Ejemplos con catástrofe

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

¡Ojalá la catástrofe esperada fuese en aquel momento, y su cuerpo, arrastrado por el grandioso accidente, desapareciera en el fondo del mar, teniendo como sarcófago esta mole igual a la pirámide de un Faraón! ¡Para lo que le esperaba en la vida!.
¿La catástrofe, la quiebra, el embargo? Me lo presumía.
Émerson, Poe, son allí como los ejemplares de una fauna expulsada de su verdadero medio por el rigor de una catástrofe geológica.
Cuando estallaron bombas en las calles, el Luna fue el primer sorprendido por la catástrofe y el primero también en entrar en la cárcel, a causa de la popularidad de su nombre ¡Oh los dos años pasados en el castillo de Montjuich! En la memoria de Gabriel habían abierto un surco hondo, una herida profunda que no se cerraba, que se estremecía con el más leve recuerdo, turbando su calma, haciéndole temblar con el escalofrío del terror.
Era el recuerdo permanente que había dejado la pequeña después de aquella catástrofe que despertaba en el padre un dolor sombrío.
Por primera vez después de la espantosa catástrofe sonrió Currita, con aquella sonrisa de diablillo, señal en ella de alguna idea feliz que pasaba por su mente.
Creía ella tener que habérselas de seguida con las visitas importunas, las preguntas indiscretas, las impertinentes lástimas y las molestas compasiones que la habían asediado cuando la muerte de Velarde, catástrofe también espantosa, que sin saber explicarse el porqué parecíale en estos momentos más terrible que le pareció en aquellos primeros instantes.
Llegó a la roca más alta, la más saliente e inclinada hacia el abismo, y agarrado a la punta, rasgándose el pecho contra las asperezas de la peña, tendió los ojos fuera de las órbitas por aquella extensión inmensa, buscando una señal, un punto negro, un ligero estremecimiento en la superficie del agua ¡Nada! ¡Nada más que aquellas olas tan azules y tan bellas a pesar de catástrofe tan horrenda, aquel cielo tan puro y tan radiante a pesar de horror tan profundo!.
lo había dicho el mismo día de la catástrofe.
El terror había enmudecido a todos, dejándolos inmóviles, sin osar rebullirse por miedo de apresurar la catástrofe, el hombre del seguía roncando.
El respetable Butrón se daba a todos los demonios temiendo una catástrofe, y aplicaba el oído en vez del ojo al agujero, a ver si podía pescar alguna palabrilla suelta que indicase el rumbo que tomaba la tormenta.
Horacio no se equivocó, en efecto: Jacobo comenzó inter pocula sus confidencias, hablando lentamente, muy bajo, a retazos, como un hombre agobiado de pena que destila gota a gota por los labios la amargura que inunda su alma Abrumábale el peso de un remordimiento, de una espantosa catástrofe de que había sido él causa involuntaria, obligándole a huir de Constantinopla con el corazón hecho pedazos y la conciencia salpicada de sangre.
El general Pastor oíalo todo complacidísimo, viendo en aquella catástrofe los primeros truenos de la terrible tempestad que comenzaba a desencadenarse en España.
Quedóse Jacobo estupefacto al oír tales noticias, y cogiendo a Diógenes por un brazo, exclamó muy inmutado, como si aquella inesperada catástrofe política tuviera para él gran importancia:.
Acudieron los tres chicos y las dos criadas, demudados todos, presintiendo, al oír los gritos de su madre, después de la entrada del cura, alguna espantosa catástrofe.
El buen señor había leído en los periódicos la terrible catástrofe, y corrió desolado a casa de la infeliz madre para prepararla poco a poco, antes que algún indiscreto le diera la noticia de un golpe.
Además, ella no pedía ninguna catástrofe, ningún duelo a muerte, contentábase con un poco de ruido, un duelo de mojiganga como tantos otros: cruzar un par de tiros e irse después a almorzar en Fornos Ella se encargaba del almuerzo y haría poner, desde luego, , que era, en sus días de broma, el plato favorito del buen Juanito Velarde.
El único que le hablaba era el tío , el pastor loco, que le reconocía con sus ojos sin luz, como si oliese en torno de Batiste el ambiente de la catástrofe.
Según se amortiguaba el recuerdo de aquella desgracia, la gente parecía arrepentirse de su impulso de ternura, y se acordaba otra vez de la catástrofe del tío y la llegada de los intrusos.
¿Cómo había de haber manchado mi mente limpia, a los quince años, con impurezas y delitos? Harto perturbada estaba ya mi mente con la vergonzosa catástrofe de Madrid antes de refugiarnos en este lugar.
Los dueños, de pie en la entrada de sus establecimientos, volvían la espalda a y fruncían el ceño, como si les doliese presenciar aquella catástrofe.
El joven recordaba confusamente las grandezas que había oído de boca de don Eugenio: los recuerdos gloriosos del arte de la seda, los brillantes trabajos de los que cincuenta años antes hacían danzar las lanzaderas allí mismo, del amanecer hasta la noche, y sentía cierta pena, un malestar extraño, como si se encontrara ante las ruinas de una ciudad muerta y todavía vibrasen en el espacio los últimos estallidos de la catástrofe.
Solís leía con avidez cierto periódico conservador, el primero que saltó a la palestra después de la catástrofe imperial.
Había vuelto a la docilidad de los tiempos que se podrían llamar o que precedieron a la catástrofe de su casamiento.
, que como es mi hermana, no le deseo esta catástrofe.
La catástrofe tuvo lugar a la noche siguiente, pues habiéndose permitido Rubín algunas reticencias desfavorables a la reputación de la Virgen María, saltó Pedernero de su asiento, trémulo y descompuesto, en estado de horrible agitación, y lanzó a su contrario anatema tan furibundo que los amigos tuvieron que sujetarles.
Y no se hacía ya ilusiones el bueno de Olmedo acerca de la catástrofe próxima.
La indignación que sintió Maximiliano al oír este concepto fue tan viva, que de manifestarse en hechos habría ocurrido una catástrofe.
En él sucedía algo que le causó un asombro casi mayor que el de la catástrofe de su abuelo.
Julián estaba con el alma en un hilo, temiendo que de semejante aproximación resultase alguna catástrofe.

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