Ejemplos con católica

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Y, sin embargo, el carácter de Águeda estaba bien concebido, y ¡cuan hermosos y trágicos efectos podía haber sacado el autor de la eterna lucha entre la pasión y la ley moral! Bien está que Agueda, católica a la española y montañesa a toda ley, cumpla su deber sin aparato ni estruendo, aunque su resolución le cause dolores mortales.
Verdaderamente, la liturgia de la Iglesia católica es muy bella, muy bella, muy sensual, a propósito para temperamentos delicadamente voluptuosos.
Unos decían que la Reina Católica había hecho desaparecer este artificio teatral que turbaba la devoción de los fieles, otros, que eran soldados enemigos del condestable los que en un día de asonada rompieron en piezas la articulada estatua.
Es la realeza católica por excelencia.
España era cada vez más católica, más pobre y más bárbara.
El padre y el hijo nos robaron la nacionalidad y disfrazados con ella, derrocharon nuestra vida en sus planes puramente personales de resucitar el cesarismo de Carlomagno y hacer la religión católica a su gusto e imagen.
Para la masa devota que cree sin discurrir, son las exterioridades las que diferencian a las religiones entre sí, y no era preciso que se achicharrase a tanta gente en las hogueras, y que media Europa fuese a la greña en la famosa guerra de los Treinta Años, y que los papas lanzasen excomunión sobre excomunión, para venir a parar a la postre en que una iglesia católica y otra evangélica sólo se diferencian en una imagen y unos cuantos cirios, pues el culto en ambas partes es igual.
El arzobispo se apodera de la voluntad de la reina, la hace cómplice de sus planes, y una noche, seguido de clérigos y obreros, derriba las puertas de la mezquita, la limpia, la purifica, y por la mañana, cuando acuden los sarracenos a dirigir sus oraciones al sol naciente, la encuentran convertida en catedral católica.
¿Qué dirían en la Juventud Católica? Un autor que había provocado delirios de entusiasmo con aquella oda dulcísima a la Virgen:.
Gracias a que era un vate aplaudido en la Juventud Católica y tenía ideas muy cristianas, que si no, a la vista de tamaña traición hubiera sido capaz de ahogar su dolor cometiendo la más atroz barrabasada, por ejemplo, dando un adiós patético a la ingrata, y arrojándose después de cabeza en aquel caldero de aceite hirviendo donde volteaban los buñuelos.
Lo aseguraba él, que era persona competente en tal materia, por ser poeta y no inédito, pues sus triunfos había alcanzado en la Juventud Católica.
Los individuos de la sociedad católica fundaron un periódico, La Era Cristiana , que, sea dicho de paso, y repitiendo las palabras del dómine, es el papel que habla más alto en favor de la cultura villaverdina.
Muéstranse merecedores de cuantas lindezas les dice el mote, prodigan en todas partes la heráldica presea, en edificios, sellos, telones, marcas de tabacos y botellas de cerveza, repiten la empresa en inscripciones castellanas y latinas, en discursos, en documentos oficiales, en periódicos,que también tiene periódicos Villaverdey hasta en los sermones sale a relucir el famoso lema, concedido a mi querida ciudad natal por la Muy Católica Majestad del Rey Don Felipe IV.
—Desde Isabel la Católica hasta de presente, no se ha dado ningún paso en pro de la unidad nacional.
En ellos se ven mezclados la mitad de unas tijeras, media cruz de Isabel la Católica, la peana de un Santo, unas hilas , el faldon de un frac, el ala de un sombrero, la muleta de un cojo que murió, el mango de un cuchillo, el mástil de una guitarra, el tacón de una bota, una caja sin fondo, tres hojas de un libro, la pasta de otro, un pedazo de entorchado de General, un zapato viudo, un guante soltero.
Pues bien, en este círculo fue donde se coló Juan Pablo, con su clerofobia y su pegadizo saber de teología y filosofía católica.
¿Pues qué cree usted, que a mí me costaría trabajo cuidar enfermos y dármelas de muy católica? Pues si a mano viene me pondré el mejor día a cuidar y limpiar y revolver los enfermos más podridos, y me vestiré una saya, y recogeré niños que no tengan padres, que de eso y de mucho más soy yo capaz ¡Vaya con la ! Ea no venga acá vendiendo mérito ¡Y ángel me soy! Pues para que lo sepa, también yo, si me da la gana de ser ángel, lo seré, y más que usted, mucho más.
Por fin, acudió la católica al Gobernador, y el Gobernador mandó que saliese Mauricia del poder de Poncio Pilatos, o sea de D.
Lo que yo te decía, chica, lo mismo fue enterarse de que estabas en las Micaelas haciéndote la católica, que se le encendió el celo, y todas las tardes pasaba por allí en su.
Porque figúrense ustedes que consigo hacer de esta samaritana una señora ejemplar y tan católica como la primera figúrenselo ustedes.
La hazaña le valió la gran cruz de Isabel la Católica.
¿Adónde va, señor don Quijote? ¿Qué demonios lleva en el pecho, que le incitan a ir contra nuestra fe católica? Advierta, mal haya yo, que aquélla es procesión de diciplinantes, y que aquella señora que llevan sobre la peana es la imagen benditísima de la Virgen sin mancilla, mire, señor, lo que hace, que por esta vez se puede decir que no es lo que sabe.
Por comisión y mandado de los señores del Consejo, he visto la Segunda parte de don Quijote de la Mancha, por Miguel de Cervantes Saavedra: no contiene cosa contra nuestra santa fe católica, ni buenas costumbres, antes, muchas de honesta recreación y apacible divertimiento, que los antiguos juzgaron convenientes a sus repúblicas, pues aun en la severa de los lacedemonios levantaron estatua a la risa, y los de Tesalia la dedicaron fiestas, como lo dice Pausanias, referido de Bosio, libro II De signis Ecclesiae, cap.
Y cuando otra cosa no tuviese sino el creer, como siempre creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y cree la Santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí y tratarme bien en sus escritos.
Los varones prudentes, las repúblicas bien concertadas, por cuatro cosas han de tomar las armas y desenvainar las espadas, y poner a riesgo sus personas, vidas y haciendas: la primera, por defender la fe católica, la segunda, por defender su vida, que es de ley natural y divina, la tercera, en defensa de su honra, de su familia y hacienda, la cuarta, en servicio de su rey, en la guerra justa, y si le quisiéremos añadir la quinta, que se puede contar por segunda, es en defensa de su patria.
Es, pues, el caso, señor prosiguió el labrador, que yo, por la misericordia de Dios, soy casado en paz y en haz de la Santa Iglesia Católica Romana, tengo dos hijos estudiantes que el menor estudia para bachiller y el mayor para licenciado, soy viudo, porque se murió mi mujer, o, por mejor decir, me la mató un mal médico, que la purgó estando preñada, y si Dios fuera servido que saliera a luz el parto, y fuera hijo, yo le pusiere a estudiar para doctor, porque no tuviera invidia a sus hermanos el bachiller y el licenciado.
No tratamos tan secretamente nuestros amores que no viniesen a noticia de mi señora, la cual, por escusar dimes y diretes, nos casó en paz y en haz de la Santa Madre Iglesia Católica Romana, de cuyo matrimonio nació una hija para rematar con mi ventura, si alguna tenía, no porque yo muriese del parto, que le tuve derecho y en sazón, sino porque desde allí a poco murió mi esposo de un cierto espanto que tuvo, que, a tener ahora lugar para contarle, yo sé que vuestra merced se admirara.
Tu carta recibí, Sancho mío de mi alma, y yo te prometo y juro como católica cristiana que no faltaron dos dedos para volverme loca de contento.
Por eso dime quién eres, que me tienes atónito, porque si eres mi escudero Sancho Panza, y te has muerto, como no te hayan llevado los diablos, y, por la misericordia de Dios, estés en el purgatorio, sufragios tiene nuestra Santa Madre la Iglesia Católica Romana bastantes a sacarte de las penas en que estás, y yo, que lo solicitaré con ella, por mi parte, con cuanto mi hacienda alcanzare, por eso, acaba de declararte y dime quién eres.
Tuve una madre cristiana y un padre discreto y cristiano, ni más ni menos, mamé la fe católica en la leche, criéme con buenas costumbres, ni en la lengua ni en ellas jamás, a mi parecer, di señales de ser morisca.

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