Ejemplos con castañar

Muchas veces la mejor manera de entender el significado de una palabra, es leer textos donde aparece dicha palabra. Por ese motivo te ofrecemos innumerables ejemplos extraidos de textos españoles seleccionados.

Íñigo López de Mendoza y Zúñiga, cardenal español, hijo de Conde de Miranda del Castañar.
Las Cuevas de Castañar combinan una gran belleza natural con una relativa fragilidad, lo que ha desaconsejado acondicionarlas para abrirlas al gran público.
El olivar se constituye en principal motor económico de Castañar de Ibor.
Tras la Guerra Civil Española, las sierras de Castañar fueron testigos de la actividad guerrillera del maquis.
Aunque los orígenes del pueblo no están bien documentados, existen en el municipio restos megalíticos, como el dolmen de El Gambete o Los Tres Mojones, que separa los términos municipales de Castañar de Ibor, Bohonal de Ibor y Peraleda de San Román.
Castañar de Ibor es un municipio de la provincia de Cáceres, comunidad autónoma de Extremadura, en España.
Tras su pertenencia a las casas de Lara, Haro, Zúñiga, a mediados del siglo XV se integró en el señorío de los Condes de Miranda del Castañar, al que que perteneció hasta el siglo XIX.
Fue, con la XVII marquesa de Miranda del Castañar, Maria Francisca de Sales Palafox Portocarrero y Kirkpatrick, al casar con Jacobo Luis Fitz-James Stuart, XV Duque de Alba de Tormes , con la que el marquesado se integra en los títulos de la Casa de Alba, donde ha permanecido hasta la fecha.
El título se fue trasmitiendo por linea de varón, hasta que, Maria de Zúñiga Avellanedo y Bazán, VI Marquesa de Miranda del Castañar, casó con su tio carnal Juan López de Zúñiga Avellanedo y Bazán, I Duque de Peñaranda de Duero, pasando a ser uno más de los títulos del Ducado de la Casa de Peñaranda.
Su nombre se refiere al municipio castellano-leonés de Miranda del Castañar.
Debido a los matrimonios endogámicos entre la nobleza las familias nobles, los Zúñiga estaban emparentados con los Vizcondes de Monterrey, luego Condes de Monterrey, con los Condes de Miranda del Castañar y con los Duques de Peñaranda.
Como curiosidad, hay una anécdota que dice que hace muchos años, cuando se estaban llevando al Cristo en procesión desde Castañar a La Avellaneda para hacer la romería, el señor cura en ese momento decidió llevar al Cristo por otras calles distintas a las que usaban todos los años.
Hay otro evento religioso en el que se saca la imagen del Cristo de La Avellaneda a las calles, pero esta vez a las de Castañar de Ibor.
Más cercanía desde Castañar de Ibor que desde La Avellaneda a Guadalupe, ciudad que cada vez influía más.
Confluencia del Viejas con el Ibor mucho más próxima a Castañar de Ibor que a La Avellaneda y que cuenta con mejores suelos y posibilidades tales como pesca, vegas, etc.
La Hoya - Navacarros - Palomares de Béjar - Candelario - Béjar - La Calzada de Béjar - Valdehijaderos - Horcajo de Montemayor - Corrales de Soto - Sotoserrano - Cepeda - Miranda del Castañar - Mogorraz - Monforte de la Sierra - La Alberca - Peña de Francia - Monsagro - Serradilla del Arroyo - Guadaperro - Ciudad Rodrigo - Gallegos de Argañán - La Alameda de Gardón - Castillejo de las Casas - Aldea del Obispo.
La Casa de Zúñiga recibió dos Grandezas, una para la del duque de Béjar y Plasencia, la otra para la del Conde de Miranda del Castañar, subrogada después en la del duque de Peñaranda de Duero.
de su primogénito Pedro: la rama de los duques de Béjar y Plasencia, diversificada en las ramas de los condes de Miranda del Castañar, duques de Peñaranda de Duero, marqueses de La Bañeza, marqueses de Benavente, así como de las ramas de los duques de Arión, de los marqueses de Ayamonte, Mirabel, Aguilafuente, Villamanrique, Gibraleón, Valero, Alenquer, Víllora.
conde de Miranda del Castañar, condestable de Castilla, y de Aldonza de Avellaneda:.
Destacan las fincas de El Campillo frecuentada por Enrique IV de Castilla , de El Dehesón y de El Castañar, además de los atractivos naturales que ofrecen las formaciones montañosas de Abantos, Las Machotas y la Cuerda de Cuelgamuros, así como el valle alto del río Aulencia.
Por la mañana había ido con Rafael a un castañar en busca de hoja para lecho del ganado, después había estado en el molino limpiando centeno, así que comió tuvo que ir a la Formiga, lugar bastante alto de la misma parroquia, por un celemín de maíz para molerlo.
Estaba asentada sobre un descanso que hacía la falda de la montaña: detrás tenía por escolta un vasto y hermoso castañar en declive.
Al escuchar su voz, volvió a sentir el joven cortesano el mismo estremecimiento amoroso que le había acometido algunos minutos antes en el castañar.
Dentro del castañar la sombra era espesa.
En una de aquellas montañas se ven ahora unas treinta casas reunidas en torno de una iglesia, pero entonces rara vez se veían cuatro juntas, una blanqueaba vagamente en la espesura de un castañar, otra en un rebollar, otra en la linde, de una sebe, otra en la cumbre de un cerro, otra a la orilla de un torrente, que se despeñaba por una cañada corriendo a ver pasar el río, como niño indómito que corre a ver pasar al viajero, por más que su madre diga desde la ventana: «¡Se va a estrellar! ¡Se va a estrellar! ¡Ese enemigo malo me ha de quitar la vida!» Por supuesto, cada casería tenía en sus inmediaciones una llosa de seis a diez fanegas de sembradura, cuidadosamente cercada de seto, cárcava o pared seca.
El altercado de mi padre y Juan sobre si éste se había de esconder o había de saltar por la ventana de la cocina, que daba a un espeso bosquecillo de frutales que se prolongaba hasta el castañar, cesó de repente como ya inútil, y Juan corrió hacia el carrejo o corredor interior, adonde daban la puerta de la cocina, la de la escalera, la del cuarto de mis padres y la del en que dormíamos mi hermano y yo.
Y cuando al abandonar las heredades al toque de la oración se detenía en una colinita a contemplar los últimos resplandores del sol, que irradiaban sobre las montañas del ocaso, y a escuchar los últimos rumores del valle, cuya vida se concentraba en los hogares para descansar en el santo regazo de la familia, cuando después de este momento de contemplación se dirigía a la fuente del castañar, hacia donde había visto a Carmen dirigirse, y allí encontraba a Carmen y con ella volvía lentamente caminando y hablando los dos bajito, para que sólo Dios escuchara sus castas palabras y penetrara sus celestes sueños de amor y felicidad, entonces, ¡qué necesidad tenía su corazón de ajustar sus palpitaciones y su alma de ajustar sus amores al patrón académico que han esparcido por el mundo los poetas universitarios!.
Lejos yo de ayudar a la matanza del cerdo, corno hacían otros chicos de mi edad, bien sujetando las patas del animal en el acto de degollarle tendido sobre un banco, o revolviendo con un palo la sangre que cala humeante a la caldera, huía de casa al castañar inmediato, y allí me tapaba los oídos con ambas manos para no oír los dolorosos quejidos de la víctima.
Nuestra casa era la que más inminente riesgo corría, pues era la que más cerca tenía a los cristinos, y mientras mi hermano y yo sacábamos de la cuadra los bueyes y las vacas para huir con ellos por una sombría estrada a un espeso castañar que se extendía a la falda de una de las montañas que dominaban la casa, mis padres escondían en ésta lo mejor que en ella quedaba.
En el contiguo castañar algunos grupos merendaban, resaltando las blancas servilletas como manchas de nieve entre la verde hierba deslumbrante de la campiña húmeda.

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