San Vicente y en Trafalgar, y tras ellos el bisabuelo de Jaime, un viejo de ojos duros y boca desdeñosa, que al volver Fernando VII de su cautiverio en Francia se había embarcado para prosternarse a sus pies en Valencia, pidiendo con otros grandes señores que restableciese los usos antiguos y exterminase la naciente plaga del liberalismo.
Volvería trayendo millones, y otra vez conocerían la existencia opulenta, con viajes de lujo por todo el mundo, grandes hoteles, automóvil a perpetuidad, y podrían sacar del cautiverio de la usura los collares de perlas y las joyas luminosas.
Al mediodía, Teresa, escapándose casi a viva fuerza del cautiverio en que la guardaban las vecinas, volvió a la barraca.
Miraba todo con la curiosidad alborozada que las cosas más insignificantes inspiran a la persona salida de un largo cautiverio.
Las alhajas, vestidos de señora, encajes y mantones de Manila que pasaban a ser suyos, tras largo cautiverio, vendíalos por conducto de una corredora llamada Mauricia la Dura.
Por maravilla se hallará entre tantos uno que crea derechamente en la sagrada ley cristiana: todo su intento es acuñar y guardar dinero acuñado, y para conseguirle trabajan y no comen: en entrando el real en su poder, como no sea sencillo le condenan a cárcel perpetua y a escuridad eterna: de modo que ganando siempre, y gastando nunca, llegan y amontonan la mayor cantidad de dinero que hay en España: ellos son su hucha, su polilla, sus picazas y sus comadrejas: todo lo allegan, todo lo esconden y todo lo tragan: considérese que ellos son muchos y que cada dia ganan y esconden poco o mucho, y que una calentura lenta acaba la vida como la de un tabardillo, y como van creciendo se van aumentando los escondedores, que crecen y han de crecer en infinito, como la esperiencia lo muestra: entre ellos no hay castidad ni entran en religion ellos ni ellas: todos se casan, todos multiplican, porque el vivir sobriamente aumenta las causas de la generacion, no los consume la guerra, ni ejercicio que demasiadamente los trabaje, róbannos a pié quedo, y con los frutos de nuestras heredades que nos revenden se hacen ricos, no tienen criados, porque todos lo son de sí mismos, no gastan con sus hijos en los estudios, porque su ciencia no es otra que la del robarnos: de los doce hijos de Jacob que he oido decir que entraron en Egipto, cuando los sacó Moysen de aquel cautiverio, salieron seiscientos mil varones sin niños y mujeres: de aquí se podrá inferir lo que multiplicarán las destos, que sin comparacion son en mayor número.
Con esta seguridad nos embarcamos, navegando tierra a tierra con intencion de no engolfarnos, pero llegando a un paraje que llaman las Tres Marías, que es en la costa de Francia, yendo nuestra primera faluca descubriendo, a deshora salieron de una cala dos galeotas turquescas, y tomándonos la una la mar y la otra la tierra, cuando íbamos a embestir en ella nos cortaron el camino, y nos cautivaron: en entrando en la galeota nos desnudaron hasta dejarnos en carnes: despojaron las falucas de cuanto llevaban, y dejáronlas embestir en tierra sin echarlas a fondo, diciendo que aquellas les servirian otra vez de traer otra galima, que con este nombre llaman ellos a los despojos que de los cristianos toman: bien se me podrá creer, si digo que sentí en el alma mi cautiverio, y sobre todo la pérdida de los recaudos de Roma, donde en una caja de lata los traia, con la cédula de los mil y seiscientos ducados, mas la buena suerte quiso que viniese a manos de un cristiano cautivo español, que los guardó, que si viniera a poder de los turcos, por lo ménos habia de dar por mi rescate lo que rezaba la cédula, que ellos averiguarian cuya era.
—Ni es posible ponernos en ella, respondieron, porque, como se ha dicho, este navío no tiene artillería, ni nosotros armas: así que nos es forzoso acudir a la gentileza y liberalidad de vuestro general, pues será justo que quien nos ha librado del insufrible cautiverio de los turcos, lleve adelante tan gran merced y beneficio, pues le podrá hacer famoso en todas las partes, que serán infinitas, donde llegare la nueva desta memorable vitoria y de su liberalidad, mas de nosotros esperada que temida.
En resolucion, bajando la isla, de allí a cuatro dias descubrieron la Lampadosa, y luego la isla donde se perdieron, con cuya vista se estremeció Leonisa, viniéndole a la memoria el peligro en que ella se habia visto: otro dia vieron delante de sí la deseada y amada patria, renovóse la alegría en sus corazones, alborotáronse sus espíritus con el nuevo contento, que es uno de los mayores que en esta vida se pueden tener, llegar despues de luengo cautiverio salvo y sano a su patria, y al que a este se le puede igualar es el que se recibe de la victoria alcanzada de los enemigos.
Mahamut se volvió a las tiendas a contar a Ricardo lo que con Leonisa le habia pasado, y hallándole, se lo contó todo punto por punto, y cuando llegó al del sentimiento que Leonisa habia hecho cuando le dijo que era muerto, casi se le vinieron las lágrimas a los ojos: díjole cómo habia fingido el cuento del cautiverio de Cornelio por ver lo que ella sentia: advirtióle la tibieza y malicia con que Cornelio habia hablado: todo lo cual fué píctima para el afligido corazon de Ricardo, el cual dijo a Mahamut:.
—Bien tendrás que llorar, replicó el turco, si en esas contemplaciones entras, porque los que vieron habrá dos años a esta nombrada y rica isla de Chipre en su tranquilidad y sosiego, gozando sus moradores en ella de todo aquello que la felicidad humana puede conceder a los hombres, y ahora los ven, o contemplan o desterrados della, o en ella cautivos y miserables, ¿cómo podrán dejar de no dolerse de su calamidad y desventura? Pero dejemos estas cosas, pues no llevan remedio, y vengamos a las tuyas, que quiero ver si le tienen, y así te ruego por lo que debes a la buena voluntad que te he mostrado y por lo que te obliga el ser entrambos de una misma patria, y habernos criado en nuestra niñez juntos, que me digas ¿qué es la causa que te trae tan demasiadamente triste? que puesto caso que sola la del cautiverio es bastante para entristecer el corazon mas alegre del mundo, todavía imagino que de mas atras traen la corriente tus desgracias, porque los generosos ánimos como el tuyo no suelen rendirse a las comunes desdichas tanto que den muestras de estraordinarios sentimientos: y háceme creer esto, el saber yo que no eres tan pobre que te falte para dar cuanto pidieren para tu rescate, ni estás en las torres del mar Negro, como cautivo de consideracion que tarde o nunca alcanza la deseada libertad: así que no habiéndote quitado la mala suerte las esperanzas de verte libre, y con todo esto verte rendido a dar miserables muestras de tu desventura, no es mucho que imagine que tu pena procede de otra causa que de la libertad que perdiste, la cual causa te suplico me digas, ofreciéndote cuanto puedo y valgo, quizá para que yo te sirva ha traido la fortuna este rodeo de haberme hecho vestir deste hábito, que aborrezco.
—¡Oh lamentables ruinas de la desdichada Nicosia, apénas enjutas de la sangre de vuestros valerosos y mal afortunados defensores! Si como careceis de sentido, le tuviérades ahora, en esta soledad donde estamos, pudiéramos lamentar juntamente nuestras desgracias, y quizá el haber hallado compañía en ellas aliviaria nuestro tormento: esta esperanza os puede haber quedado, mal derribados torreones, que otra vez, aunque no para tan justa defensa como la en que os derribaron, os podeis ver levantados, mas yo desdichado ¿qué bien podré esperar en la miserable estrecheza en que me hallo, aunque vuelva al estado en que estaba ántes deste en que me veo? tal es mi desdicha, que en la libertad fuí sin ventura, y en el cautiverio ni la tengo ni la espero.
La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos, con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre, por la libertad, así como por la honra, se puede y debe aventurar la vida, y, por el contrario, el cautiverio es el mayor mal que puede venir a los hombres.
Vuelvan vuestras mercedes los ojos a aquella torre que allí parece, que se presupone que es una de las torres del alcázar de Zaragoza, que ahora llaman la Aljafería, y aquella dama que en aquel balcón parece, vestida a lo moro, es la sin par Melisendra, que desde allí muchas veces se ponía a mirar el camino de Francia, y, puesta la imaginación en París y en su esposo, se consolaba en su cautiverio.
Sí, dije yo, y, queriendo comenzar a decirle mi suceso, y de dónde veníamos y quién éramos, uno de los cristianos que con nosotros venían conoció al jinete que nos había hecho la pregunta, y dijo, sin dejarme a mí decir más palabra: ¡Gracias sean dadas a Dios, señores, que a tan buena parte nos ha conducido!, porque, si yo no me engaño, la tierra que pisamos es la de Vélez Málaga, si ya los años de mi cautiverio no me han quitado de la memoria el acordarme que vos, señor, que nos preguntáis quién somos, sois Pedro de Bustamante, tío mío.
A lo cual el renegado, sin aguardar que Zoraida le respondiese, le respondió: No te canses, señor, en preguntar a Zoraida, tu hija, tantas cosas, porque con una que yo te responda te satisfaré a todas, y así, quiero que sepas que ella es cristiana, y es la que ha sido la lima de nuestras cadenas y la libertad de nuestro cautiverio, ella va aquí de su voluntad, tan contenta, a lo que yo imagino, de verse en este estado, como el que sale de las tinieblas a la luz, de la muerte a la vida y de la pena a la gloria.
Lo cual visto por todos, cada uno se ofreció a querer ser el rescatado, y prometió de ir y volver con toda puntualidad, y también yo me ofrecí a lo mismo, a todo lo cual se opuso el renegado, diciendo que en ninguna manera consentiría que ninguno saliese de libertad hasta que fuesen todos juntos, porque la experiencia le había mostrado cuán mal cumplían los libres las palabras que daban en el cautiverio, porque muchas veces habían usado de aquel remedio algunos principales cautivos, rescatando a uno que fuese a Valencia, o Mallorca, con dineros para poder armar una barca y volver por los que le habían rescatado, y nunca habían vuelto, porque la libertad alcanzada y el temor de no volver a perderla les borraba de la memoria todas las obligaciones del mundo.

© Todos los derechos reservados Buscapalabra.com

Ariiba